(Estribillo)
Te aclamamos por Madre y Señora.
Eres causa de nuestra alegría,
nuestra Reina, nuestra Emperadora,
y has querido mostrarte Pastora,
¡oh dulcísima Virgen María!
Has trocado la augusta diadema
por sencillo sombrero con flores,
amapolas y espigas, tus gemas,
y es un báculo humilde, tu emblema
de Pastora entre tantos pastores.
Cual ninguno conoces la fuente:
manantial de las aguas tranquilas
a la sombra del Omnipotente.
No hay oveja que no se apaciente
cuando tu, Pastorcita, vigilas.
¡Qué feliz es contigo el rebaño!
lo recuestas en verdes praderas,
lo defiendes del mal, del engaño,
lo conduces, al fin, de tu mano
al redil de tu amor, Madre Buena.
Quien de ti se ha fiado, no falla
al cruzar las cañadas oscuras,
lo defiendes en toda batalla,
eres lumbre y escudo y muralla,
le hallas pasto en las peñas mas duras.
¡Gloria a Aquel que la quiso tan bella!
Gloria al Hijo, su dicha y su encanto,
Astro Rey que nació de una Estrella.
Por la Obra que Él hizo con Ella:
¡Gloria sea al Espíritu Santo!
Sor Cristina de la Cruz Arteaga
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