Se trata de una obra localizada en el domicilio en que residió Pastora Burgos Zayas La Belena (q.e.p.d.) y que actualmente pertenece a fray Miguel de Cantillana, conocido capuchino y singular benefactor de esta hermandad.
Es una pieza muy especial, no tanto por su autor, que es el continuador contemporáneo del afamado ceramista y pintor Enrique Orce, encargado de elaborar sobresalientes trabajos para la Plaza de España, como por su composición. Fue encargada por fray Miguel en la década de los 80 con idea de representar a la Divina Pastora con los ángeles y el paisaje que se encuentra en la hornacina del retablo donde hoy recibe culto la Virgen del Pilar. Esta curiosa ocurrencia proviene de la teoría, más popular que científica, que localiza a la Divina Pastora en este retablito durante el siglo XVIII.
Desde aquí, ni asentimos ni desmentimos tal idea, aunque pienso personalmente que la relación que guarda la imagen de la Pastora con este retablo es casual, que en él se veneró durante algunos meses posteriores a la guerra civil, que en él se encontraba la imagen de san Miguel que utilizó la hermandad tras la pérdida de la antigua.
Realmente histórica o no, la recreación de una escena con la imagen de la Divina Pastora bajo una corona de querubines dieciochescos es verdaderamente atrevida y singular. Por esa especial versión en la representación de la Divina Pastora de Cantillana, traemos a comentar esta obra.
Para la elaboración de la pieza, fray Miguel aportó una fotografía en color de la Divina Pastora, muy difundida en estampas y postales, fechada en 1977. Está realizada durante el triduo de mayo en el interior del camarín.
Antonio López Hernández
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario