domingo, 22 de enero de 2012

Iconografía de la Pastora de Cantillana: Óleo de Sánchez palma

De la mano del gran artista cantillanero -no valorado lo suficiente- Antonio Sánchez Palma nos llega esta obra. Se trata de una pieza fechable en la década de 1910, conservada en el domicilio de la familia Palomo Reina, descendientes directos del artista, algo extraña por la rareza de su técnica: óleo sobre papel fotográfico, pero muy usual a principios del siglo pasado (de la que se conservan muy pocas muestras por estar elaborados con materiales tan perecederos).


Ahí radica el valor artístico, en la exclusividad de su tratamiento y del pincel que la tocó, el costumbrista Sánchez Palma (1870- 1925). Nacido y fallecido en su pueblo, aunque viajero incansable, exportador de su arte por Sevilla, Toledo, Asturias, Cádiz, Madrid y una larga lista que termina en su casa de la calle Carnicería, donde situó su estudio de pintura y fotografía, pues fue un gran aficionado del género de la instantánea, a la que parece evocar la frescura de su pincelada y su expresivo toque de color heredado de sus grandes maestros como el sevillano Villegas.

No sabemos si se debe a él mismo la fotografía bícroma que sirve de base a la obra, en la que aparece la imagen tocada y con sombrero cuajado de simbólicas uvas y espigas, como el ramo de su mano. Luce el aderezo de diamantes del siglo XVIII (casi inherente a la iconografía cantillanera). Le acompaña, aparte del Cordero Divino de su derecha, la ovejita de la pata levantada, lamentablemente desaparecida, que completaba genialmente el esquema triangular de la Pastora cantillanera.

Por último, sus muchos estudios de paisaje se deducen en la maestría con que recrea un ambiente campestre que envuelve y se funde con los mismos colores que otorga a la peregrina imagen.

Antonio López Hernández

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