Se trata de una de las más valiosas y
emblemáticas insignias de la Hermandad del Rosario de la Pastora. Es uno de los
tres Simpecados históricos de la Hermandad, pues su antigüedad y el contexto
histórico en el que se confecciona le confieren un emblemático simbolismo.
Se estrena en 1807 por deseo expreso de
la entonces mayordoma, doña Elena de la Barrera y Morales para dar cumplimiento
al voto y promesa de las devotas de la Divina Pastora que en 1800, ante la
amenaza de la epidemia de Fiebre Amarilla, sacaron el rosario implorando la
protección de la Pastora. En agradecimiento por no haber afectado la terrible
epidemia a Cantillana, las componentes del Rosario femenino de la Pastora,
deciden la confección de un nuevo Simpecado más rico que el anterior para
presidir los rosarios de gala.
En este contexto, se produce el histórico
cisma en el seno del rosario pastoreño, que da lugar a la escisión de alguna de sus componentes y a la creación
de un nuevo rosario similar titulado de Nuestra Señora de la Asunción y que se
establece en la ermita de San Bartolomé. Ya se había concluido la realización
del nuevo Simpecado de la Pastora, cuando se produce esta división y la líder
del nuevo grupo, María Cozar, decide apoderarse
de la nueva insignia para su nuevo rosario cambiándole la pintura de la Divina
Pastora por una del misterio de la Asunción de la Virgen.
Es entonces cuando la mayordoma del
Rosario de la Pastora, que ya había costeado de su propio pecunio la vara de
plata para el Simpecado, decide la confección de otro estandarte de gala que
cumpliera con el propósito votivo inicial. Es su deseo que la nueva insignia se
confeccione en lame de plata (de ahí el sobrenombre de blanco) bordado en oro y plata, como era moda incipiente en la
época y para diferenciarlo así no solo del fundacional, sino también del que
recientemente se había apoderado el nuevo rosario, ambos de color grana como
era costumbre durante todo el siglo XVIII.
Podemos suponer el grato impacto visual que
pudo causar en su estreno este rico Simpecado de lamé recién concluido y con
una estética tan novedosa, proveniente de la corte francesa de Napoleón I; tanto
que varias décadas después fue emulada por el otro rosario de mujeres para su
insignia de gala.
El estilo del Simpecado, que aúna esta
novedad estética del color y del tejido con un diseño de formas rocallas, evoca
un rococó tardío que conecta también con la colorista pintura que lo preside. Es
un óvalo pintado al oleo de la Divina Pastora, que sigue el modelo tovareño pero con una gama de colores en
sintonía con las corrientes estéticas más neoclásicas.
La fina labor de bordado, plano,
incorpora abundante hojilla y lentejuelas, muy del gusto del bordado de finales
del XVIII. Posteriormente, se enriqueció con espejuelos. La vara de plata a la
que se ensarta la insignia, aquella que costeo Elena de la Barrera, está
repujada y cincelada en un estilo rocalla tardío de orfebrería sevillana, que
alterna los cañones de plata con los nudetes
dorados; se remata con una bella cruz rocalla, que alterna también elementos de
plata sobredorada con plata en su color.
Se completa la insignia con dos cordones
y borlas, que fueron renovados en los primeros años del siglo XX; es tradición
secular que en los rosarios de gala femeninos que preside este Simpecado, las
borlas sean llevadas por dos señoras, elegidas por la Hermandad y que portan
simbólicamente el Simpecado recibiendo la denominación popular de “peanas”.
Durante el siglo XIX, este Simpecado era
llevado en los rosarios públicos de gala que organizaba la Hermandad,
entendiéndose por ellos los que se celebraban en torno a la fiesta principal, saliendo
todos los días de la novena. Ya en el
siglo XX estos rosarios se limitaron a los de la víspera, domingo de novena
(suprimido a partir de la década de 1960) y el último día de novena.
Actualmente, esta rica y emblemática
insignia se utiliza en las fiestas mayores de la Divina Pastora donde preside
los dos rosarios de gala femeninos que aún subsisten: el de la víspera (7 de
septiembre) del día de la Virgen y el de la última noche de la novena. Forma
también parte de la procesión del Santísimo Sacramento de ese día y se expone
durante la novena en el presbiterio de la capilla mayor, ante el Risco, a la
derecha del Altar Mayor en el lugar que se denomina del Evangelio, siguiendo
así una antiquísima tradición de nuestra Hermandad.
El Simpecado blanco fue contemplado por
el Beato Marcelo Spínola el 7 de Septiembre de 1900 durante el rosario de
mujeres, así como en la función principal del día 8, por él presidida, durante
su estancia en Cantillana con motivo de las fiestas mayores de la Divina
Pastora.
De forma excepcional, fue llevado a la
romería en la carreta de plata entre los años 1956 y 1965, participó en la
peregrinación a Roma con motivo de la beatificación del Cardenal Spínola y ha
sido llevado en varias ocasiones a la catedral de Sevilla junto al sepulcro de
nuestro Hermano Mayor Perpetuo, con motivo de algunas efemérides relacionadas
con Don Marcelo. También participó en la ceremonia solemne de la emisión del Voto
de la Realeza Universal de la Virgen, celebrada en la Iglesia de San Martín de
Sevilla en 1950 por diversas hermandades, entre ellas la nuestra. Fue llevado
al Llano en 1978 para recibir a la imagen de la Divina Pastora tras su
restauración, y con él asistió también a la Coronación Canónica de Ntra. Sra.
de Valme de Dos Hermanas en 1973 y a la procesión extraordinaria de la Virgen
de los Reyes en 1996, así como a otras.
Ha sido mostrado en distintas
exposiciones y muestras como la celebrada en la Casa de la Provincia de la Diputación
Provincial de Sevilla, en 2001 con motivo del L aniversario de la Romería
pastoreña, durante la que fue expuesto en la carreta de plata; en 2000 estuvo en
la muestra nacional de artesanía cofrade (Munarco) y en 2003, en la exposición
conmemorativa del III Centenario de la Divina Pastora, también en la Casa de la
Provincia de la diputación sevillana.
Es costumbre también, al igual que ocurre
con los demás Simpecados de la Hermandad, que mientras se porta durante el Rosario
permanezca constantemente alzado a pulso por la persona que lo lleva, sin
hacerlo descansar en el suelo hasta su recogida. Además, al igual que el resto
de nuestros Simpecados, supone la representación vicaria de la Imagen de la
Virgen y con esta condición se coloca en su camarín cuando ésta no está
presente.
Fue restaurado en 2011 por el bordador
pastoreño Benito Molero López que efectuó una compleja limpieza y fijación de
algunas partes del bordado, por lo que actualmente luce con parte de su
esplendor originario.
Sin duda, como hemos dicho al comienzo,
ésta es una de las más señeras insignias que nos representan, llegando incluso a
tener concedidas indulgencias para las personas que lo
porten en el Rosario, otorgadas en 1807, cuando se estrenó, por el obispo de Lycópolis
don Manuel Cayetano Muñoz y Benavente, auxiliar de Sevilla.
Cada año, al salir de su parroquia y
enfilar la calle Iglesia, en la medianoche del 7 de Septiembre, su silueta
inconfundible recortada en el cielo de Cantillana y escoltada por faroles y
cientos de mujeres con mantillas, nos conmueve con un escalofrío; preludia el
inicio del día grande y nos devuelve a la esencia misma de nuestros orígenes.
El Simpecado blanco presidiendo uno de los rosarios de gala,
en
los que participan solo las hermanas luciendo mantilla. |
13 comentarios:
Gran articulo, me ha encantado, estupenda la linea que lleváis con este blog, no pasa un día que no entre, y siempre aprendiendo sobre la Pastora de nuestras almas, da gusto. Saludos desde Sevilla.
Siento verdadero orgullo y privilegio de haber sido peana de la Pastora Divina y acompañar este Simpecado, que como este no habrá otro en el mundo. Me he emocionado con esta entrada, cuanto gusto y cuanto talento tenéis. Enorabuena.
Magnifico Simpecado, que orgullosos debéis estar del gran patrimonio que posee vuestra Hermandad, el articulo fantástico como nos tenéis acostumbrado.
Felicidades a los administradores de este blog por esta nueva sección, y a Luis Lopez por este articulo mediante el cual he aprendido mucho sobre este Simpecado que tanto me gusta. VIVA LA PASTORA DIVINA Y VIVA EL BLOG SOY PASTOREÑO!
Este Simpecado es una autentica maravilla, me ha encantado este articulo donde he aprendido muchas cosas como lo de las peanas. No os podeis imaginar lo que nos tiene enganchado este blog a los que nos gusta la Divina Pastora de Cantillana y no somos de allí. Un saludo.
Gracias Luis por compartir con nosotros todo lo que sabes, y felicito a los administradores de este blog por esta idea. Fabulosa esta entrada.
Dicen que cuanto mejor se conocen las cosas, más se aman. Precisamente por este motivo, este magnífico artículo viene a reforzar mi cariño a esta insignia que tanto significa para los pastoreños, pues hay muchos datos que desconocía y que este escrito me ha reportado. Esta seria de artículos sobre las insignias de nuestra hermandad es una iniciativa muy acertada pues la historia tiene que ser escrita para que quede constancia de ella. Con respecto al artículo decir que falta el dato de la restauración que nuestro hermano Benito llevó a cabo en 1990 aprox. Por último decir que la última restauración del año 2011 fue todo un acierto porque le devolvió al simpecado todo su esplendor, Enhorabuena Benito por el trabajo realizado en dicha restauración. y enhorabuena Luis por este artículo que nos vuelve a dejar con la boca abierta como siempre que escribes. Con ansias de leer la segunda entrega.
fantastico todo, que buena linea teneis, de los blogs que conozco este es sin duda uno de los mejores. Me a encantado el articulo.
Estupenda idea el darnos a conocer tantos datos de nuestra historia. Gracias por compartir vuestro saber con el resto de pastoreños a los que nos interesa todo lo que a través de este blog estais tratando.
Curiosa e interesante sección la que nos ofrece el artículo sobre el Simpecado blanco de gala, no sólo para conocer los detalles de esta magnífica insignia, sino que además aporta una lección de historia sobre la Hermandad de la Divina Pastora, para los cientos de seguidores de este magnífico blog y que agradecemos todos los hermanos que conocemos la historia de nuestra Hermandad, pues siempre es positivo recordar y actualizar nuestros orígenes. Especialmente de gran ayuda resultará a los hermanos mas jóvenes el contenido de estos párrafos sobre el origen de nuestra institución, pues ellos serán inevitablemente el futuro de nuestra Hermandad; y todos están obligados a adquirir estos conocimientos, para contar siempre con el aval de la formación y poder expresarse y con la seguridad que nunca jamás la ignorancia atrevida les jugará una mala pasada. Felicito a los administradores del blog por esta sección sobre las Insignias de nuestra Hermandad, y agradezco a Luis Manuel López el haber compartido con toda su sabiduría.
Que Simpecado con más categoria, me recuerda al de la Hermandad de las Nieves de Santa María la Blanca, aunque me da la impresión que todavía este tiene mas calidad. Que buen blog teneis. Un saludo.
Precioso como todo lo q nos rodea y mi enhorabuena x este blog no se puede tener mas talento! ! Felicidades a todos los pastoreños x querer a nuestra bendita madre !!
Cuanto sabes..
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