La Pastora de Cantillana y la fiesta del Corpus

El contexto de estos días previos a la fiesta del Corpus Christi, es un momento propicio para recordar aquellos años en los que la Hermandad del Redil Eucarístico de la Divina Pastora de Cantillana tuvo un gran protagonismo en la celebración de esta fiesta.

Altar del Corpus Christi de 1994 que representaba
un risco con  una imagen de vestir de la Divina Pastora.

Fue pionera nuestra hermandad, como tantas veces lo fue, del montaje de un altar para la procesión del Santísimo Sacramento en Cantillana. Muchos recuerdan aun que gracias a la iniciativa incansable del aquel grupo joven, que tantos momentos de esplendor daría en el futuro, se instaló por primera vez este altar en el año 1991, en  la Plaza del Llano en la fachada de la casa de la familia Naranjo Castellano. Lo presidió una Imagen del Buen Pastor sobre un risco, con numerosas ovejas y otros símbolos claramente pastoreños y eucarísticos.

Al año siguiente, el montaje del altar se trasladó al centro de la calle Martin Rey, lugar emblemático de la Ceremonia del Sombrero, iniciándose así una costumbre que perduró hasta 2004, en la que primero este grupo joven y luego la junta de gobierno de nuestra hermandad se encargaron del montaje del mismo superándose cada año en magnificencia y originalidad. Esto suponía cada año un reclamo para la propia fiesta, que aglutinaba en la calle pastoreña por excelencia a muchos cantillaneros tanto en la tarde víspera del Corpus como en la mañana de la procesión.

Durante esa etapa, el paso de la procesión del Santísimo Sacramento por Martin Rey, se vio revestido de solemnidad y vistosidad, que se potenciaba aun más con el exorno de banderas, gallardetes y guirnaldas e incluso con una copiosa lluvia de pétalos de rosas que caían al paso de la custodia y que nos evocaba el momento sublime del 8 de septiembre en ese lugar. Así, este sitio, se configuró esos años como momento culmen de la procesión del Corpus.

Durante años, también junto al altar efímero, se colocaba la insignia que representa a nuestra hermandad en su carácter Eucarístico. El guión del Redil Eucarístico ocupaba así un lugar preferente y recordaba a todos, esa finalidad de fomento y adoración del Santísimo Sacramento que tiene nuestra Hermandad.

El altar de 1995 simulaba una custodia de dos cuerpos,
realizada con enseres de plata de la hermandad.

En el montaje del altar se solían utilizar importantes piezas del patrimonio de la hermandad, e imágenes y pinturas tanto del Buen Pastor como de la Divina Pastora, de colecciones particulares. Destacó aquel de 1994, que recreaba un Risco y que causo gran expectación. Así mismo llamó poderosamente la atención el de 1995 que representaba, con gran profusión de elementos Eucarísticos, una custodia de torre de dos cuerpos, realizada con enseres de plata de la hermandad; o el de 1996 que estaba cubierto por un toldo a modo de palio o dosel medieval, formado por el tapiz o repostero con el escudo de los condes de Cantillana.

Gran admiración causó también el altar montado en el Año Jubilar de 2000, en el que con piezas de orfebrería se recreó una custodia ostensorio de grandes dimensiones, rematada por la custodia neoclásica de la Hermandad de la Divina Pastora de Santa Marina, que quedaba enmarcada por un enorme sol de metal realizado exprofeso para aquella ocasión con antiguas piezas de orfebrería de la hermandad realizado por Francisco M. Duran Gallardo, colaborador de la priostía y los artistas Luis M. y Antonio López Hernández y José Naranjo Ferrari. Este sol es el mismo que se sigue utilizando en el montaje del altar del triduo de mayo como fondo para la Divina Pastora. En este altar también se expuso la Imagen de San Miguel Arcángel del Risco y la copia en pequeño formato de la Divina Pastora del pintor cantillanero Juan Palomo Reina.

En el año jubilar de 2000 al majestuoso altar con enseres de plata que
causó una gran expectación, se sumo la decoración completa de la
calle con banderas, guirnaldas y arcos.

Ese mismo año la hermandad había adquirido un inmueble en la calle de la iglesia, frente a la puerta de la parroquia, y allí el grupo joven de la hermandad instaló otro altar presidido por una pintura de la Divina Pastora. El mismo siguió colocándose hasta el 2004, siendo el primero que visitaba Jesús Sacramentado al salir en procesión, y el último antes de volver al templo.

En los últimos años destacó el de 2002 con la pintura del XVIII de la Divina Pastora que perteneció a Doña Pastora Solis Villalobos y en la parte superior un lienzo de San Fernando Rey, de cuya muerte se cumplia 750 años; el de 2003, presidido por la pintura de la Divina Pastora que fue posteriormente entronizada en la parroquia de San José de Utrera; y el del 2004, año del CL aniversario de la proclamación del dogma Concepcionista, con una pintura de la Inmaculada Concepción de la escuela sevillana del siglo XVIII, propiedad de la familia Morejón Morejón.

Este fue el último altar que montó la hermandad pastoreña en el Corpus de Cantillana, ya que aquel año la injerencia de otra hermandad en estos montajes levantó una gran polémica y a petición de la Adoración Nocturna Femenina, se acordó no volver a colocarlo, en contra del deseo de muchos. Aun así, y como respuesta a ello, al siguiente año un grupo de jóvenes pastoreños con el beneplácito de la junta de gobierno de entonces, comenzó con la costumbre, hoy asentada, de montar algunos altares en el recorrido de la procesión Eucarística de nuestra hermandad el ultimo día de la novena.

En 2004, ultimo año que se instaló el altar, coincidiendo
con el CL aniversario de la proclamación del dogma
concepcionista, lo presidió una valiosa pintura de la
Inmaculada de la escuela sevillana del XVIII cedido por una
familia pastoreña.

La riquísima custodia-ostensorio del siglo XVIII que la hermandad
posee, causo gran admiración en un escaparate durante el Corpus
de Sevilla de 2005, año de la Eucaristía.

Y en el Corpus de Sevilla

En el año 2005, declarado año de la Eucaristía, la hermandad adquiere una magnifica custodia-ostensorio barroca de plata de ley en su color y sobredorada, obra francesa de fines del XVIII. Tras una minuciosa restauración llevada a cabo por el joyero Lucio Rodríguez García y el historiador Antonio López Hernández se decidió exponerla públicamente en uno de los escaparates del recorrido del Corpus Hispalense, concretamente en la casa de antigüedades Bastilippo. Allí causó la gran admiración entre los sevillanos y de muchos expertos en este tipo de enseres del patrimonio litúrgico, como el escritor, decano de periodismo y pregonero de la Semana Santa de Sevilla, Carlos Colón, los escritores sevillanos y expertos en arte y liturgia Juan Martínez Alcalde y Ramón de la Campa Carmona o el académico y profesor de historia del arte, José Roda Peña.

Así mismo causo expectación el vistoso montaje efímero con el que se decoró en 2006 el escaparate de una conocida casa de moda de la plaza del Salvador. La firma de modas Lucci Cabrera solicitó de la Hermandad de la Pastora de Cantillana, una decoración Eucarística para la procesión del Corpus de ese año, poniendo a nuestra disposición el escaparate de su céntrico establecimiento. Allí se recreó con enseres de plata de la hermandad, una enorme custodia-ostensorio de tres metros de altura, rematada por la valiosa custodia barroca, adquirida el año antes, y colocada sobre la peana de la Virgen y enmarcada entre otros elementos, como el sol realizado para el altar del corpus del año 2000.

En el 2006, también estuvo presente nuestra
Hermandad en el Corpus de Sevilla, realizando
un espectacular montaje en un escaparate
de la plaza del Salvador.

Junto a este gran aparato barroco de orfebrería se colocó un cuadro  de lienzo de la Divina Pastora y una bella decoración floral obra de Antonio Payán. A lo largo de toda la tarde de la víspera del Corpus, el escaparate recibió infinidad de visitas de sevillanos y foráneos, y los medios de comunicación, incluso las televisiones locales, se hicieron eco de él.

Muchos cantillaneros pudieron admirar, tanto en la víspera del Corpus cómo en la mañana de la procesión, este espectacular escaparate, precursor de montajes posteriores; Eran años de esplendor para la devoción pastoreña, donde nuestra hermandad se mostraba como pionera y vanguardia en muchos sentidos, adquiriendo ese protagonismo en Cantillana y fuera de nuestro pueblo, que le debe ser consustancial y al que nunca debería renunciar. Éramos referentes y modelo de cómo deben hacerse las cosas.