En un valle de verde esmeralda
que esmaltara la mano divina,
en las faldas de verdes colinas
fuente pura se mira al brotar.
Cristalino raudal atesora
de virtudes y gracia infinita
pues en ellas, Pastora bendita,
te quisiste al mundo mostrar.
En aquel Risco elevado
está mi amada Pastora,
muy más linda que la aurora
demostrándonos su amor.
En aquel trono de gloria,
en ese jardín de amor,
acogednos, Madre mía,
y dadnos tu bendición.
Romanza anónima del siglo XIX
No hay comentarios:
Publicar un comentario