Natividad Rimada Lozano
Al leer la nueva sección que este
blog crea, coincidiendo con la Novena de Animas de nuestra titular, y haciendo una breve pausa en los quehaceres
cotidianos, se me han hecho
presentes tantas y tantos “pastoreños de
corazón”, que mi memoria se ha inundado
de recuerdos en torno a ellos y a Ella, nuestra Divina Pastora. Se suceden
momentos recientes y otros no tanto, pero es un devenir de
vivencias ligadas a nuestra devoción y
que han conformado de una u otra forma nuestra identidad.
En estas breves líneas, yo quiero plasmar el pastoreñismo que acompañó
durante toda la vida a Natividad Rimada
Lozano. La gran mayoría de los seguidores de este blog no sabrán de ella,
porque nos dejó hace muchos años. Se fue
un 10 de agosto de 1976, de su casa de
la calle Real, con una foto de la Pastora
Divina entre sus manos, la que fue norte
y guía suya durante toda la vida, y así
supo transmitírselo a sus descendientes.
Padeció a no muy avanzada edad
una enfermedad neurológica o demencia (en aquellos tiempos se decía que se le
había ido la cabeza), que le hizo perder toda noción de cuanto sucedía a su
alrededor, así como su identidad y la de sus familiares, pero nunca llegó ni
tan siquiera a dudar de la devoción a su Divina Pastora. Cuando se le
preguntaba: ¿tú qué eres?, ella siempre respondía: soy pastoreña hasta el
“gueso” (expresión que quería decir hasta lo más profundo del ser), y a
continuación cogía la medalla que siempre llevaba colgada y la besaba incesantemente.
En su juventud formó parte, como
tantas pastoreñas lo han hecho, del coro de coplas de la novena, y nunca olvidó
la que ella cantaba como solista; así de vez en cuando entonaba las primeras
estrofas de la que decía era su copla: “por aquel risco elevado, donde está mi
amada Pastora……”.
Como anécdota, en una ocasión le tocó un pequeño premio en la lotería.
Cuando regresó a su casa después de haberla cobrado, y tras preguntarle su
marido (que pertenecía a otra hermandad) por el importe, le dijo que había
donado el dinero para una oveja del risco.
Su recuerdo, como el de tantos
pastoreños y pastoreñas, que queda muy lejano en el tiempo, perdura en la
memoria de cuantos la conocimos, y materialmente también en el cayado de oro
que cada 8 de Septiembre, desde aquel inolvidable 2003, lleva nuestra Pastora
en su mano. Pues así lo quiso su hijo Hermenegildo donando en su memoria una
joya familiar que ella le asignó cuando él nació.
Gracias a los administradores de
este blog por permitirnos compartir nuestras vivencias, porque la historia de esta que es nuestra
hermandad, está llena de pequeñas anécdotas y de grandes personas que aún en el
anonimato institucional, han vivido para y por Ella. Confiamos en que por aquel
Risco Elevado, habiendo sido conducidos en los hombros del Buen Pastor, gocen
de la presencia eterna de la Divina Pastora de las Almas. Descansen en paz.
N. R. S. S.
3 comentarios:
bonito artículo, no tube la oportunidad de conocer a esta pastoreña que dejó parte de su ser es su descendencia pastoreña. Es el caso de su hijo Manolo q.e.p.d, otro pastoreño de corazón que también merecería un buen artículo, o su hijo hermenegildo, o sus nietos y nietas que forman parte de dos familias muy pastoreñas. Enhorabuena a toda la familia de esta Natividad porque ella estará disfrutando desde el cielo viendo a todos sus nietos y nietas junto a la Pastora. Enhora buena al blog por esta sección de artículos.
una pastoreña a que aun recuerdo con cariño!!
una buena iniciativa, no podemos olvidar a tantos pastoreños que desde el anonimato han engradecido su hermandad.
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