Rosario Durán Espinosa
Rosario Durán Espinosa, conocida como “Rosario la de las
niñas” es hoy nuestra pastoreña de
corazón. El apodo le viene de casta, debido al predominio del sexo femenino en
su familia, como Joaquina y Carmen, dos
de sus tías con quienes convivió durante gran parte de su vida en la casa
número 4 de la calle Iglesia, y que a buen seguro fueron junto a su madre, las
personas encargadas de inculcarle la devoción pastoreña.
El hecho de haber nacido en el año 1916, le propició conocer
y vivir en primera persona gran cantidad
de acontecimientos históricos y multitud de vivencias. Entre ellas la acaecida
en casa de sus tías durante los trágicos sucesos de 1936, donde por su cercanía
a la Parroquia, fue escondido el
Santísimo Sacramento que previamente había sido sacado del Sagrario para evitar
su profanación por el movimiento anticlerical.
Persona de gran convicción religiosa, siempre estuvo unida a
la vida parroquial, de ahí que mantuviese
muy buenas relaciones con los distintos párrocos del pueblo. Fiel devota del Santísimo Sacramento, y
camarera de la imagen de San José y de su niño Jesús, de cuyos trajes siempre fue la encargada de
custodiar al igual que de tener adecentado su altar, cargo que en la actualidad
desempeña su hija Pastora.
Debido a la sencillez y a la seriedad de su carácter, fue
siempre muy discreta a la hora de mostrar su pastoreñismo. Pero sólo bastaba
escucharla para percatarse de que su devoción era profunda y auténtica, basada
siempre en el amor a la Virgen y en el respeto. En su forma de hablar sobre la
Pastora y sus cosas, se veía reflejada la identidad de una Pastoreña rancia de
antiguo abolengo, portadora de cientos de vivencias que transportaban al oyente a tiempos pasados. Nunca faltó a un
culto de su hermandad, como a la Romería en la que desfrutaba intensamente en
aquella caseta que instalaba junto a otras familias. Por entonces la romería
era de un solo día y como en no pocas ocasiones, el mal tiempo le hacía tener el corazón en
vilo durante la noche previa, era otra gran sufridora del tiempo como tantos
pastoreños.
No sabía expresar lo que sentía por dentro cuando la Virgen
se acercaba a su puerta, esa que siempre fue y sigue siendo un punto de
encuentro para muchos de sus familiares y allegados pastoreños, que se
congregan en ese lugar estratégico para ver salir a la Virgen en la noche del 8
de septiembre. Junto a ella se vivieron
momentos muy especiales cuando la Pastora pasaba ante sus ojos entre los
efusivos clamores de las pastoreñas allí congregadas. Y es que como Rosario, ningún pastoreño se
atrevería a describir “lo que le entra por el cuerpo” cuando la ve aparecer entre la
oscuridad de la calle Iglesia.
Murío en el año 1999, con 83 años de edad, dejando la
semilla pastoreña y los valores cristianos sobre sus dos hijos y entre sus 5
nietas, sí… nietas en femenino, merece
la pena resaltar el dato, pues llama la
atención como el destino no ha querido que se perdiera el cariñoso apelativo “de las niñas” que
desde hace varias generaciones viene identificando a esta querida familia.
Que la Divina Pastora de las almas la tenga en su gloria. Se
ruega al lector una oración por su eterno descanso. D.E.P
3 comentarios:
Muy bien habeis descrito a Rosarito la de las niñas, tan cristiana, tan humilde y tan pastoreña. Guardo un gratísimo recuerdo de ella, pues tuve la suerte e conocerla muy de cerca, al igual que de su vecina Pilar, pastoreñísima igualmente.
Nati Rosa Sanz
Una pastoreña ejeplar siempre con los valores cristianos por delante, como curiosidad tus tías fueron camareras de la Virgen de la Granada que se veneraba en la parroquia hasta 1936 en que fue destruida.
Mis felicitaciones a los autores de estos artículos y de esta sección de "Pastoreños de corazón".
preciosos artículos y muy buena idea, por que ya era ora de revindicar a tantos y tantos pastoreños, que lo eran incluso más que otros, cuyos nombres nunca han salido, ni se les ha reconocido su aportación que es mucha: su pastoreñismo ejemplar que trasmitieron a sus hijos, descendientes y personas cercanas.
Ellos, anónimamente, y sin deseo alguno de protagonismos, a diferencia de otros, han hecho realidad y engrandecido con los siglos a la Hermandad de la Pastora que no es de unos apellidos ni de unas familias concretas, sino de infinidad de ellos... o es del pueblo y de los hermanos o no es hermandad...
A ellos y a vosotros: gracias por la lección. Cuanto estamos aprendiendo con este blog, eh???
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