miércoles, 7 de noviembre de 2012

Pastoreño de Corazón (III)


  
 Natividad Rimada Lozano

 Al leer la nueva sección que este blog crea, coincidiendo con la Novena de Animas de nuestra titular,  y haciendo una breve pausa en los quehaceres cotidianos,  se me han hecho presentes  tantas y tantos “pastoreños de corazón”,  que mi memoria se ha inundado de recuerdos en torno a ellos y a Ella, nuestra Divina Pastora.  Se suceden  momentos recientes y otros no tanto, pero es un devenir de vivencias  ligadas a nuestra devoción y que han conformado de una u otra forma nuestra identidad.
   En estas breves líneas, yo quiero plasmar el pastoreñismo que acompañó durante toda la vida  a Natividad Rimada Lozano. La gran mayoría de los seguidores de este blog no sabrán de ella, porque nos dejó  hace muchos años. Se fue un 10 de agosto de 1976, de  su casa de la calle Real,  con una foto de la Pastora Divina entre sus manos,  la que fue norte y guía suya durante toda la vida,  y así supo transmitírselo a sus descendientes.  

    Padeció a no muy avanzada edad una enfermedad neurológica o demencia (en aquellos tiempos se decía que se le había ido la cabeza), que le hizo perder toda noción de cuanto sucedía a su alrededor, así como su identidad y la de sus familiares, pero nunca llegó ni tan siquiera a dudar de la devoción a su Divina Pastora. Cuando se le preguntaba: ¿tú qué eres?, ella siempre respondía: soy pastoreña hasta el “gueso” (expresión que quería decir hasta lo más profundo del ser), y a continuación cogía la medalla que siempre llevaba colgada y la besaba incesantemente. 

    En su juventud formó parte, como tantas pastoreñas lo han hecho, del coro de coplas de la novena, y nunca olvidó la que ella cantaba como solista; así de vez en cuando entonaba las primeras estrofas de la que decía era su copla: “por aquel risco elevado, donde está mi amada Pastora……”.
  Como anécdota, en una ocasión le tocó un pequeño premio en la lotería. Cuando regresó a su casa después de haberla cobrado, y tras preguntarle su marido (que pertenecía a otra hermandad) por el importe, le dijo que había donado el dinero para una oveja del risco.

Su recuerdo, como el de tantos pastoreños y pastoreñas, que queda muy lejano en el tiempo, perdura en la memoria de cuantos la conocimos, y materialmente también en el cayado de oro que cada 8 de Septiembre, desde aquel inolvidable 2003, lleva nuestra Pastora en su mano. Pues así lo quiso su hijo Hermenegildo donando en su memoria una joya familiar que ella le asignó cuando él nació.
Gracias a los administradores de este blog por permitirnos compartir nuestras vivencias,  porque la historia de esta que es nuestra hermandad, está llena de pequeñas anécdotas y de grandes personas que aún en el anonimato institucional, han vivido para y por Ella. Confiamos en que por aquel Risco Elevado, habiendo sido conducidos en los hombros del Buen Pastor, gocen de la presencia eterna de la Divina Pastora de las Almas. Descansen en paz.

N. R. S. S.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

bonito artículo, no tube la oportunidad de conocer a esta pastoreña que dejó parte de su ser es su descendencia pastoreña. Es el caso de su hijo Manolo q.e.p.d, otro pastoreño de corazón que también merecería un buen artículo, o su hijo hermenegildo, o sus nietos y nietas que forman parte de dos familias muy pastoreñas. Enhorabuena a toda la familia de esta Natividad porque ella estará disfrutando desde el cielo viendo a todos sus nietos y nietas junto a la Pastora. Enhora buena al blog por esta sección de artículos.

Anónimo dijo...

una pastoreña a que aun recuerdo con cariño!!

Anónimo dijo...

una buena iniciativa, no podemos olvidar a tantos pastoreños que desde el anonimato han engradecido su hermandad.