La Virgen, ya sin sombrero, permanece parada delante de la puerta de la casa de Martín Rey entonces domicilio de la familia Sarmiento Rivas. Como siempre, gran número de personas rodean el paso y miran con asombro hacia la cámara del fotógrafo, esperando el disparo del flash. Tras el paso va la manguilla parroquial, al que acompañaba hasta este punto del recorrido.
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