sábado, 12 de febrero de 2011

Arquitecturas efímeras en las fiestas de la Divina Pastora (I)

El Arco de Carmelita Blázquez

Con el presente artículo comenzamos un recorrido por uno de los elementos más característicos y peculiares de las fiestas patoreñas a lo largo de los siglos XIX y XX, como son los monumentales arcos triunfales ubicados en las principales calles del pueblo. El paso de la procesión del 8 de septiembre por estos arcos producía los momentos más pintorescos y genuinos de la noche, a parte del momento único e irrepetible de Martín Rey, que da señas de identidad no sólo a la hermandad sino también al pueblo.

Estas arquitecturas efímeras tienen sus orígenes en la antigüedad más remota, siendo la civilización romana la que más lo desarrolló, engalanando la ciudad con este tipo de montajes para conmemorar la vuelta triunfal de los ejércitos del emperador tras ganar una batalla. El cristianismo adoptó la fórmula de la gran portada para las entradas y los ábsides de los grandes templos. Acercándonos a nuestra tierra, en Sevilla, en el siglo XVI, influida por la moda renacentista italiana, hay constancia documental de la colocación de arcos triunfales para la visita de reyes a la ciudad, manteniéndose un pequeño exponente aún en nuestros días en la fiesta del Corpus Christi y en la Feria de Abril.

El 8 de Septiembre de 1983, la Virgen llegó hasta el arco
cumpliéndose el deseo de Carmelita Blazquez.
Los primeros datos que se conservan en el Archivo de la Hermandad sobre la colocación de los arcos, datan del año 1863, donde en una antigua convocatoria de cultos se señala que la estación será decorada con cuatro arcos de triunfo iluminados con novedad y profusión durante las primeras horas de la noche para alumbrar la carrera de los fieles a la salida de la novena. El entusiasta capuchino fray Juan Bautista de Ardales, impresionado al participar en las fiestas pastoreñas de 1927, dejó escrita su experiencia de las mismas haciendo una alusión también a los arcos triunfales: y la procesión de la noche con la imagen, entre arcos de flores y luces y el clamoreo del fervor del pueblo, es algo tan emotivo y fantástico, que se recuerda como un sueño o visión. También la prensa de todo el siglo XX hace mención del tema en cuestión, que por la gran cantidad de referencias nos es imposible citar. Arcos de madera, unas veces pintados de color blanco y con decoración dorada, cartelas con la leyenda Viva la Pastora Divina, escudos con el anagrama de María con el sombrero y el cayado; y otras veces forrados con papeles de seda picados de colores blanco y verde, debido a la relación influyente de algunas señoras de la hermandad con el padre de la patria andaluza y notario de este pueblo, Blas Infante Pérez. Siempre con luces para iluminar la noche, al principio con luces de gas y más tarde con luz eléctrica. Este tipo de arco de madera se estuvo colocando en nuestras fiestas hasta mediados de la década de los 80, siendo el último el de la calle San Bartolomé, esquina del Llano. En 1992, se recuperaron felizmente los arcos forrados de papelillos que en la actualidad lucen en las esquinas de Martín Rey, Miguel de Cervantes, Virgen de Fátima, Juan Carlos I y Nuestra Señora del Consuelo.

En 1972, esta costumbre se vio incrementada con la colocación del arco que nos ocupa y que introdujo una novedad formal en le montaje, atípica en nuestro pueblo y que ha servido recientemente de modelo para el monumento conmemorativo del III centenario de la advocación pastoreña. Se trata del arco de la calle San Bartolomé y la esquina de Malara, cuya colocación, diferente de los demás, utilizaba una estructura tubular interior, revestida después con maderas decoradas simulando dos giraldas unidas por un arco en cuya parte superior aparecía un puente de la Plaza de España de Sevilla. Introduce también este montaje otro elemento característico de los arcos de la antigüedad romana y es el de una leyenda dedicatoria a quien se consagra el arco: Dedicado por sus hijos este artístico y majestuoso arco en
La última vez que se colocó el arco fue para la Romería de 1985.
honor de la Madre de Dios la Santísima Virgen Nuestra Madre y Señora, Divina Pastora de las almas, que está en el cielo en cuerpo y alma, sin pecado concebida, Reina de cielo y tierra, Divina Pastora de Cantillana
. Su colocación se debió a Carmen Blázquez Reina, la incansable Carmelita, que durante los últimos años de su vida no tuvo otra obsesión más que el montaje del arco y un fin a conseguir: el ver a la Divina Pastora en su paso cruzándolo. Muchos fueron los sufrimientos de Carmelita para con el arco: los pagos, que a base de rifas (conocidas por todos por venderlas a cualquier hora del día), el trajín con los operarios de la empresa Ferrovial para que cumpliesen con el calendario establecido por ella, con los electricistas (llegando incluso la misma Carmelita a traer los reflectores en el autobús de línea para que estuviesen en la fecha prevista).

Una vez colocado el arco, que causó la admiración y el elogio del pueblo entero y el de los foráneos que venían a las fiestas o que pasaban por la carretera, y que ella recogía en un cuaderno para que no se le olvidase quién se lo había dicho, opta por solicitar a la mayordoma que la procesión de la Virgen prolongase su recorrido para llegar hasta el arco. La negativa de la junta perduró diez años consecutivos, durante los cuales Carmelita no desistió. Llegó incluso a hablar personalmente con el arzobispo de Sevilla, que se encontraba en Villaverde del Río, exponiéndole el tema, a lo que don Carlos le responde que por su parte no había ningún tipo de problema. Ante la evidencia de las cosas, muchas veces hay que rendirse, por lo que la hermandad, celebrando en 1983 la visita del señor arzobispo a la procesión y como reconocimiento a la labor de esta señora, accede al ruego y la procesión llegó a pasar por el arco, cumpliéndose por fin el sueño tan anhelado por carmelita.

Pero no fue sólo ese año el único que la Divina Pastora pasó por el arco de las Giraldas. En 1985 se coloca el arco para la romería, que ese año revistió carácter especial con motivo del XXV aniversario de la bendición del santuario, volviendo a pasar la Virgen tanto en el camino de ida como en el de vuelta, siendo la última vez que se colocó. Muchos hemos vuelto a recordar su laborioso montaje el pasado año de 2003, cuando en la plaza del Llano se colocaba el monumento efímero del III Centenario pastoreño. Fue el arco de Carmelita, su tesón y entrega, lo que tuvieron presente los organizadores del evento cuando idearon una construcción así para conmemorar tan gran efeméride. Y en algunos contratiempos siempre tuvieron en mente a Carmelita, que durante tantos años, ella sola, promovió y costeó un montaje similar. Que estas líneas sirvan de reconocimiento y agradecimiento a una gran pastoreña que engrandeció las fiestas de la Divina Pastora.

Francisco Manuel Durán Gallardo

2 comentarios:

Pastoreño me confieso dijo...

Gran articulo reconociendo el trabajo desinteresado de esta gran pastoreña que tanto luchaba paraque el arco se montase. Seguid así, que gracias a ustedes, estamos conociendo muchas cosas sobre nuestra Historia.
VIVA LA PASTORA DIVINA

Anónimo dijo...

Felicidades Francisco por ser un pastoreño de bandera!