martes, 15 de febrero de 2011

En 1950


En esta fotografía de 1950 observamos un bellísimo perfil de la Divina Pastora en su camarín que como indicamos fue costeado a expensas de la hermandad para engrandecer el culto que desde el siglo XVIII se le tributa en Cantillana a la Virgen bajo está advocación. Podemos observar las pinturas murales tras la intervención de José María Labrador en 1937, una vez terminada la guerra civil en que se vieron afectadas las originales de López Cabrera.
Desconocemos la ocasión en que fue realizada la fotografía, pero en ella vemos a la Pastora con las joyas dieciochescas reservadas para los días grandes y con el baculo de plata sobredorada también del siglo XVIII la que se le añadió el remate curvo en los comienzos del siglo XX y que por aquellos años de la mitad de esta centuria era igualmente el que utilizaba para sus salidas procesiones y novena. Curiosamente se aprecia como entre las estrellas de la diadema se sitúan las pequeñas bombillas con las cuales, como era costumbre, se iluminaba la Virgen hasta la década de 1970.
En 1950, la Hermandad empieza a vivir una época de gran esplendor materializada en la ejecución del frontal de plata, la fundación de la popular romería, la adquirió y colocación del actual retablo procedente del extinto convento de San Francisco, la construcción de las sacristías del camarín de la Virgen o la construcción del Santuario en la aldea de los Pajares. Precisamente ese año de 1950, la Hermandad de la Divina Pastora junto a otras hermandades sevillanas formula el voto de juramento de la Realeza universal de Nuestra Señora, en la Iglesia de San Martin de Sevilla. Dicho voto lo renovamos anualmente todos los hermanos en la Función principal de Instituto, cada 8 de Septiembre.

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