Antigua es la costumbre de
fotografiarse en el momento en que se deposita el beso en la mano diestra de la
Virgen cerrando el ciclo festivo de nuestro pueblo en la postrera jornada de
Septiembre. La fotografía corresponde al besamanos del 30 de septiembre de 1953
y en ella vemos besando la mano de la Divina Pastora a Felisa Naranjo con su
hijo Melitón Martínez en brazos. Una bella instantánea que además del tierno gesto
de cariño que supone el besamanos, en este caso también nos muestra como una madre inculca a su hijo la devoción sincera que este pueblo le profesa a la
Madre de Dios, Pastora Divina de las Almas.
Hasta 1955 en que se colocó el
actual retablo y se construyeron los accesos al camarin, para el besamanos se
sacaba del mismo a la Imagen de la Virgen y delante rodeada de flores y velas recibía
el homenaje filial de sus hijos.
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