La relación del cronista
de la devoción pastoreña, recientemente fallecido, con la Divina Pastora de
Cantillana y nuestro blog.
Sirvan estas líneas de homenaje
póstumo a un gran sevillano que llevó siempre a gala, por encima de todas las
cosas, el ser pastoreño.
Fue un apasionado del mundo de la Semana Santa,
especialmente de las hermandades de gloria, cuales consiguió con gran tesón ponerlas en valor. Foto: Arte Sacro |
Gran parte de la Sevilla cofrade,
pero muy especialmente la gran familia pastoreña de toda Andalucía, ha llorado
su perdida y puesto de manifiesto en estos días su gran aportación y su labor
investigadora al servicio de ese patrimonio espiritual, artístico y antropológico
que son las hermandades, cofradías y otras muestras de la religiosidad popular,
especialmente en todo lo relacionado con la genuinamente sevillana y andaluza
devoción de la Divina Pastora de las almas.
Su relación con Cantillana, con
nuestra hermandad y con todo lo que ha girado en relación a la Pastora
cantillanera, fue fecunda y apasionada, aquí encontró Juan ese esplendor
pastoreño que en otros lugares se había perdido y que él, continuamente,
intentaba sacar a la luz escudriñando en los antiguos legajos de las
hermandades y conventos capuchinos, como una llamada de atención para que la
advocación pastoreña recuperara el vigor y la repercusión que tuvo en otras
épocas.
De la Pastora de Cantillana decía
Martínez Alcalde, mil y una veces, que era “la
Macarena de las pastoras", definiendo de esta forma tan peculiar el auge
ininterrumpido, respaldo popular y vanguardia estética y devocional de su
hermandad y sus fiestas, especialmente durante todo el siglo XX y primera
década del siglo actual.
Sus anales de la Divina Pastora, son una de las más ambiciosas obras de
investigación y recopilación que estaba llevando a cabo, y que por desgracia no
ha podido ver publicada en vida. En esta obra, en la que el que suscribe tuvo
la suerte de colaborar, sobre todo en lo referente a una inmensa cantidad de
datos históricos y acontecimientos relacionados con la Divina Pastora de
Cantillana, le otorgó un enorme protagonismo. Junto a la Orden Capuchina y a la
Primitiva Hermandad de la Divina Pastora de Santa Marina, la devoción por
excelencia de Cantillana ocupa en estos inéditos anales el tercer puesto en
extensión y magnitud de datos.
Aún recuerdo con nostalgia las
horas ante el ordenador de su casa de la calle Santillana (en tiempos se llamó
Cantillana, casualidades de la vida…) una casona como él, antigua y llena de
solera, desaliñada y umbría, pero
auténtica y sin falsos añadidos…
Era Juan, de esas personas que
amaba las cosas en el mismo grado que las conocía, que es el fundamento del
amor verdadero; apasionado en todo lo que hacía, infatigable en el objetivo
marcado… que siempre quería aportar un dato más, una referencia más, una
explicación más, con descripciones lo más minuciosamente posibles, de esas que
tanto gustaba en sus escritos, y que hacían las delicias de sus lectores. Tenía
la capacidad de introducirnos en el momento histórico o acontecimientos
concretos descritos, reviviéndolo como si se estuviésemos presentes en el
momento, gracias también a la enorme utilización de adjetivos calificativos que
barroquizaban sus textos.
Era, de esas personas de las que
siempre se aprenden cosas nuevas, porque en su espíritu estaba también el
enriquecerse constantemente; de esas personas con las que da gusto trabajar y
embaucarse en cualquier empresa, porque al final y pese a la falta de otros
recursos, el resultado era siempre reconfortante y digno de elogios.
Era, cualidad muy propia de las
personas inteligentes, un gran optimista, nunca decaía su ánimo ante los
contratiempos y las zancadillas, que ya se encargaban de ponerle aquellos que
sólo ven en las cosas un interés personal y hacen de la envidia un triste modus vivendi.
Lo recuerdo también cuando tuve la suerte de compartir
con él la comisaría de la exposición que se celebró en Sevilla, en la Casa de
la Provincia de la plaza del Triunfo, con motivo del III centenario de la
Divina Pastora, en la que, sin ningún recurso económico, se consiguieron reunir
interesantes piezas artísticas y devocionales de la advocación. Si un plan se
torcía, inmediatamente me llamaba con un plan B, improvisado sobre la marcha,
que mejoraba incluso la idea primera. Destacar, como anécdota, que cuando había
que dirigirse a algún organismo o personalidad para recabar su colaboración en
la muestra, siempre me animaba a que fuera yo quien me comunicara y expresara
los motivos de la solicitud, diciéndome sin complejos que a él no lo iban a
entender y podían negar la colaboración, en alusión a esa pequeña y
característica minusvalía suya, nada en comparación con la gran valía de su
persona y obra.
Martínez Alcalde realizó una impagable labor investigadora,
siendo el principal artífice del resurgimiento de las hermandades de gloria de Sevilla. Foto: Sevilla TV |
Sobre la Pastora de Cantillana publicó varios textos y
reseñas, algunos de gran interés. En este sentido lo anime en 2001 a
colaborar con la revista Cantillana y su Pastora, a lo que
accedió ilusionadamente con dos artículos: uno sobre el Risco de la DivinaPastora, y el otro con una propuesta a la hermandad de Cantillana para
constituir aquí un museo de la Divina Pastora, siguiendo el modelo del
desaparecido museo del padre capuchino Juan de Árdales. Grande y ambicioso
proyecto que, como tantos otros, quedó paralizado a espera de tiempos y aires
mejores.
Como colaborador de la revista Miriam de los Carmelitas descalzos, también allí publicó en algunas
ocasiones artículos sobre nuestra hermandad, imagen y fiestas, como aquel
artículo del año 1977 titulado “La Divina
Pastora de Cantillana” En el que hacía un repaso por la historia y narraba
con su peculiar y ampuloso estilo, nuestras fiestas mayores.
Un proyecto que le ilusionó sobremanera y en el que
colaboró desde su inicio, fue la Confraternidad de Hermandades de la Divina
Pastora, que promovieron en el 2000, en vísperas del III centenario de la
advocación, las hermandad de Capuchinos de Sevilla y la de Cantillana y a la
que inmediatamente se agregaron la mayoría de las hermandades pastoreñas de la
Archidiócesis de Sevilla y de otras diócesis andaluzas. Durante los años en los
que este proyecto ambicioso de unión de la familia pastoreña estuvo vigente y
formalizándose, Martínez Alcalde participó en todos los encuentros anuales y era
el privilegiado cronista de los actos y cultos que se desarrollaban en los mismos.
Gran disgusto causo a nuestro amigo Juan la paralización
que en 2010 sufrió la Confraternidad, fecha a partir de la cual ha llegado
prácticamente a disolverse. Esos últimos años, antes de su enfermedad, nos
trasmitía la tristeza que le causaba el detrimento que la devoción
pastoreña estaba viviendo en diferentes
ámbitos.
A esa pena de este entusiasta, por excelencia, de la
Divina Pastora, se le unió la terrible enfermedad que ha acabado con su vida y
con su tan necesaria aportación a la causa.
No obstante nos queda su obra, su importante legado y su
valía como persona. Su temprana muerte ha puesto de manifiesto su grandeza,
cuando unánimemente y de distintos ámbitos,
tantos lo han ensalzado. Quiero elogiar desde aquí esos gestos, como el
del Ayuntamiento de Sevilla, del Consejo de Hermandades y Cofradías, de las
hermandades de Gloria y muy especialmente de la Primitiva Hermandad de la
Divina Pastora y Santa Marina, su hermandad, que le ha tributado los honores
fúnebres que requería un pastoreño de esta categoría.
En Cantillana no podíamos ser menos, los pastoreños hemos
recordado estos días y elogiado la persona y el legado de Martínez Alcalde,
especialmente los que tuvimos la suerte de conocerlo de forma cercana. Cuando
desde el blog Yo soy Pastoreño me han
propuesto que escribiese unas líneas para rendirle homenaje, por supuesto que
he tenido que acceder, por justicia y por deseo propio, por quienes me hacían
la invitación y por quien se trataba de ensalzar.
Él, que en los dos primeros años colaboró con este blog
enviando información varias veces y que, como todos nosotros y como su cabecera
proclama, no tenía mayor credencial que la de afirmar: “¡Yo soy pastoreño!”, merece como nadie nuestro reconocimiento y
panegírico.
Que goce eternamente de la presencia de Dios y la Divina Pastora,
esta fiel, devota y humildísima oveja suya, que tanto ha hecho por difundir sus
glorias y con la que tan en deuda quedará siempre la familia pastoreña.
Descanse en paz su mejor cronista, el amigo Juan Martínez Alcalde. AMÉN
Luis Manuel López Hernández
8 comentarios:
Descase en Paz
Emocionantes palabras y gran reconocimiento a este pastoreño, el cronista de la Pastora como bien lo habeis llamado. Que descanse en paz.
Juan,al que por suerte tuve la ocasión de conocer,siempre lo consideré un hombre muy ineresante, esas personas grandes, que aportan a tu vida su cultura, inteligencia, conocimiento, fidelidad, sensibilidad, honradez, perseverancia y amistad, y que hacen grande a todos los que se codean con el. Persona valiente, amigo de sus amigos y fiel defensor de sus principios con todas las consecuencias, este consejo me lo dio una vez y jamás lo olvidaré. Gran conocedor a la perfección del mundo de las hermandades, siempre fue muy critico cuando se refería a los clanes familiares, el abuso de poder de quienes creen tenerlo, y el afincamiento dictatorial de miembros de juntas y los intereses económicos y sociales que hacen de una institución un modus vivendi.Estos comentarios que mantuvo hasta el final de sus días, les ocasiono muchos problemas y enemigos de quienes se sentían identificados con uno de estos personajes desfasados. "Juan Martínez Alcalde, descansa en paz y seguro que ya gozas del Risco del Cielo, junto a la Divina Pastora y a su Divino Hijo, que tan devota y fiel oveja fuiste de ellos".
No tuve la suerte de conocerlo en persona, pero ha dejado un gran legado fruto de tantas investigaciones y tan ardua tarea de recopilación de datos. Gracias yo soy pastoreño por este sencillo y gran homenaje a tan humilde pastoreño.
Descanse en paz este gran pastoreño!!
Que la Divina Pastora lo acoja en el Risco del cielo. Descanse en paz
Emocionante articulo. Gracias por compartir con todos nosotros tantas vivencias
preciosas palabras. Enorabuena Luis M. por recoger el sentimiento de muchos pastoreños que lo conocimos.
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