Esta fotografía de 1958 muestra el estado en que se
encontraba el Santuario pastoreño en la construcción del mismos, en los
andamios posan algunos de los obreros que trabajaron para que el proyecto de Gómez
Millán se hiciese realidad.
La Ermita de la Divina Pastora, en el pago de los pajares,
es una obra colectiva de la que fue participe la totalidad del pueblo
pastoreño, quien costeo con sus esfuerzo y aporto los propios materiales, celebrándose
las populares fiestas del ladrillo o de la teja. Este gran regalo que los
pastoreños ofrecieron a la Pastora de las Almas, debe servir de ejemplo a todos
por la entrega desinteresada en las medidas de las posibilidades de cada uno
para llevarlo a cabo.
1 comentario:
"NADIE ES PROFETA EN SU HERMANDAD"
Aunque la frase no es precisamente asi, viendo lo que ocurre en mi entorno lo veo mas claro que nunca. Es una lastima.
Por cierto, creo que una hermandad como es la Divina Pastora tenia que tener una pagina web elaborada.
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