María Rivero García
Hoy en esta sección que tanto éxito está cosechando, traemos
una nueva pastoreña, en este caso es María Rivero García, conocida popularmente
como “la chorrita”, y que residía en una de las plazas más emblemáticas y
populares de Cantillana como es la del Sagrado Corazón de Jesús, conocida como
de la cruz de los caídos, por el monumento que se levanta en el centro de la
misma.
María se caracterizaba por vivir intensamente la devoción a
la Divina Pastora, de una forma especial esperaba las fiestas pastoreñas,
encargándose del exorno de la plaza de la cruz de los caídos junto a su vecina
y también gran pastoreña Dorotea. Como cada calle tiene a su particular
tesorera encargada de recaudar el dinero necesario para sufragar los gastos del
exorno de la calle, cohetes o convites que se daba a las bandas de música,
María se encargaba de ello.
Fue una persona muy religiosa, asistiendo diariamente a misa
en la cercana Parroquia donde dirigía sus oraciones a la Divina Pastora en su
camarín, pero también antes de dormir cada noche le dedicaba unos momentos a la
oración a la Virgen, la Divina Pastora estaba presente en cada rincón de su
hogar, no obstante vivió en la casa que fue de las hermanas Rivas donde se conserva
la chimenea que sirvió de camarín de la Pastora durante su ocultamiento en los tristes momentos de la
guerra civil.
Esta pastoreña disfrutaba con ilusión todas las fiestas de
la Pastora, asistiendo a todos los cultos que en su honor le dedica la
Hermandad, la romería que anualmente cierra nuestro ciclo festivo también era
muy esperada por María invitando a su puerta todos los años al tamborilero a
tomar una copa de anís y rosquillos mientras que alegraba con su toque romero
la popular plazoleta entre las palmas y los bailes de las vecinas, nunca le
faltó un puro al “tío del tambor” en la
Cruz de los Caídos.
Cada año, la sublime noche del 8 de Septiembre, cuando le
quedaba pocos metros para volver a su casa y tras subir majestuosamente la
cuesta del reloj, la Divina Pastora pasaba por la puerta de María, que la
recibía las alabanzas y oraciones que
salían de lo más profundo de su corazón. Una de las últimas veces que contempló
en vida a tan preciada Imagen, fue en febrero de 1978, cuando volvía la imagen
en procesión desde la plaza del Llano, al regresar de su restauración, fue un
momento emotivo cuando la Virgen se paró junto a su puerta y ante Ella dirigió
una vez más sus oraciones y plegarias.
Supo trasmitir a su familia el amor y la devoción a la Madre
del Buen Pastor, desde sus posibilidades colaboró con su Hermandad y fue
donante de una oveja para el Risco; falleció en 1979, estando su alma dichosa
junto a la Reina de los Cielos, Pastora Divina de nuestras almas. Fue una
pastoreña más, que desde su humildad y sus posibilidades engrandeció a la
hermandad y a la devoción más grande de nuestro pueblo. Se ruega a todos los
lectores una oración por su eterno descanso.
1 comentario:
Orgullosa estoy de ver tenido una bisabuela tan Pastoreña como era Maria y como era Pastora, dos personas que supo transmitir a su familia ese amor y esa devoción por la Divina Pastora. Le agradesco a este blog por acordarse de María.
Pastora Guerrero
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