Pastoreño de Corazón (IV)

Concepción Caro Pérez

Una hermana que todavía perdura en el recuerdo de muchos pastoreños fue Concepción Caro Pérez, más conocida como Concha Caro, que se destaco durante toda su vida por el inmenso amor y devoción que le profesó a la Divina Pastora a la que exaltaba con infinidad de versos que ella misma componía.

Su afición por el mundo de la poesía la puso al servicio de su amada Pastora y se convirtió en una propagadora de la devoción pastoreña y de los acontecimientos más relevantes de la institución. Sin ningún tipo de ayuda, ella misma editaba en unos trípticos sus versos y muchos pastoreños se interesaban por ellos, acudiendo a Concha para adquirirlos. Su lenguaje cercano y popular hacia muy amena la lectura y propiciaba que algunos versos fueran aprendidos de memoria por algunos pastoreños. 

Concha era propietaria de una yunta de bueyes que era la encargada de tirar de la carreta del Simpecado durante los primeros años de la romería siendo llevaba por su hermano Antonio Caro, que era el boyero. Uno de los últimos recuerdos que los pastoreños guardan de ella, fue su ultimo y emotivo “viva” que le dio a la Pastora al pasar el Simpecado en el Rosario de la Aurora por la calle Nuestro Padre Jesús junto a la antigua plaza de abastos, donde daba la parte trasera de su casa, según los que lo presenciaron, le salió de lo más profundo del corazón y emocionó a cuantos fueron testigos de ello y conocieron su pastoreñismo. Poco después falleció, fue su “despedida” terrenal, su ultimo piropo a la Virgen de sus amores… y pasó a estar eternamente junto a su Divina Pastora, a la que tanto quiso.

Nació en 1912 y desde los años de 1940 hasta la mitad de la década de 1980, hay cientos de letras de esta pastoreña, en forma de poesías, sevillanas, fandangos o campanilleros. Su labor de dar a conocer su más preciada devoción se enlaza perfectamente con el objetivo de este blog, está pastoreña a la que además se le dedicó una calle en la aldea de los Pajares hizo de cronista de algunos actos de la Hermandad como el juramento del Voto de la Realeza Universal de Nuestra Señora, emitido por primera vez en el mundo en 1950 por varias hermandades sevillanas entre las que se encontraba la nuestra; la llegada de la restauración de la Virgen en 1978; o los versos titulados “Romería y milagros de la Divina Pastora”, también escribió unos versos dedicados a Cristina Solís cuando falleció e innumerables letras para exaltar siempre a su Divina Pastora.

Supo trasmitir su cariño y su devoción a su familia, y sus descendientes han continuado queriendo a la Pastora como Concha les enseñó, participando activamente en la vida de la Hermandad. Es justo recordar a esta destacada pastoreña de corazón que se desvivió siempre por su Divina Pastora, por la cual sentía autentica pasión, y cuyo legado en forma de versos debe permanecer en el tiempo por eso desde este blog queremos rendirle un merecido y particular homenaje póstumo publicando uno de sus innumerables versos, la crónica del voto de la Realeza Universal de Nuestra Señora:

Como un recuerdo

En la Villa de Cantillana
existe una Hermandad
fundada hace varios siglos
que en el Mundo es de admirar.

Es la Divina Pastora,
con fe y con devoción
la segunda en España
después de su aparición.

La primera está en Sevilla
que es la de Santa Marina
que por cierto la conozco
esa Pastora Divina.

Esta Imagen fervorosa
a quien fuimos a visitar
y unirnos con alegría
a su divina Hermandad.

Salimos de Cantillana
con fervoroso entusiasmo,
nuestra Pastora delante
llevada en su Simpecado.

Un estandarte de lujo
bordado en hilos de oro
con la Divina Pastora
que es nuestro mayor tesoro.

Íbamos a la Santa Iglesia
de San Martín de Sevilla,
Donde esperaba impaciente
esta linda maravilla.

Nuestra Pastora Divina
con su hermandad que le adora,
que en todos los caminos
Ella es nuestra protectora.

Llegó a las puertas del Templo
donde todos esperaban
la peregrina Hermandad
del pueblo de Cantillana.

Con júbilo y alegría
fue acogido su estandarte,
colocado a la derecha y delante
de todas las Hermandades.

Y le rindieron honores
a la bendita bandera
que el Padre Santo envió
a esta católica tierra.

El predicador nos dijo
con muchísima alegría,
para que fuimos llamadas
en este solemne día.

Nos dio una explicación
desde que fue aparecida
la imagen de la Pastora
a fray Isidoro de Sevilla.

EL ultimo día del Septenario
a este siervo del Señor
a quien por gracia divina
la Virgen se apareció.

Qué bonita ceremonia
qué coro angelical,
fue cantada por los padres
de esta divina hermandad.

Los pastorcitos vestidos
que llamaron la atención,
parecían ser enviados
por la mano del Señor.

La Iglesia llena de fieles,
estaba que no se cabía
y la Divina Pastora
¡Que satisfecha estaría!

Más de cincuenta padres
hubo en esta Adoración
que el Padre Santo nos enviaba
a un ministro del Señor.

Quien con su mano piadosa
nos echó la bendición
por ser la primera firma
del voto de la Asunción.

Y con grande alegría,
lleno de satisfacción,
el padre Claudio de Trigueros
acompaño esta función.

Y la Virgen satisfecha
en ver todas sus hermanas
que habían cumplido el deber
como devotas cristianas.

Virgen de Santa Marina,
te piedad de esta hermana
y salva siempre este pueblo
devoto de Cantillana.

Y nos despedidos de Ella
con devoción y alegría,
que podamos verte pronto,
darnos salud, Madre mía.

De la Capital salimos
como en peregrinación
con nuestra Reina bendita,
la Madre del Buen Pastor.

Guiada por sus ovejas
que jamás olvidarán
en San Martín de Sevilla,
esta Divina Hermandad.

Entra la Virgen en su pueblo,
que causó admiración
cuando en la plaza del Llano
la Virgen apareció.

No podemos afirmar
las miles de almas que había
esperando la llegada
del coche que la traía.

Esto no es para explicar
no se puede ni decir,
nadie puede calcular
el personal que había allí.

Con devoción y entusiasmo
íbamos en procesión
cantando miles alabanzas
a la Madre del Señor.

La Santa Virgen María,
Pastora llena de gracia,
dándole millares de vivas
la entramos en su Santa casa.

La mejor Pastora y santa
la que Siempre reinará
en los cielos en cuerpo y alma
por toda la eternidad.

Concha Caro, 8 de abril de 1951.