Como ya adelantaba en el artículo
publicado en el número anterior, en el que hacía una remembranza del mismo año
que protagoniza el presente, aunque desde un punto de vista más vivencial, si
por algo debe ser recordado 1987 es, sobre todo, porque en él se produjo un
acto especialmente festejado en nuestra
hermandad, como fue la Beatificación de D. Marcelo Spínola y Maestre, de la que
se cumplen ahora veinticinco años y a la que dedicaré íntegramente el texto
siguiente, dada la importancia y la magnitud que adquirió en la prensa del
momento. Fue tanta la repercusión mediática, tanto a nivel nacional como
internacional, que, tras una búsqueda más extensa, he tenido que realizar una
selección para centrarme de manera prioritaria en los dos principales
periódicos de la provincia: ABC y El Correo de Andalucía y he considerado el
orden cronológico de los eventos como la mejor forma de trasladar, de una
manera agrupada, las distintas noticias y acontecimientos que fueron publicando,
para dejar constancia de los hechos de una manera más organizada y contenida.
Debo confesar que no ha sido tarea fácil pues el número de referencias ha
superado ampliamente las doscientas, de ahí que tampoco se pueda ofrecer una
relación bibliográfica pormenorizada de las mismas, por imposibilidad del
espacio destinado a esta sección.
Las
crónicas sobre la beatificación de D. Marcelo comienzan a producirse, no
obstante y de una forma consistente, con anterioridad. Ya el 2 de agosto de 1981,
Gloria Gamito publicaba en ABC (1) un
magnífico y extenso reportaje bajo un expresivo y contundente título: «Sevilla los quiere santos»,
en el que incluye al cardenal Spínola en una relación de personajes muy
queridos en la ciudad, integrada por Sor Ángela de la Cruz, D. Miguel de Mañara, fundador de la Hermandad
de la Santa Caridad - en la que ingresó también Spínola en 1880 (2) -, el Padre
Tarín, jesuita al que apodaban «Perpetuo Trajín» por su incansable servicio a
los más necesitados y del que el propio Spínola dijo: «A Francisco Tarín no lo canonizarán los padres de la Compañía, lo
canonizarán los pueblos»
y Madre Dolores Márquez. Esta religiosa, fundadora de las Filipenses Hijas de
María Dolorosa, creó la primera casa de acogida para mujeres desfavorecidas (a
la que se denominó en la época «Casa de Arrepentidas»),
que aún hoy permanece en el convento de Santa Isabel, igualmente fundado por
ella, así como el colegio anexo al que pueden acceder de manera gratuita sus
hijos; curiosamente, este es el colegio en el que se han educado también los
míos y con el que nuestra hermandad mantiene también, por circunstancias de
rigurosa casualidad, una importante relación, al estar implicada en la obra
social que desempeñan mediante el voluntariado que realizan los miembros del
Grupo Joven, especialmente, en la época navideña.
En
el mismo reportaje, se explicaba convenientemente los requerimientos para la
beatificación, que incluye una primera parte o proceso de las virtudes heroicas
y el proceso de los milagros, causas que son llevadas por un Postulador y un
Vicepostulador que, en el caso de la de Spínola, eran D. Ignacio Gordón del
Cuvillo y D. José María Piñero Carrión respectivamente, ofreciéndose también datos
de la situación en la que se encontraban las de los cinco candidatos y sus
biografías. En el caso del cardenal
Spínola, la fase diocesana se había iniciado el 14 de mayo de 1927 y finalizó
en febrero de 1943. Durante ese tiempo, en Sevilla declararon treinta y nueve
testigos, incluyéndose como un síntoma de pobreza el que escribiera sus pláticas en papeles recortados
de las convocatorias de cultos que iba a predicar. En el año 1958, Roma estudió
la validez del primer paso del proceso y se pasó al apostólico. Ya en esta parte
son muchos más los testigos que deben declarar y es mucho más lento por su
minuciosidad. Las virtudes heroicas fueron revisadas el 15 de febrero de 1987
por los teólogos y el 15 de marzo del mismo año la estudiaría el colegio de
cardenales, de donde pasarían al Papa, que es quien debe firmar el decreto de «Venerable»,
con lo que el proceso queda clausurado hasta que se pruebe el milagro y se
proceda, entonces, a la beatificación (3).
Sin
duda, la venida a Sevilla del Papa Juan Pablo II en 1982 tendría mucho que ver
en que su proceso de beatificación cobrara cada vez más entidad, como así se
desprende de las palabras de Petit cuando, de nuevo, incluye a D. Marcelo
Spínola en la nómina de beatos y religiosos sevillanos a los que se había
propuesto para ser elevados a los altares, indicando que es inminente su declaración de «venerable» por el reconocimiento de sus virtudes
heroicas. (Es lógico que el Santo Padre, tras su visita apostólica a Sevilla y
a la Catedral, se lleve bien grabada la imagen del Cardenal Spínola, tan
venerado) […]. Está terminado el proceso de un milagro, y hay otro ocurrido en
Caracas, en fase de información previa. Podríamos asistir en Roma a su
beatificación de aquí a un año o dos (4). Pero no sólo en Sevilla tendría
que escuchar el Papa las aclamaciones hacia Spínola, ante cuyo sepulcro oró durante
la visita a la catedral, pues también en Madrid oía a las niñas del colegio
cercano a la Nunciatura que le gritaban «Juan
Pablo, amigo, Spínola está contigo»
cuando hacía uso del helipuerto. De ahí que mostrase un especial interés por su
rápida beatificación, como recogía la noticia publicada el 10 de noviembre de
1983, junto a la que aparecía una breve glosa de su vida bajo el título «El Arzobispo mendigo» y un relato sobre su preocupación por los
temas sociales, firmados por Fernando Gelán (5), con ocasión de los cultos en
acción de gracias por la declaración de las virtudes heroicas del venerable
prelado hispalense, organizados por la Junta Pro-Beatificación.
El Sepulcro del Beato Spínola en la capilla de los Dolores
de la Catedral de Sevilla.
|
Dicha Junta se
había constituido el 9 de marzo de 1983,
presidida por el entonces arzobispo de Sevilla, monseñor Amigo Vallejo, estando
representados los estamentos religiosos,
sociales y culturales de la ciudad y a la que se podía ver, al día
siguiente, en la portada del diario ABC, que la titulaba: Sevilla reza por el Cardenal Spínola, en
una instantánea tomada en la capilla de los Dolores de la Catedral, donde está
enterrado el cardenal (6). La lista completa de sus integrantes aparecía en un
artículo interior (3) e incluía, además de personalidades religiosas del
arzobispado, el cabildo metropolitano o el seminario, a José Hernández Díaz, presidente de la Real
Academia de Bellas Artes, Francisco
Morales Padrón, director de la Real Academia de Buenas Letras, Eloy Domínguez
Rodiño, secretario de la Real Academia de Medicina, el padre ministro
provincial de los Franciscanos, la madre general de las Esclavas del Divino
Corazón, los hermanos mayores de las hermandades del Gran Poder, la Macarena y
la Soledad de San Lorenzo, una representación de las familias Spínola y
Maestre, entre otros y diversas personas a título individual, como Francisco
Gil Delgado, José María Javierre, Nicolás Jesús Salas, hermanas Concepción Montoto y Rosario Callo,
todos los obispos de Andalucía y Extremadura, el cardenal Bueno Monreal, la
Universidad de Sevilla, la Asociación de la Prensa y dos estudiantes de Derecho
de la Universidad de Sevilla, entre otros. Los objetivos fundamentales de esta
junta eran elevar el proceso a la Santa Sede, una vez fuera declarado
venerable, promover la figura del cardenal mediante charlas y conferencias
donde se diera a conocer su vida y sus escritos, así como la devoción a
Spínola, de quien dijo Monseñor Amigo en su alocución que subir al cardenal Spínola a los altares es subir la pobreza, el amor y
la caridad (3).
En
marzo de 1986, se publicó la noticia que tantos estaban esperando: Los médicos del Vaticano aprobaron un
milagro del cardenal Spínola, acontecido en diciembre de 1940 en la persona
de la religiosa de las esclavas Antonia Sánchez, en religión Hermana Encarnación,
afectada por un cáncer de mama y a quién el doctor Recasens había prescrito una
intervención urgente, dada la gravedad del tumor. La Hermana Encarnación
prefirió encomendarse, junto a toda la Congregación, a su fundador y había
comenzado la novena pidiendo su curación; las religiosas habían solicitado que
se demorase la intervención hasta el final de la novena, dado que en esos días
no había sitio en la clínica donde se iba a realizar la operación para el
ingreso de la Hermana Encarnación. Al tercer día de estar rezando con fe
inmensa, la religiosa se dio cuenta de que estaba completamente curada,
certificando los doctores Recasens y Dorronsoro que en dicha curación no había
existido terapia alguna. Por tanto, éste venía a culminar el proceso por el
que D. Marcelo ya había sido nombrado Venerable, el 24 de septiembre de 1983 (7).
Días más tarde, se publicaba otro
artículo en el que, además de recordar las fechas principales del proceso, se
indicaba la vinculación especial que el cardenal había tenido con diversas
entidades sevillanas, entre las que se incluía El Correo de Andalucía, del que fue fundador, y la Hermandad de la
Divina Pastora de Cantillana, y se confirmaba que su beatificación tendría
lugar en el mes de marzo (8).
La Basílica de San Pedro del Vaticano, durante la ceremonia
de Beatificación. |
A
partir de entonces, se comenzaron los preparativos para la ansiada
beatificación, iban apareciendo de manera más o menos regular noticias y reportajes
sobre la vida y obra del cardenal – como el artículo que recordaba su entrada
en la diócesis sevillana como arzobispo el 13 de febrero de 1896, en carroza de gala de la Infanta María Luisa,
con criados a la Federica que la Ilustre Dama puso a su disposición para que
llevase a cabo su primer paseo arzobispal (9), la portada que le dedicara el diario ABC con ocasión de la visita del Nuncio
de Su Santidad, Monseñor Tagliaferri a Sevilla en diciembre de 1986, la Tercera
firmada por Monseñor Amigo o la curiosa
historia biográfica ilustrada por Summers (10) - y se fueron sucediendo numerosos
actos en los meses previos y posteriores a la misma.
La
Congregación de las Esclavas, que fundara Spínola, promovió diversos cultos en
homenaje al cardenal, como el celebrado el 16 de enero de 1987, día de San
Marcelo, donde una vez finalizada la misa ante su sepulcro, realizaron la
tradicional ofrenda floral; la grabación de un video o la realización de una
biografía y asumió desde un primer momento, en colaboración con el Arzobispado,
la preparación del viaje oficial para acudir a Roma. Para ellas, éste era,
evidentemente, un viaje especial puesto que irían en peregrinación jóvenes de
todos los colegios que la congregación tiene en España y culminaría una antigua
ilusión ya que la organización del viaje
a Roma es la plasmación concreta del objetivo, el esfuerzo y el aliento que
siempre, desde hace sesenta años, impulsó a la Congregación de las Esclavas: la
beatificación de don Marcelo. Este objetivo, ver al fundador en los altares, ha
estado siempre presente en el Instituto. Como dato expresivo de esta realidad
podemos señalar el hecho de que durante años generaciones de novicias han ido
bordando un alba preciosa, con todas las insignias papales, para el día que
beatificaran a don Marcelo. Esta alba magnífica, de tela preciosa y
profusamente bordado, será entregado al Papa para que lo lleve en la ceremonia
de la beatificación. Durante generaciones, las Esclavas han ido creciendo,
formándose con una frase motor de su esperanza y trasfondo de su ilusión: «Cuando vayamos a Roma…». Esa ilusión se hará pronto realidad
(11).
Las
hermandades del Gran Poder y la Macarena organizaron también un viaje conjunto,
que el Banco Meridional financiaba hasta en 24 meses, y numerosas agencias de
viajes ofrecían viajes en autocar, tren o avión, con precios que oscilaban
entre las 38.500 a las 105.000 pta., dependiendo del medio elegido y la
posibilidad de realizar circuitos de diversos días de duración; algunas de
ellas garantizaban las entradas a la ceremonia de la beatificación. Del
análisis de los anuncios publicados desde enero a marzo se puede intuir una
cierta rivalidad, dado el abanico diferente de precios, las facilidades
otorgadas y la competitividad, especialmente con el viaje oficial, a tenor de
la aclaración que hubo de hacer la congregación y de la carta al director que
motivó la misma, firmada por un directivo de una de las agencias (12).
El Beato Juan Pablo II, fue quien en 1987, proclamó
beato a Don Marcelo Spínola y Maestre, en la imagen lo vemos en la ceremonia de la beatificación, de la cual se han cumplido los 25 años. |
Había
que cuidar también especialmente las cuestiones protocolarias en cuanto a la
presencia de autoridades españolas en el acto.
En el aspecto eclesiástico, el arzobispo de Sevilla, Carlos Amigo
Vallejo, designó como delegado episcopal para todos los asuntos relacionados
con la beatificación al canónigo Francisco Gil Delgado y a la religiosa
Concepción Montoto, de las esclavas del Divino Redentor, como secretaria de la
delegación que le acompañaría a Roma (13). En el aspecto político, las cosas no
fueron tan fáciles, puesto que la prensa del momento recogía la responsabilidad
del Presidente del Gobierno y del Ministro de Justicia de acudir personalmente
o debidamente representados, dado que en la misma ceremonia se beatificarían
igualmente al fundador de la Hermandad de Sacerdotes Operarios Diocesanos,
Manuel Domingo y Sol y a tres religiosas carmelitas de Guadalajara, mártires de
la Guerra Civil y se temía en el Vaticano que Felipe González y Fernando
Ledesma pudieran romper la tradición con la disculpa de no querer participar en
los honores rendidos a los primeros mártires de la guerra civil, lo que se
contemplaría como una ofensa en los círculos católicos (14). Ninguno de los dos estaría presente, pero en
contra de los rumores y ante el malestar expresado por las más altas esferas
vaticanas, sí hubo delegación gubernamental, integrada por Leopoldo Torres,
vicepresidente primero del Congreso y diputado por Guadalajara, el embajador
ante la Santa Sede, Gonzalo Puente Ojea, directores generales de Asuntos
Religiosos del Ministerio de Justicia y de Relaciones con la Santa Sede y los
alcaldes de Guadalajara y Tortosa (15, 16). La ausencia del Presidente y otros
miembros del gobierno tuvo un amplio eco en la prensa italiana y algunos
periódicos como “La Nazione” o “Il Giorno” la calificaron como una descortesía,
a la vez que alababan la actitud prudente del Papa al no haberse referido a
ella ni a otras cuestiones políticas en su homilía (17). Para algunos, esta
cuestión se podría haber saldado si hubiera acudido el presidente del Senado,
dado que Spínola había sido senador representando al clero por la provincia
eclesiástica de Granada, en el año 1886 (11, 18).
Quien
no dudó, en cuanto a la necesidad de su presencia en tan significativo acto
para la ciudad de Sevilla fue su alcalde, el también socialista Manuel del
Valle, que acudiría a Roma, en compañía de su esposa y de los portavoces de los
distintos grupos políticos, presentes en aquel momento en el ayuntamiento:
Guillermo Gutiérrez (PSOE), María Dolores Meléndez (AP) y José María Ferre
(PDP), acompañándoles igualmente el gobernador civil, Alfonso Garrido. La
delegación municipal no viajaría directamente a Roma sino que se trasladaría
desde Nueva York, donde había estado, desde el día 22 de marzo, promocionando
la Expo-92 (19). El alcalde y su mujer, María Luisa de Pedro, pudieron
cumplimentar personalmente al Papa, como muestra la imagen publicada en el
diario ABC, en la que aparecen ambos de rigurosa etiqueta, él con frac y ella
ataviada con mantilla negra (20).
La
beatificación de Spínola tuvo también una especial repercusión en el mundo de
las cofradías sevillanas, dado que el cardenal había sido benefactor y estado
especialmente vinculado a varias de ellas, como se detallaba minuciosamente en
los extensos reportajes monográficos realizados por Juan Carrero y publicados
en el diario ABC (21). Durante su
etapa como párroco en la iglesia de San Lorenzo, Spínola contribuyó a que la
Hermandad de La Soledad pudiera recuperar el esplendor perdido tras una época
de notable crisis, por lo que fue nombrado hermano mayor honorario en 1897; aprobó
las reglas de la Hermandad de San Roque y Santa Cruz y la fusión de la
Hermandad del Prendimiento con la de San
Andrés, concediendo el permiso para su traslado a la capilla de la calle Orfila
y renovó igualmente las reglas de la Hermandad de los Negritos. Mantuvo también
una estrecha relación con la Hermandad de la Macarena pues, además de bendecir
la capilla de la Virgen de la Esperanza en el templo de San Gil, hizo posible
la concordia entre esta hermandad y la del Gran Poder el 24 de marzo de 1903. Pero,
sin duda, su mayor y especial vinculación se estableció con la Hermandad del
Gran Poder pues, prácticamente al año de su llegada a la feligresía, ingresó
como hermano de la cofradía en marzo de 1872 y pronto pasó a ser su director
espiritual, cargo que mantuvo hasta que fue trasladado como obispo de Coria
(Cáceres) y posteriormente de Málaga, y que recuperó con su vuelta a Sevilla,
ya como arzobispo, aprobando las nuevas reglas de la hermandad el 22 de febrero
de 1899 y fue nombrado hermano mayor honorario.
De
ahí que no fuera casualidad que el Señor del Gran Poder fuese ese año la imagen
elegida para presidir el via-crucis de las hermandades, aunque no aparecía
entre las que se barajaban como
candidatas en un principio (Cristo Yacente del Santo Entierro, Cristo de la
Salud de San Bernardo y del Descendimiento de la Quinta Angustia), puesto que
ya había salido con anterioridad y este hecho era insólito, por lo que su
designación no fue hecha pública hasta veinticuatro horas después, a petición
del hermano mayor pues no quería comprometerse hasta obtener el beneplácito de
su cabildo de oficiales (22). Otros hechos excepcionales fueron que el Señor
saliera con una túnica bordada del siglo XIX, la denominada «de
las espinas»
obra de Teresa del Castillo, en lugar de la lisa habitual, que se efectuaran
estaciones frente al colegio de las Esclavas (segunda) y ante el mausoleo del
cardenal en la catedral (decimotercera) y que se hubiera trasladado la salida
al día 23 de marzo y no se realizara el primer lunes de Cuaresma como era y es costumbre.
De esa manera, la ciudad - que acudió de
manera multitudinaria a presenciar el recorrido, lo que hizo que el cortejo
penitencial entrase en la catedral con
un gran retraso - y el mundo cofrade rendían su especial homenaje y serviría
para recordar el suceso acaecido en mayo de 1901 cuando Spínola enfermó
gravemente de tifus, sus diocesanos
prometieron oraciones en petición de una rápida mejoría y los cofrades del Gran
Poder, en pro de su querido padre espiritual, elevaron una emocionada súplica: «Jesús del Gran Poder, si es necesaria
una víctima escógela entre nosotros, pero salva al padre, aunque sea preciso
sacrificar alguno de sus hijos»
(21).
Durante
toda la Cuaresma, aparecieron diversos escritos en la prensa diaria alabando las
virtudes del cardenal, su lealtad a Dios y coherencia de vida, su enseñanza y
compromiso con las necesidades sociales de su tiempo y sus circulares acerca de
la liturgia y relación con las distintas manifestaciones populares,
especialmente con la Semana Santa donde, lejos de buscar cualquier
confrontación, mediaba en la solución de conflictos y exhortaba al buen
desarrollo de los actos públicos cuando escribía: «Nos referimos a las procesiones que suelen convertirse en espectáculo,
y quizá, lo que es todavía más doloroso, en verdadero escándalo, en tal manera
que no ha faltado quien haya creído que debían prohibirse en absoluto. No
participamos nosotros de tal parecer, sino antes, estimamos que son útiles
estos actos de religión por más de un motivo; pero juzgamos deber
imprescindible hacer cuanto a nuestro alcance está a fin de evitar las
irreverencias, los abusos y los excesos, que con ocasión de las procesiones
suelen cometerse aun por los mismos que más interesados se hallan en su
esplendor y lustre, como son los miembros de las Hermandades» (23,24).
Todas
estas cofradías sevillanas, vinculadas de una u otra manera al cardenal
Spínola, celebraron cultos extraordinarios e hicieron su recorrido procesional
ese año portando algún elemento o insignia especial en su honor, como la de la
Soledad de San Lorenzo, para cuya realización donó su capa cardenalicia Bueno
Monreal. Esta misma hermandad celebró la
función principal de su quinario el día 8 de marzo, acudiendo expresamente a Sevilla,
para predicar en la misma, monseñor Ángel Suquía, cardenal-arzobispo de
Madrid-Alcalá y en aquel momento recién elegido presidente de la Conferencia
Episcopal española, quien llevó durante la celebración litúrgica un antiguo
pectoral que había pertenecido a Spínola y a él dedicó la mayor parte de su
larga homilía (25). También se produjo
alguna circunstancia curiosa como fue el que cinco nazarenos de la Macarena
acompañaran al Señor del Gran Poder hasta la Catedral y que una representación
del Gran Poder hiciera estación de penitencia con la Macarena. Asimismo,
diversos miembros de las corporaciones de todas estas hermandades acudieron a
Roma para la beatificación.
Fray Carlos Amigo Vallejo, Arzobispo de Sevilla, y S. S.
Juan Pablo II, durante
la beatificación de Don Marcelo. |
Pero no sólo las
hermandades sevillanas de penitencia se unieron a las autoridades eclesiásticas
y civiles y a las representaciones de los colegios de las Esclavas, la
Hermandad de la Divina Pastora de Cantillana, cuya estrecha vinculación con el
cardenal Spínola es sobradamente conocida y se ha tratado de manera extensa en
otros artículos de esta misma revista, también quería y tenía que estar
presente en tan magno acontecimiento. Por ello, el lunes 23 de marzo, salió de la Parroquia de Cantillana el
simpecado de la Divina Pastora que encabeza la peregrinación
de la hermandad a la beatificación del cardenal Spínola. Los dos autocares que
componen la peregrinación pastoreña fueron despedidos con repiques de campanas
y cohetes en la plaza del Llano.
Con motivo de la beatificación, la Hermandad
de la Divina Pastora, muy vinculada al cardenal Spínola que fue hermano mayor
perpetuo, entregará a Su Santidad Juan Pablo II un relicario en plata de ley
con la imagen de la Divina Pastora de Cantillana, realizado en los talleres de
Villarreal. La hermandad, que ha mantenido vivo el recuerdo a Don Marcelo,
colocará desde el domingo un lienzo con su imagen, que recibirá culto en la
parroquia (26).
En dicho viaje, el grupo de la Hermandad de la Divina
Pastora visitó la basílica de San Francisco de Asís y el sepulcro del santo. La
Hermandad de Cantillana tiene el título de franciscana. La
hermandad dejó como recuerdo en dicho templo un cuadro con la efigie de la
Divina Pastora (27).
Esta extensa
representación de nuestra hermandad se integraba así con los miles de peregrinos
que contribuyeron a que el día 29, en la plaza de San Pedro de Roma, se viviera
una auténtica fiesta española, como pusieron de manifiesto la mayoría de
diarios españoles e italianos del momento. Desde el día anterior a la beatificación, en
la prensa iban apareciendo distintos reportajes que explicaban cómo sería la
ceremonia y servirían para elevar los ánimos tanto de los allí congregados como
de los lectores que seguirían la misma desde nuestro país. Algunos de ellos
constataban la llegada de un total de mil setecientas educandas de las
Esclavas, lo que se ha llamado «Juventud Spínola». Las jóvenes de Sevilla y Huelva se
unieron en Córdoba con las procedentes de Málaga hasta formar un tren de
Juventud Spínola de dieciocho vagones, que culminó su trayecto en Barcelona,
desde donde las jóvenes continuaron a Roma en autocares. La organización de
esta peregrinación de juventud puede considerarse perfecta. Igualmente,
informaban de que los peregrinos de toda
España, acogidos a los distintos viajes del programa oficial, han recibido una
biografía del cardenal Spínola, profusamente ilustrada con fotografías. Se
titula «Imágenes de la fe» y ha sido realizada por la hermana
Concepción Montoto y prologada por el Arzobispo de Sevilla, Monseñor Amigo.
Asimismo todos llevan un distintivo de la beatificación con la imagen del
cardenal Spínola. También reflejaban que el sábado, a las ocho de la
mañana, había partido del aeropuerto sevillano el vuelo chárter denominado «especial
sacerdotes» en el que, además del público
en general, viajaron hasta Roma numerosos religiosos y miembros de los medios
informativos. Encabezaban este viaje, cuyo regreso a nuestra ciudad está
previsto para el martes, el arzobispo de Sevilla, monseñor Amigo, y los obispos
de Málaga, Ramón Buxarráis; de Cádiz, Antonio Dorado; de Jerez, Rafael Bellido;
de Guadix, Ignacio Noguer; de Huelva, Rafael González Moralejo; de Badajoz,
Antonio Montero, y de Coria-Cáceres, Jesús Domínguez (28).
Monseñor
Buxarráis había hecho pública días antes, una pastoral titulada «Las
huellas de un santo por tierras malagueñas», donde realizaba una semblanza de don Marcelo Spínola,
centrándose especialmente en los diez años en que ejerció su ministerio
episcopal en Málaga.[…] Afirma monseñor Buxarráis en su pastoral que al igual
que en Coria don Marcelo visitó Las Hurdes, que no habían conocido jamás a un
obispo, en Málaga sus primeras visitas fueron a los pueblos más lejanos, como
los de la Axarquía o la Serranía. […] Su generosidad se hizo patente cuando el
terremoto o el cólera asolaron zonas de la diócesis y recabó todas las ayudas,
incluso de los propios sacerdotes, que cedieron el diez por ciento de la exigua
ayuda económica que percibían.
En aquellas fechas
Málaga vivía unas situaciones socio-económicas difíciles, de suma pobreza. Y
refiere monseñor Buxarráis en su pastoral que don Marcelo fue de los pocos
españoles capaces de percibir las urgencias sociales de la época. Él escuchó de
boca de los afectados las situaciones de hambre e injusticia. Cita la pastoral
palabras textuales del cardenal: «No
desconocemos que el obrero se queja a menudo con razón de la conducta usada
para con él por el capitalista, que, codicioso de ganancia, lo explota cual si
fuese una máquina a la que no se da más que aceite y sebo para que se mueva
ligera y funciones con perfección».
Junto a la denuncia hizo lo posible por remediar la necesidad existente,
creando un servicio de comidas gratuitas y un asilo para cobijar a los que no
tenían techo (29). Creo que sobran todos los comentarios, pero considero
que, en el contexto actual, no pueden ser más vigentes las palabras de Spínola
y su vida de hombre valiente, humilde y solidario, debería ser también un
ejemplo para todos y cada uno de nosotros.
No
es de extrañar, por tanto, que el día de la beatificación se pudieran leer
frases como ésta: Puede decirse, sin
temor a error, que es el momento de Spínola… (30). Ese momento llegaría en
la mañana del domingo 29 de marzo de 1987, una mañana que amaneció nublada y lluviosa aquí en Roma, lo que, sin embargo, en
ningún momento restó esplendor y luminosidad a la jornada litúrgica que
vivieron los peregrinos españoles que, desde las siete y media fueron
ocupando la Basílica de San Pedro, llevando muchos de ellos la edición especial
en español que «L’Obsservatore Romano» había realizado el día
anterior. A las nueve y media en punto partió desde la
puerta principal de la Basílica, la
procesión de entrada presidida por Su Santidad el Papa, quien revestido con los
ornamentos pontificales se dirigió al gigantesco baldaquino central, obra, al
igual que la Cátedra y la plaza de San Pedro, del genial arquitecto napolitano
Gian Lorenzo Bernini. Juan Pablo II bendijo, antes de dirigirse al altar, a los
fieles que se hallaban en las primeras filas. […] Tanto en la balconada de la plaza de San Pedro como en el interior de
la Basílica, figuraban debidamente cubiertos los tapices con las figuras de los
cinco nuevos beatos […]. Los
peregrinos acogieron con aplausos la presencia del Papa en el altar antes de
que diera comienzo la misa. Tras el rezo del kirie, se procedió a la ceremonia
de la beatificación. Los obispos de la diócesis donde fallecieron los nuevos
beatos solicitaron formalmente su elevación a los altares con una semblanza
personal de cada uno de ellos. […]. Inmediatamente después, el Santo Padre
pronunció en latín la fórmula de la beatificación y se descubrieron los tapices con los que los cinco venerables siervos
de Dios subían definitivamente a la Gloria de Bernini.[…] Tras la liturgia de la palabra, Su Santidad
el Papa Juan Pablo II pronunció una homilía en castellano. […] Especialmente emotivas fueron para los
muchos sevillanos que nos hallábamos presentes en la ceremonia las palabras que
el Sumo Pontífice dedicó en su plática a la figura del cardenal Spínola: «Elevamos hoy también a la gloria de
los altares- dijo Juan Pablo II- al cardenal Marcelo Spínola y Maestre…Es una
ocasión oportuna para agradecer al Señor el testimonio de Santidad de los que
puso el Espíritu Santo como guardianes y pastores de la Iglesia, deseo destacar
ante todo su confianza en el Señor, que fue el lema de su episcopado: ‘Todo lo
puedo en Él’. Apoyado en esta confianza, logró brillar en aquellas virtudes que
constituyen la gloria y corona de un obispo: la heroicidad en el cumplimiento
sacrificado de sus deberes episcopales, el amor y entrega a los pobres desde el
desprendimiento y la austeridad, la preocupación por la formación de los más
humildes que le llevó a fundar la Congregación de las Esclavas del Divino
Corazón para el apostolado de la educación de la juventud; su independencia
eclesial por encima de divisiones y partidos siendo portador de paz y
comprensión a la vez que defensor de la libertad de la Iglesia en el
cumplimiento de su misión sagrada. Todo ello alimentado por un amor encendido a
Jesucristo y revestido de una profunda humildad personal.
Los padres de la Iglesia – siguió
diciendo el Papa en su homilía – debemos ver en el nuevo beato un ejemplo, un
aliento y una esperanza en el ejercicio del ministerio que se nos ha confiado.
Por eso, la Iglesia se alegra por ser hecha realidad la Santidad excelsa de uno
de sus abnegados pastores».
Terminada la homilía, en el
ofertorio de la misa, se procedió a la presentación de las ofrendas. Hasta el
altar llegaron productos relativos a las vidas, obras y lugares donde nacieron
los cinco españoles que acababan de subir a los altares. En el caso concreto
del beato Marcelo Spínola, una pareja de jóvenes ataviados con trajes típicos
andaluces ofrecieron vino, aceite y sal […] (30).
Cartel editado por nuestra Hermandad
para anunciar la peregrinación. |
Previamente, en la oración de los
fieles, una hermana de las Esclavas leyó en su lengua vernácula – el japonés –
una de las preces.
Tras la comunión, distribuida
por el Papa y por los obispos y sacerdotes concelebrantes, el Santo Padre
impartió la bendición a los fieles y peregrinos y dio por finalizada la
ceremonia de la beatificación (30).
Esta
ceremonia fue calificada como insólita ya que desde 1622, año en que fueron
declarados santos Teresa de Jesús, Ignacio de Loyola, Francisco Javier e Isidro
Labrador, no se había visto en Roma algo
semejante, puesto que con el Papa concelebraron siete cardenales, diez arzobispos, veinticuatro obispos y seiscientos
treinta sacerdotes de nuestro país, según la crónica del diario ABC, aunque las cifras difieren según
otras fuentes (31).
Juan Pablo II
volvió a saludar de nuevo a los españoles y sevillanos congregados en Roma
durante el acostumbrado rezo del Angelus en la plaza de San Pedro… Igualmente
pronunció unas palabras en castellano en las que volvió a recordar a los cinco
españoles beatificados. Y todo esto en
medio de un inmenso júbilo animado por cantes y bailes por sevillanas entre las
que no podían faltar las dedicados al beato Marcelo Spínola ni tampoco aquellas
otras que el Papa recuerda con tanto cariño desde la visita que realizó a
Sevilla en 1992 «No
te vayas todavía…»
(30).
La beatificación de Spínola se produjo a las diez y
cinco de la mañana, mientras y a esa misma hora, en Sevilla repicaban las
campanas de la Giralda en señal de júbilo y a continuación se oficiaba una misa
al pie del sepulcro del cardenal en la catedral, presidida por D. Eulogio
Hernández Bastos, presidente en funciones del Cabildo Catedral (32). Se cumplía
así lo que había dejado escrito monseñor Amigo, antes de partir para Roma, en
un texto titulado «Enhorabuena Sevilla»: «Y repicarán las campanas de la Giralda. Desde el cielo, don Marcelo, ya
en ese momento el Beato Spínola, mirará a su querida Sevilla. Pero no verá la
Giralda, ni el Parque de María Luisa ni el barrio de San Lorenzo, tan lleno con
sus amores, sino que contemplará con cariño inmenso el alma y la vida de los
hombres de Sevilla. Porque ellos, los sevillanos son quienes le ayudaron a ser
hoy bienaventurado. La caridad es así: convierte en santo a quienes la
practican. Y don Marcelo fue hombre lleno de caridad y del espíritu de Dios
que, después de querer con toda el alma a sus hermanos los hombres, se fue a vivir
para siempre con Dios en el cielo».
En el texto señala monseñor Amigo que Spínola
fue nuestro obispo y nuestro limosnero, y felicita a Sevilla y a su Iglesia: «Enhorabuena porque Dios te bendice en
la santidad de tus hijos. Porque te hiciste misericordia en el hombre
misericordioso. Porque nos enseñas a practicar la justicia en el hombre justo» (33).
El día
siguiente a la beatificación se celebró en Roma, a las siete de la tarde, una
misa de acción de gracias en la Basílica de Santa María sopra Minerva. Presidió
la concelebración monseñor Carlos Amigo Vallejo y la procesión de entrada,
mientras se cantaba el nuevo himno de
Don Marcelo, con letra y música de Maximino Carchenilla, la componían parejas
de alumnas de las Esclavas ataviadas con los trajes típicos de todas las
regiones donde la Congregación tiene centros. La misa finalizó con una
apoteosis mariana, ya que la figura de Don Marcelo estuvo muy unida a la
Virgen, y estarán presentes todas las Vírgenes Patronas de las ciudades donde radican
las Esclavas.
Siguiendo la costumbre de hacer al Santo
Padre un obsequio con motivo de la beatificación, la Congregación de Esclavas,
entre otros valiosos regalos, ha ofrecido al Papa treinta cálices y copones,
que el Pontífice suele donar a misiones, y otras tantas albas y casullas (30). Además de estos regalos, el Papa
recibió una imagen de la Virgen del Pilar en plata que perteneció a D. Marcelo
y le entregó María Lourdes Díaz Trechuelo, sobrina del cardenal, en
representación de la familia Spínola y especialmente de su madre, Soledad
López-Spínola Vila, marquesa de Spínola y sobrina nieta del cardenal, que no
pudo trasladarse a Roma debido a su avanzada edad (34). También, y como
elemento anecdótico, el Papa pudo probar la repostería sevillana típica de las
Semana Santa, pues la casa Ochoa le hizo llegar, a través de un familiar, un
surtido de torrijas y pestiños (35).
Después de la
beatificación se fueron haciendo públicas algunas demandas de determinados
colectivos para homenajearle, como fue la petición del entonces concejal de
Alianza Popular en el ayuntamiento de Sevilla, Manuel García, para que se
erigiera una estatua del cardenal Spínola dado que no existía ningún monumento
en la ciudad que le recordara, proponiendo que la estatua presidiera la plaza
de San Leandro, de cuya parroquia fue titular (36) y se fueron celebrando
diversos actos en acción de gracias, como el triduo en la hermandad de los
Negritos y la conferencia de Pedro Muñoz González sobre «Vivencia de un hermano de los
Negritos en la beatificación del cardenal Spínola», celebrados a primeros de
abril y finales de mayo respectivamente; o la misa en el patio del colegio de
las Esclavas, presidido por el tapiz de cuatro metros con la imagen de D.
Marcelo que fue colocado en el altar de Roma el día de su beatificación, a la
que siguió la actuación de un conjunto coral, el día 21 de mayo, en el que se conmemoraba el 123 aniversario
de la ordenación sacerdotal del cardenal; y el programa «Hoy
mismo»
de TVE Andalucía trató en extenso la beatificación de Spínola, completando así
las emisiones especiales que tanto a través de la televisión como de la radio,
se habían dedicado al cardenal, así como fascículos independientes en algunos
diarios (37).
La Hermandad de la Divina Pastora de Cantillana
también rindió un homenaje al cardenal durante todo el año 1987, iniciado con
la edición de un folleto de gran interés
y valor con motivo de la beatificación del cardenal Spínola, bajo el título «La Divina Pastora de Cantillana y el
Cardenal Spínola».
Esta publicación contempla, junto a escritos del nuevo beato sobre la Divina
Pastora, distintos testimonios de la visita que el Venerable Spínola efectuó a
Cantillana con ocasión de las fiestas pastoreñas del año 1900, tras las que
quedó vinculado a la Hermandad como hermano mayor perpetuo.
Sobre esta
asistencia a las tradicionales fiestas de septiembre, se relata que Marcelo
Spínola y Maestre fue recibido en olor de multitud al entrar en Cantillana
cruzando el Guadalquivir en la ya legendaria barca-puente que se utilizaba
entonces, hospedándose en una cómoda mansión del siglo XIX, situada en la
actual calle Real, que era el domicilio de María del Patrocinio Morillas, una
destacada devota de la Divina Pastora y miembro de la junta directiva de la
hermandad.
Altar que se instaló junto al retablo de la Divina Pastora,
con motivo del triduo de acción de gracias que se celebró en el mes de junio. |
El 8 de
septiembre, festividad de la Natividad de Nuestra Señora y el día grande de los
pastoreños, Marcelo Spínola ofició la solemne Función Principal de Instituto,
conservándose aún las líneas maestras del sermón que predicó. Por la tarde, la
tradicional procesión de la Pastora sufrió en su recorrido ese año una ligera
modificación en honor del ilustre visitante para que pasara por su residencia
de la calle Real.
Ni que decir
tiene que en la Hermandad pastoreña de Cantillana la satisfacción es grande por
esta reciente beatificación a cuya ceremonia en Roma peregrinó una
representación de la misma, pues en verdad es importante el cariño y la
veneración que se le profesa. Por otra parte, hay que indicar que en la última
modificación de las reglas de la Hermandad para adaptarlas al nuevo Código de
Derecho Canónico y a las disposiciones diocesanas sobre la materia se
introdujeron al comienzo de las mismas unas palabras del cardenal Spínola
dedicadas a la Virgen y un apartado referente a cultos donde textualmente se
indica: «La Hermandad recomienda la
devoción privada al Venerable Spínola y se compromete una vez beatificado a
adquirir una imagen suya para el culto público en la parroquia y también para
dedicarle un triduo anualmente ante el camarín de la Divina Pastora» (38).
Igualmente, la hermandad realizó
una peregrinación a la Catedral de Sevilla para asisitr a la misa que se
celebró ante el sepulcro del cardenal en acción de gracias por su beatificación
y las fiestas pastoreñas de ese año 1987 se dedicaron a Spínola, como ya se
trató en extenso, en esta misma sección, en el número correspondiente al año
pasado (39).
El mes de
septiembre de 1987 fue un mes marcado por la beatificación de Spínola no sólo
durante los cultos de la Hermandad de la Divina Pastora de Cantillana. El día
16 tuvo lugar, en la sala de la Caja de Ahorros Provincial San Fernando de
Sevilla de la calle Chicarreros, la presentación del libro «Consagrados
a Dios, servidores del mundo», que recoge la espiritualidad
sacerdotal y la acción pastoral del beato Marcelo Spínola. Su autor, Antonio
Granado era canónigo de la Catedral y Secretario del arzobispo, de ahí que
monseñor Carlos Amigo, que había realizado el prólogo, presidiera el acto de
presentación y pronunciara las palabras de clausura del acto, en el que
intervinieron para presentar la obra el director de la Oficina de Pastoral
Diocesana, Carlos Ros Carballar, y la hermana Concepción Montoto, de las
Esclavas del Divino Corazón. En palabras del propio autor, que ya había
publicado anteriormente un folleto titulado «Siempre a punto para el bien» con
ocasión de su proclamación como Venerable, «sobre el beato Spínola hay varias y buenas biografías y diversos
trabajos, pero lo que a mi me ha ocupado ha sido la reflexión sobre don Marcelo
sacerdote y pastor. Es decir, esa dimensión central de su vida, en la que se
sacrificó, que indudablemente es riquísima y merecía una atención especial» (40).
Al día siguiente,
daba comienzo en la Catedral de Sevilla el triduo de acción de gracias
organizado por la Obra de la Palabra de Dios, que debía haberse celebrado en
primavera, pero la inminencia de la Semana Santa primero y una posterior
enfermedad del arzobispo después, retrasaron hasta esa fecha. Estuvo presidido por una imagen de 1,55 m. del
cardenal que había realizado el escultor
Antonio Borrego para que recibiera culto en la iglesia del colegio de las
Esclavas. El día 17 predicó el vicario general del obispado de Cádiz, Ignacio
Eguiza; el día 18 la homilía corrió a cargo del obispo de Coria, monseñor Jesús
Domínguez y el tercer y último día intervino el obispo de Málaga, monseñor
Buxarráis. El triduo finalizó con un solemne Pontifical que tuvo lugar el
domingo 20 de septiembre a las doce de la mañana, presidido por el arzobispo,
quien ensalzó en su homilía la figura del beato Spínola, caracterizada por su humildad, pobreza y santidad… Como única riqueza,
don Marcelo quiso tener a Dios, la única riqueza del hombre creyente. En él se
ha cumplido la profecía «Bienaventurados
los pobres de espíritu porque de ellos es el Reino de los cielos…».
Tras
la Eucaristía, en la que actuó el Coro Polifónico de la Catedral, que ha
intervenido en todos los cultos celebrados estos días, los Seises bailaron la
danza «Altísimo Señor» en honor del beato Spínola, ante
cientos de personas que abarrotaban la Catedral.
La
actuación de los Seises se celebró por especial acuerdo del cabildo catedral,
ya que éstos sólo danzan en festividades especiales como el Corpus y la
Inmaculada, entre otras.
La
función terminó con una procesión hasta el sepulcro de Marcelo Spínola, en la
que numerosas personas portaban ramos de flores para hacer la ofrenda al
sepulcro del beato. A esta función, asistieron familiares de Marcelo Spínola
(41).
Este
solemne acto, en el que la Hermandad de la Divina Pastora de Cantillana también
estuvo presente, constituyó la clausura del que podríamos denominar «año
de Spínola»
y será recordado igualmente como aquél en el que nuestra hermandad realizó su
primer viaje a Roma. Un viaje, en el que tenía intención de participar pero
circunstancias de índole familiar me lo impidieron. No obstante, veintidós años
después, al recorrer con mis hijos algunos de los escenarios que fueron
protagonistas del mismo, imaginé la emoción que se debió sentir y unas instantáneas
de nuestra Divina Pastora de las Almas, con un ¡Viva la Pastora Divina! apresurado
y a bolígrafo impreso al dorso, quedaron en algún banco de Santa María sopra
Minerva y Santa María dei Trastevere, como particular homenaje de todos los
miembros de mi familia, presentes y ausentes, a nuestro hermano mayor perpetuo.
Mª de las Mercedes Lomas Campos
Publicado en la revista Cantillana y su Pastora, nº 17, correspondiente al año 2012.
NOTAS BIBLIOGRÁFICAS
1.- Gamito G. Sevilla
los quiere santos. ABC. Sevilla. Domingo 2 de agosto de 1981, pp. 24-9.
2.- Hernández Díaz A.
Spínola, hermano de la Santa Caridad. ABC. Sevilla. Lunes 30-3-87, p. 31.
3.- Silva A. El
proceso de beatificación del cardenal Spínola se agiliza. ABC. Sevilla. Jueves
10 de marzo de 1983, p. 27.
4.- Petit AJ. Dieciocho
sevillanos van camino de los altares. ABC. Sevilla. Jueves 4 de noviembre de
1982, pp. 23-4.
5.- Gelán F. El
cardenal Spínola puede subir pronto a los altares. ABC. Sevilla. Jueves 10 de
noviembre de 1983, p. 35.
6.- ABC. Sevilla. Jueves
10 de marzo de 1983. Portada, huecograbado p. 5.
7.- Gamito G. Los
médicos del Vaticano aprobaron un milagro del cardenal Spínola. ABC. Sevilla. Jueves
6-3-86, p. 28.
8.- Gamito G. Es muy
probable que el cardenal Spínola sea beatificado el próximo mes de marzo. ABC.
Sevilla. Miércoles 8-10-86, p. 30.
9.- Gamito G. Hace
noventa y un años que el cardenal Spínola entró en Sevilla como arzobispo. ABC.
Sevilla. Sábado 14-2-87, p. 32.
10.- ABC. Sevilla.
Domingo 7 de diciembre de 1986. El cardenal Spínola más cerca de los altares.
Portada; Amigo C. Don Marcelo Spínola,
p.3; Summers M. Érase una vez…El
Cardenal Spínola, pp. 10-1;
11.- Gamito G.
Sevilla tiene en Roma una cita con el cardenal Spínola. ABC. Sevilla. Domingo 7
de diciembre de 1986, pp. 50-1.
12.- Peregrinación.
En la nota se aclara que la distribución de las invitaciones se hará
exclusivamente a través de la organización técnica de la Secretaría de la
Comisión organizadora de las Esclavas. ABC. Miércoles 14-1-87, p. 26 y Viaje a
Roma, carta al Director firmada por Manuel Cabezuelo Holgado en la que dice
textualmente: Se da el caso de que mi
agencia ha organizado varios viajes a Roma, con motivo de este importante
acontecimiento, sin vinculación alguna con las Esclavas, y naturalmente me
siento perjudicado por la publicación de la referida nota.
Se insinúa en dicha nota de que (sic) ellas
son las distribuidoras exclusivas de las invitaciones para la beatificación,
cuando saben muy bien que existen los conductos legales ante la autoridad
eclesiástica para obtenerlas, independientemente de que no creo que se le
niegue la entrada a la Basílica del Vaticano a ningún cristiano que lo desee. ABC. Lunes 19-1-87, p. 10. Al margen de cualquier
polémica sobre circunstancia ya pasada, parece evidente que D. Manuel no
dominaba excesivamente el protocolo que envuelve a estos actos.
13.- S. L. Francisco
Gil Delgado, delegado espiscopal para la beatificación del cardenal Spínola.
ABC. Sevilla. Miércoles 14-1-87, p. 29.
14.- Madrid. El
Gobierno no ha decidido su presencia en las beatificaciones de Roma. ABC.
Sevilla. Viernes 13-3-87, p. 20.
15.- S.L. El alcalde
viaja de Nueva York a Roma para la beatificación de Spínola. ABC. Sevilla.
Viernes 27-3-87, p. 37.
16.- Redacción. El
Gobierno, indeciso en enviar una delegación el 29 al Vaticano. La Vanguardia.
Sábado 14 de marzo de 1987, p. 17; El divorcio del embajador en el Vaticano
aumenta el malestar. La Vanguardia. Domingo 22 de marzo de 1987, p. 16.
17.- Martín S y
agencias. Ayer se celebró en Roma una misa de acción de gracias por la
beatificación de Spínola. ABC. Sevilla. Martes 31-3-87, p. 34.
18.- Ortuño V.
Senador Spínola. ABC. Sevilla. Sábado 11-4-87, p. 14.
19.- S.L. El alcalde
irá a Roma para la beatificación del cardenal Spínola. Sevilla. Martes 17-2-87,
p. 33.
20.- ABC. Actualidad
Gráfica. La gran fiesta de la fe cristiana. Sevilla. Lunes 30-3-87, p. 5.
21.- Carrero J. El
cardenal Spínola y las hermandades (I). ABC. Sevilla. Sábado 21-3-87, p. 70-1;
(y II ). Domingo 24-3-87, p. 100-1.
22.- S.C. El Gran
Poder saldrá otra vez en el via-crucis de Cuaresma de las hermandades. ABC.
Sevilla. Jueves 29-1-87, p. 35; S.C. Perfilado el itinerario del via-crucis con
el Gran Poder. ABC. Sevilla. Miércoles 11-3-87; S.C. Multitudinaria asistencia
al via-crucis del Gran Poder. ABC. Sevilla, Martes 24-3-87, p. 39. Remito también
al lector a una bella y sentida Tercera de ABC, firmada por Antonio Colón el
día 4 de marzo de 1987 y titulada «Sevilla en sus manos».
23.- Herrera J. La
enseñanza de Spínola. EL Correo de Andalucía. 7-3-87, p. 16.
24.- Amigo C. Un
cofrade ejemplar. El cardenal Spínola. El Correo de Andalucía. Cuaresma’87.
Núm. 1. Marzo 1987.
25.- León JJ.
Monseñor Suquía dedicó al cardenal Spínola su homilía en la Soledad de San
Lorenzo. ABC. Sevilla. Lunes 9-3-87, p. 30.
26.- S.C. Peregrinos
de la Divina Pastora de Cantillana asistirán en Roma a la beatificación de
Spínola. ABC. Sevilla. Jueves 26-3-87, p. 35.
27.- Redacción. El
Papa recibió un relicario con la imagen de la Divina Pastora. El Correo de
Andalucía. 6-5-87, p.10.
28.- Gamito G. Miles
de sevillanos asistirán hoy en Roma a la beatificación del cardenal Spínola y
otros cuatro beatos españoles. ABC. Sevilla. Domingo 29-3-87, pp. 37-8.
29.- S.L. El obispo
de Málaga dedica una pastoral al cardenal Spínola con motivo de su
beatificación. ABC. Sevilla. Miércoles 18-2-87, p. 32.
30.- Carmona MJ.
Sevilla, con Spínola, subió a la Gloria de Bernini. ABC. Sevilla. Lunes
30-3-87, pp. 36-7.
31.- En el artículo de
Albert Escala, corresponsal en Roma de La Vanguardia, publicado el lunes 30 de
marzo p. 19, aparecen reflejados seis
cardenales (los cuatro españoles, uno de Méjico y otro de Caracas); ocho
arzobispos; 16 obispos y cerca de 500 sacerdotes. Los cuatro cardenales
españoles a que hace referencia eran Suquía, Marcelo González, Jubany y
Tarancón, según aparecía en el diario ABC del mismo día, p. 9.
32.- ABC. Actualidad
Gráfica. La gran fiesta de la fe cristiana. Sevilla. Lunes 30-3-87, p. 4.
33.- S.L. Monseñor
Amigo felicita a la ciudad de Sevilla con motivo de la beatificación de
Spínola. ABC. Sevilla. Sábado 28-3-87, p. 32.
34.- Gamito G. La
marquesa de Spínola, la pariente más directa del cardenal, no asistirá a la
beatificación. ABC. Sevilla. Domingo 22-3-87, p. 43.
35.- Fernández Lérida
A. La repostería sevillana de Semana Santa, cada año más demandada y conocida
internacionalmente. ABC. Sevilla. Domingo 12-4-1987, p. 37.
36.- S.L. AP pide se
erija un monumento a la memoria de Spínola. ABC. Sevilla. Jueves 9-4-87, p. 33.
37.- Cofradías. ABC.
Sevilla. Martes 24-3-87, p. 38; Viernes 29-5-87, p. 38; S.L. Misa de acción de
gracias por la beatificación de Spínola en el colegio de las Esclavas. Sábado 23-5-87,
p. 37; Monge JM. En honor del beato Marcelo Spínola. El Correo de Andalucía.
23-5-87, p. 7; El Correo de Andalucía 3-4-87; S.L. El domingo día 15 el
programa televisivo «Pueblo
de Dios» estará
dedicado al cardenal Spínola. ABC.
Sevilla. Miércoles 11-3-87, p. 33. Radio Sevilla. Programación especial. ABC.
Sevilla. Domingo 5-4-87, p. 98. El Correo de Andalucía. Fascículo especial
dedicado a la beatificación del cardenal Spínola. 30-3-87.
38.- Díaz JM.
Cantillana. La Hermandad de la Pastora homenajea a Spínola. ABC. Sevilla.
Domingo 26-4-87, p. 43.
39.- Díaz JM.
Cantillana. Peregrinación de la hermandad de la Divina Pastora. ABC. Sevilla.
Lunes 6-7-87, p. 28; Redacción. Las fiestas de la Pastora se dedican a Marcelo
Spínola. El Correo de Andalucía. 4-9-87, p. 12; Redacción. Descubierto un
azulejo para conmemorar la visita al pueblo del beato Spínola. El Correo de
Andalucía. 18-9-87, p. 10; Lomas MM. Remembranza del año 1987: La ilusión de la
primera vez. Cantillana y su Pastora. 2011; 16:
40.- S.L. Mañana será
presentado un libro sobre la espiritualidad y la acción pastoral del cardenal
Spínola. ABC. Sevilla. Martes 15-9-87, p. 41; Martín Sarmiento A. «Servidores del mundo»: un libro sobre el beato Spínola. El Correo de
Andalucía. 16-9-87, p. 13; Redacción.
Presentado el libro sobre Spínola. El Correo de Andalucía. 18-9-87, p. 6;
Gamito G. Antonio Granado: «Mi
libro sobre el beato Spínola es una reflexión sobre su acción pastoral». ABC. Sevilla. Viernes 18-9-87, p.33.
41.- Gamito G.
Antonio Borrego ultima la imagen del cardenal Spínola para la iglesia de las
Esclavas. ABC. Sevilla. Sábado 14-3-87, p. 36; Redacción. Los Seises clausuran
los cultos en honor al beato Spínola. El Correo de Andalucía. 21-9-87, p. 5;
Actualidad gráfica. Los seises bailaron en honor del beato Spínola. ABC.
Sevilla. Lunes 21-9-87, p. 5.
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