jueves, 23 de octubre de 2014

Juan Martínez Alcalde: “Yo soy Pastoreño”



La relación del cronista de la devoción pastoreña, recientemente fallecido, con la Divina Pastora de Cantillana y nuestro blog.

Sirvan estas líneas de homenaje póstumo a un gran sevillano que llevó siempre a gala, por encima de todas las cosas, el ser pastoreño.

Fue un apasionado del mundo de la Semana Santa,
especialmente de las hermandades de gloria, cuales
consiguió con gran tesón ponerlas en valor. Foto: Arte Sacro
Hace unos días, conocíamos la triste noticia del fallecimiento de Juan Martínez Alcalde, uno de los máximos expertos y conocedores de la devoción pastoreña en general, persona culta, humilde, de trato afable y enorme corazón. Los que lo conocimos de cerca hemos sentido su muerte como una gran pérdida, tanto personal como para el mundo pastoreño que queda huérfano de una de sus más relevantes personalidades y eruditos; sin duda junto al sacerdote cantillanero Álvaro Román Villalón, las dos personas que más han aportado actualmente al conocimiento y desarrollo de la advocación iniciada por fray Isidoro de Sevilla hace tres siglos.

Gran parte de la Sevilla cofrade, pero muy especialmente la gran familia pastoreña de toda Andalucía, ha llorado su perdida y puesto de manifiesto en estos días su gran aportación y su labor investigadora al servicio de ese patrimonio espiritual, artístico y antropológico que son las hermandades, cofradías y otras muestras de la religiosidad popular, especialmente en todo lo relacionado con la genuinamente sevillana y andaluza devoción de la Divina Pastora de las almas.

Su relación con Cantillana, con nuestra hermandad y con todo lo que ha girado en relación a la Pastora cantillanera, fue fecunda y apasionada, aquí encontró Juan ese esplendor pastoreño que en otros lugares se había perdido y que él, continuamente, intentaba sacar a la luz escudriñando en los antiguos legajos de las hermandades y conventos capuchinos, como una llamada de atención para que la advocación pastoreña recuperara el vigor y la repercusión que tuvo en otras épocas.

De la Pastora de Cantillana decía Martínez Alcalde, mil y una veces, que era “la Macarena de las pastoras", definiendo de esta forma tan peculiar el auge ininterrumpido, respaldo popular y vanguardia estética y devocional de su hermandad y sus fiestas, especialmente durante todo el siglo XX y primera década del siglo actual.
Juan Martínez Alcalde, junto al Padre provincial de los capuchinos, el
presidente de la confraternidad de hermandades pastoreñas, el autor de este articulo
y otras autoridades, en la exposición del III centenario pastoreño, de la
que fue comisario, en abril de 2013.


Sus anales de la Divina Pastora, son una de las más ambiciosas obras de investigación y recopilación que estaba llevando a cabo, y que por desgracia no ha podido ver publicada en vida. En esta obra, en la que el que suscribe tuvo la suerte de colaborar, sobre todo en lo referente a una inmensa cantidad de datos históricos y acontecimientos relacionados con la Divina Pastora de Cantillana, le otorgó un enorme protagonismo. Junto a la Orden Capuchina y a la Primitiva Hermandad de la Divina Pastora de Santa Marina, la devoción por excelencia de Cantillana ocupa en estos inéditos anales el tercer puesto en extensión y magnitud de datos.

Aún recuerdo con nostalgia las horas ante el ordenador de su casa de la calle Santillana (en tiempos se llamó Cantillana, casualidades de la vida…) una casona como él, antigua y llena de solera,  desaliñada y umbría, pero auténtica y sin falsos añadidos…

Era Juan, de esas personas que amaba las cosas en el mismo grado que las conocía, que es el fundamento del amor verdadero; apasionado en todo lo que hacía, infatigable en el objetivo marcado… que siempre quería aportar un dato más, una referencia más, una explicación más, con descripciones lo más minuciosamente posibles, de esas que tanto gustaba en sus escritos, y que hacían las delicias de sus lectores. Tenía la capacidad de introducirnos en el momento histórico o acontecimientos concretos descritos, reviviéndolo como si se estuviésemos presentes en el momento, gracias también a la enorme utilización de adjetivos calificativos que barroquizaban sus textos.

Era, de esas personas de las que siempre se aprenden cosas nuevas, porque en su espíritu estaba también el enriquecerse constantemente; de esas personas con las que da gusto trabajar y embaucarse en cualquier empresa, porque al final y pese a la falta de otros recursos, el resultado era siempre reconfortante y digno de elogios.

Era, cualidad muy propia de las personas inteligentes, un gran optimista, nunca decaía su ánimo ante los contratiempos y las zancadillas, que ya se encargaban de ponerle aquellos que sólo ven en las cosas un interés personal y hacen de la envidia un triste modus vivendi.

Lo recuerdo también cuando tuve la suerte de compartir con él la comisaría de la exposición que se celebró en Sevilla, en la Casa de la Provincia de la plaza del Triunfo, con motivo del III centenario de la Divina Pastora, en la que, sin ningún recurso económico, se consiguieron reunir interesantes piezas artísticas y devocionales de la advocación. Si un plan se torcía, inmediatamente me llamaba con un plan B, improvisado sobre la marcha, que mejoraba incluso la idea primera. Destacar, como anécdota, que cuando había que dirigirse a algún organismo o personalidad para recabar su colaboración en la muestra, siempre me animaba a que fuera yo quien me comunicara y expresara los motivos de la solicitud, diciéndome sin complejos que a él no lo iban a entender y podían negar la colaboración, en alusión a esa pequeña y característica minusvalía suya, nada en comparación con la gran valía de su persona y obra.
Martínez Alcalde realizó una impagable labor investigadora,
siendo el principal artífice del resurgimiento de las hermandades de
gloria de Sevilla. Foto: Sevilla TV


Sobre la Pastora de Cantillana publicó varios textos y reseñas, algunos de gran interés. En este sentido lo anime en 2001 a colaborar con la revista Cantillana y su Pastora, a lo que accedió ilusionadamente con dos artículos: uno sobre el Risco de la DivinaPastora, y el otro con una propuesta a la hermandad de Cantillana para constituir aquí un museo de la Divina Pastora, siguiendo el modelo del desaparecido museo del padre capuchino Juan de Árdales. Grande y ambicioso proyecto que, como tantos otros, quedó paralizado a espera de tiempos y aires mejores.  

Como colaborador de la revista Miriam de los Carmelitas descalzos, también allí publicó en algunas ocasiones artículos sobre nuestra hermandad, imagen y fiestas, como aquel artículo del año 1977 titulado “La Divina Pastora de Cantillana” En el que hacía un repaso por la historia y narraba con su peculiar y ampuloso estilo, nuestras fiestas mayores.

Un proyecto que le ilusionó sobremanera y en el que colaboró desde su inicio, fue la Confraternidad de Hermandades de la Divina Pastora, que promovieron en el 2000, en vísperas del III centenario de la advocación, las hermandad de Capuchinos de Sevilla y la de Cantillana y a la que inmediatamente se agregaron la mayoría de las hermandades pastoreñas de la Archidiócesis de Sevilla y de otras diócesis andaluzas. Durante los años en los que este proyecto ambicioso de unión de la familia pastoreña estuvo vigente y formalizándose, Martínez Alcalde participó en todos los encuentros anuales y era el privilegiado cronista de los actos y cultos que se desarrollaban en los mismos.

Gran disgusto causo a nuestro amigo Juan la paralización que en 2010 sufrió la Confraternidad, fecha a partir de la cual ha llegado prácticamente a disolverse. Esos últimos años, antes de su enfermedad, nos trasmitía la tristeza que le causaba el detrimento que la devoción pastoreña  estaba viviendo en diferentes ámbitos.
La capilla ardiente de Juan Martínez Alcalde tuvo lugar en la capilla de
la Divina Pastora ante la primitiva imagen de la Divina Pastora, de la
que fue tan devoto, así fue su propio deseo y así su hermandad lo llevó
a cabo. Foto: Hdad. De la Divina Pastora de Santa Marina.

A esa pena de este entusiasta, por excelencia, de la Divina Pastora, se le unió la terrible enfermedad que ha acabado con su vida y con su tan necesaria aportación a la causa.

No obstante nos queda su obra, su importante legado y su valía como persona. Su temprana muerte ha puesto de manifiesto su grandeza, cuando unánimemente y de distintos ámbitos,  tantos lo han ensalzado. Quiero elogiar desde aquí esos gestos, como el del Ayuntamiento de Sevilla, del Consejo de Hermandades y Cofradías, de las hermandades de Gloria y muy especialmente de la Primitiva Hermandad de la Divina Pastora y Santa Marina, su hermandad, que le ha tributado los honores fúnebres que requería un pastoreño de esta categoría.

En Cantillana no podíamos ser menos, los pastoreños hemos recordado estos días y elogiado la persona y el legado de Martínez Alcalde, especialmente los que tuvimos la suerte de conocerlo de forma cercana. Cuando desde el blog Yo soy Pastoreño me han propuesto que escribiese unas líneas para rendirle homenaje, por supuesto que he tenido que acceder, por justicia y por deseo propio, por quienes me hacían la invitación y por quien se trataba de ensalzar.

Él, que en los dos primeros años colaboró con este blog enviando información varias veces y que, como todos nosotros y como su cabecera proclama, no tenía mayor credencial que la de afirmar: “¡Yo soy pastoreño!”, merece como nadie nuestro reconocimiento y panegírico.

Que goce eternamente de la presencia de Dios y la Divina Pastora, esta fiel, devota y humildísima oveja suya, que tanto ha hecho por difundir sus glorias y con la que tan en deuda quedará siempre la familia pastoreña. Descanse en paz su mejor cronista, el amigo Juan Martínez Alcalde. AMÉN


Luis Manuel López Hernández

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Descase en Paz

Anónimo dijo...

Emocionantes palabras y gran reconocimiento a este pastoreño, el cronista de la Pastora como bien lo habeis llamado. Que descanse en paz.

Jesús Barrera Delgado dijo...

Juan,al que por suerte tuve la ocasión de conocer,siempre lo consideré un hombre muy ineresante, esas personas grandes, que aportan a tu vida su cultura, inteligencia, conocimiento, fidelidad, sensibilidad, honradez, perseverancia y amistad, y que hacen grande a todos los que se codean con el. Persona valiente, amigo de sus amigos y fiel defensor de sus principios con todas las consecuencias, este consejo me lo dio una vez y jamás lo olvidaré. Gran conocedor a la perfección del mundo de las hermandades, siempre fue muy critico cuando se refería a los clanes familiares, el abuso de poder de quienes creen tenerlo, y el afincamiento dictatorial de miembros de juntas y los intereses económicos y sociales que hacen de una institución un modus vivendi.Estos comentarios que mantuvo hasta el final de sus días, les ocasiono muchos problemas y enemigos de quienes se sentían identificados con uno de estos personajes desfasados. "Juan Martínez Alcalde, descansa en paz y seguro que ya gozas del Risco del Cielo, junto a la Divina Pastora y a su Divino Hijo, que tan devota y fiel oveja fuiste de ellos".

Fco Javier dijo...

No tuve la suerte de conocerlo en persona, pero ha dejado un gran legado fruto de tantas investigaciones y tan ardua tarea de recopilación de datos. Gracias yo soy pastoreño por este sencillo y gran homenaje a tan humilde pastoreño.

Anónimo dijo...

Descanse en paz este gran pastoreño!!

Anónimo dijo...

Que la Divina Pastora lo acoja en el Risco del cielo. Descanse en paz

Anónimo dijo...

Emocionante articulo. Gracias por compartir con todos nosotros tantas vivencias

Anónimo dijo...

preciosas palabras. Enorabuena Luis M. por recoger el sentimiento de muchos pastoreños que lo conocimos.