Síntesis de la tesis defendida en Roma por el Rvdo. Sr. D. Álvaro Román Villalón
Cuando una mañana, en torno al 24 de junio de 2004, el cardenal arzobispo de Sevilla, don Carlos Amigo Vallejo, solicitaba mi servicio a la diócesis ampliando los estudios teológicos en Roma, comenzaba una experiencia personal irrepetible en la que la Providencia tendría mucho que ver. Mi llegada a la ciudad de los apóstoles Pedro y Pablo fue como la de cualquier sacerdote que, cargado de añoranzas pastorales, descubre en la nueva tarea intelectual encomendada otra forma significativa de pastoral, en cuanto se trata de una preparación personal que reinvierte en el enriquecimiento de los proyectos pastorales diocesanos. Con este espíritu positivo ingresé en la Pontificia Facoltà Teologica “Marianum”, el centro mariológico más importante del mundo, situado en la zona del Gianicolo romano, próximo al popular barrio del Trastevere y al famoso templete de Bramante. Aquí, habiendo realizado los dos años pertinentes de Licencia en Teología con especialización en Mariología, el pasado 19 de enero de 2007, fiesta del beato Marcelo Spínola, presentaba en secretaría la tesis para la obtención de dicho título académico sobre La Divina Pastora en algunos escritos de fray Isidoro de Sevilla (1662-1750). Mucho se ha dicho sobre este enigmático capuchino y sobre la devoción pastoreña que promoviera con tanto ahínco desde 1703 hasta 1750, pero bien poco se sabe del sistema epistemológico y mariológico que sostiene el título mariano de la Divina Pastora.
Se presentaba una oportunidad única. Un sacerdote sevillano, cantillanero y pastoreño estudiando mariología en Roma. Podría haber escogido otro tema, pero al final me decanté por éste, animado por el interés que despertó en varios profesores de la Facoltà. Fiel a mis propias raíces, creí oportuno zambullirme de una vez por todas en las fuentes de fray Isidoro para responder a las inquietudes personales que me llevaban a satisfacer una laguna en la investigación de un tema tan sevillano y pastoreño. Aunque bastante prometedor, el cometido no fue nada fácil. Para empezar, escaseaban los estudios sobre la mariología de fray Isidoro y los que existían eran demasiado breves como para marcarnos una suficiente orientación. La tarea de localización y catalogación de los escritos de fray Isidoro fue muy laboriosa; de hecho, aún no ha terminado. Descubrimos que muchos de ellos han desparecido por desidia, logrando, sin embargo, localizar otros que tan solo se mencionaban o se desconocían. Los principales escritos de carácter mariano y mariológico han sido fotografiados, digitalizados o fotocopiados para mejor facilitar el estudio y una futura recopilación. Otra dificultad, no menos importante, supuso la lectura de sus escritos, por su considerable amplitud y los recursos lingüísticos-estilísticos barrocos.
Otros motivos que nos llevaron a esta decantación temática fueron la originalidad de la misma, la innovación rosariera del capuchino, la comprensión del conglomerado cultural de la Sevilla de finales del siglo XVII y primera mitad del XVIII, la extensión de la devoción pastoreña y su urgente adaptación desde las coordenadas mariológicas y pastorales actuales, así como por su falta de comprensión que a veces lleva al mero sentimentalismo o al simple rechazo.
La finalidad del estudio pretendía pues una aproximación a los escritos de fray Isidoro para indagar su contenido y poder esbozar su mariología, estableciendo sus condicionamientos, principios, fuentes y sistema metodológico que la configura con el fin de preparar la reflexión y comprensión sobre la Divina Pastora. La estructura se desarrollaría en tres partes concatenadas que van desde aspectos generales de contextualización histórico-teológica a los más concretos referidos a la vida, escritos, metodología y mariología del autor que preceden al análisis de la génesis, contenido, iconografía y proyección pastoral de la temática propiamente dicha de la Divina Pastora. Esta última parte es la que se ha reservado para la tesis doctoral que sigue a la de licencia, completándose con una conclusión sintetizadora y de propuestas de nueva comprensión. Las dos primeras partes fueron organizadas mediante cinco capítulos que expongo brevemente a continuación.
Capítulo I. Contexto histórico. Analizamos aquí las relaciones Iglesia-Estado de la época, el regalismo español, la Guerra de Sucesión, el Lustro Real de Sevilla, la crisis socio-económica de la metrópolis y el intervencionismo cultural y religioso de la Iglesia.
Capítulo II. Contexto teológico y mariológico. Presentamos en este capítulo la decadencia del sistema epistemológico escolástico y las conflictivas controversias teológicas como el quietismo, el molinosismo, el jansenismo y los sistemas morales. Seguidamente se pasa al ámbito mariológico-mariano exponiendo la imagen barroca de María, la amplificación del culto mariano, la mariología de los privilegios y de las glorias, las controversias inmaculista y corredentorista, la incipiente influencia de la theologia mentis et cordis, las nuevas formas de espiritualidad como la esclavitud mariana, etc. Por el origen seráfico de nuestro autor se añade además un breve análisis de la mariología franciscana desde sus orígenes hasta el siglo XVIII y, finalmente, el modelo crítico-ilustrado que empezaba a interpelar a los autores de la época.
Capítulo III. Fray Isidoro y sus escritos. El análisis biográfico de nuestro capuchino nos revela a un hombre identificado con su cultura, tremendamente religioso, ascético, espiritual, misionero, aventurero, emprendedor y astuto. La clasificación de sus obras se establece por escritos editados e inéditos, así como por el género literario que los comprenden, indicando su estado y lugar de conservación.
Capítulo IV. Metodología de fray Isidoro. En este capítulo se analiza el sistema metodológico de nuestro capuchino, de carácter eminentemente apologético y de corte escolástico, sin olvidar el latente fervor mariano que transmite al lector piedad y veneración profunda hacia la Madre de Dios. Los recursos lingüísticos-estilísticos que utiliza se hallan enmarcados matizadamente por el código cultural conceptista, establecidos desde la amplificación barroca y el bucolismo de la época. Prefiguraciones bíblicas y temas mitológicos son utilizados en sus argumentos infinidad de veces, organizándolos preferentemente mediante símbolos y analogías. Su aproximación a las fuentes pasa por el método deductivo-demostrativo, destacándose las numerosas citas bíblicas, los comentarios de exegetas bíblicos, Santos Padres, escritores eclesiásticos, judíos y de la Antigüedad clásica. Por su influencia en la génesis de la devoción pastoreña son dignos de mención la interpretación alegórica del Apocalipsis y del Cantar de los Cantares, o el determinante extracto de la Summa Theologica de Antonino de Florencia, citado por fray Isidoro repetidamente.
Capítulo V. Algunos temas mariológicos. Este capítulo es de crucial trascendencia para comprender la temática de la Divina Pastora que será abordada en la tercera parte de la tesis. En él exponemos algunos de los temas mariológicos más importantes que emergen de sus escritos, como son los referidos a la inmaculada concepción, la maternidad real y virginal, la cooperación, la asunción y realeza universal. Para ello hemos seleccionado algunos textos que ejemplifican las líneas fundamentales de estos temas, contrastándolos con el organigrama de la mariología franciscana y algunos autores barrocos y contemporáneos, con el fin de detectar las conexiones y divergencias entre el sistema epistemológico-mariológico de entonces y el actual. A grandes rasgos podríamos definir la mariología de fray Isidoro como eminentemente amplificadora, cristotípica y franciscana.
§ La orientación cristotípica, sin olvidar su tendencia mariocéntrica, establece como hilo conductor de sus argumentos la inmensa dignidad de María por el vínculo singular con la persona y obra salvífica de su Hijo.
§ La argumentación es eminentemente de carácter franciscano:
- Para la inmaculada concepción sigue de cerca la doctrina escotista que desde la theologia Verbi reflexiona dicho misterio en función de la encarnación, amén del Sumo bien que abrasa con su amor la naturaleza humana de la que será la Madre del Redentor, preservándola por ello concebida sin mancha de pecado original.
- Aunque tamizado por la fuerte óptica reparadora de la escolástica moderna, evocando el pensamiento de Buenaventura y Bernardino de Siena, explica la maternidad divina desde la Theologia Verbi et Crucis conectando la encarnación y la cruz en un único misterio. En éste, María coopera como cándida Oveja: a) vistiendo del pellico de la humana naturaleza al Cordero de Dios que quita el pecado del mundo, b) dándole la sangre con la que el Crucificado adquiere para sí la Iglesia, c) aceptando mediante el fiat libre y reflexivo de la anunciación que volverá a acontecer en el Calvario para dilatar su maternidad espiritualmente. La maternidad real y virginal de María es signo de la unión hipostática del Verbo encarnado: misterio real plasmado en la imagen de Maria Lactans, paradoxal y admirable en la contemplación de la Platytéra: aquel Señor a quien los cielos de los cielos no pueden contener, tú lo apacientas en tu purísimo regazo, dándole el pasto de tu candísimo néctar. (Vid. fray Isidoro de Sevilla, Novena de la Divina Pastora, p. 7)
- La doctrina franciscana de la glorificación de la Virgen se aprecia claramente en dos de sus principales obras, La Mejor Pastora Assumpta y La Pastora Coronada; explicándola desde su muerte, resurrección, asunción y coronación como Reina de todo lo creado. Su argumentación se asemeja a la de los franciscanos Mateo de Aquasparta y Bernardino de Siena; o a la de capuchinos como Lorenzo de Brindis y Mateo de Añón. La causa de la asunción radica en la maternidad divina, mientras el fin se explica por el ejercicio de su mediación celeste. Su muerte, ex condicione naturae e índice de su humanidad, era necesaria para perfeccionar su ser caduco mediante la resurrección como si de un nuevo nacimiento se tratase. La realeza de María encaja con la tradición franciscana basada principalmente en la doctrina de Bernardino de Siena que explica dicho señorío sobre el mundo ultraterreno y terreno.
§ El epicentro de su mariología es la cooperación mariana en el misterio salvífico de Cristo que abarca toda su vida y destaca en tres momentos claves: la encarnación (Madre del Verbo Humanado), la crucifixión (Corredentora) y la mediación celeste (Abogada). Esta cooperación es de carácter inmediato, exclusivamente cristotípica y de carente perspectiva eclesiológica, manifestándose especialmente en la temática de la compassio Mariae tan del gusto de la piedad popular y de autores españoles como Bernardino de Laredo, Ambrosio Montesino, Juan de Ávila, Pérez de Valdivia, Juan de los Ángeles y Cristóbal de Vega entre otros. En el Calvario, fray Isidoro presenta a la Madre oferente que se configura con los dolores de su Hijo, fidelísima compañera, corredentora y firme columna de la militante Iglesia. Allí su maternidad se dilata espiritualmente a modo de pastorado que se prolonga en la gloria: a) contribuyendo a la conversión del pecador, b) imprecando y distribuyendo la gracia, c) encabezando solidaria y eminentemente la peregrinación de los justos al redil del Cordero celestial. A pesar de la cierta ambigüedad con la que expone la cooperación mariana, no puede eclipsarse la lúcida fundamentación de la misma en su ardiente y materna caridad de modo que ésta constituye el vector de su mariología y devoción mariana exaltando las glorias de la Divina Pastora.
Un mes después de haber sido entregada en secretaría, el 19 de febrero de 2007, fiesta de San Álvaro de Córdoba, la tesis fue defendida ante el presidente de la Facoltà Silvano Maggiani, mi director Salvatore Maria Perrella y los moderadores Ermanno Toniolo y Luigi Gambero, acompañándome un numeroso grupo de compañeros y amigos del Pontificio Colegio Español de Roma, de la Pontificia Facoltà “Marianum”, varios sacerdotes sevillanos, el arcipreste Tomás Montes Álvarez, un grupo de teatinas y una representación capuchina. A todos ellos agradezco su presencia así como la oración de aquellos que también me acompañaron desde España.
La investigación, que todavía no ha terminado, nos ha desvelado bastantes datos sobre el origen y significado de esta enigmática advocación mariana que surgió en Sevilla en 1703 y que aún hoy suscita gran devoción en numerosos rincones de la geografía española y latinoamericana. Espero seguir contando con la disposición de los que están posibilitando que este estudio vaya adelante. Cuenten con mi agradecida oración ante la Divina Pastora, Madre del Buen Pastor.
Álvaro Román Villalón, Pbro.
Publicado en la Revista Cantillana y su Pastora de 2007.
Cuando una mañana, en torno al 24 de junio de 2004, el cardenal arzobispo de Sevilla, don Carlos Amigo Vallejo, solicitaba mi servicio a la diócesis ampliando los estudios teológicos en Roma, comenzaba una experiencia personal irrepetible en la que la Providencia tendría mucho que ver. Mi llegada a la ciudad de los apóstoles Pedro y Pablo fue como la de cualquier sacerdote que, cargado de añoranzas pastorales, descubre en la nueva tarea intelectual encomendada otra forma significativa de pastoral, en cuanto se trata de una preparación personal que reinvierte en el enriquecimiento de los proyectos pastorales diocesanos. Con este espíritu positivo ingresé en la Pontificia Facoltà Teologica “Marianum”, el centro mariológico más importante del mundo, situado en la zona del Gianicolo romano, próximo al popular barrio del Trastevere y al famoso templete de Bramante. Aquí, habiendo realizado los dos años pertinentes de Licencia en Teología con especialización en Mariología, el pasado 19 de enero de 2007, fiesta del beato Marcelo Spínola, presentaba en secretaría la tesis para la obtención de dicho título académico sobre La Divina Pastora en algunos escritos de fray Isidoro de Sevilla (1662-1750). Mucho se ha dicho sobre este enigmático capuchino y sobre la devoción pastoreña que promoviera con tanto ahínco desde 1703 hasta 1750, pero bien poco se sabe del sistema epistemológico y mariológico que sostiene el título mariano de la Divina Pastora.
Se presentaba una oportunidad única. Un sacerdote sevillano, cantillanero y pastoreño estudiando mariología en Roma. Podría haber escogido otro tema, pero al final me decanté por éste, animado por el interés que despertó en varios profesores de la Facoltà. Fiel a mis propias raíces, creí oportuno zambullirme de una vez por todas en las fuentes de fray Isidoro para responder a las inquietudes personales que me llevaban a satisfacer una laguna en la investigación de un tema tan sevillano y pastoreño. Aunque bastante prometedor, el cometido no fue nada fácil. Para empezar, escaseaban los estudios sobre la mariología de fray Isidoro y los que existían eran demasiado breves como para marcarnos una suficiente orientación. La tarea de localización y catalogación de los escritos de fray Isidoro fue muy laboriosa; de hecho, aún no ha terminado. Descubrimos que muchos de ellos han desparecido por desidia, logrando, sin embargo, localizar otros que tan solo se mencionaban o se desconocían. Los principales escritos de carácter mariano y mariológico han sido fotografiados, digitalizados o fotocopiados para mejor facilitar el estudio y una futura recopilación. Otra dificultad, no menos importante, supuso la lectura de sus escritos, por su considerable amplitud y los recursos lingüísticos-estilísticos barrocos.
Otros motivos que nos llevaron a esta decantación temática fueron la originalidad de la misma, la innovación rosariera del capuchino, la comprensión del conglomerado cultural de la Sevilla de finales del siglo XVII y primera mitad del XVIII, la extensión de la devoción pastoreña y su urgente adaptación desde las coordenadas mariológicas y pastorales actuales, así como por su falta de comprensión que a veces lleva al mero sentimentalismo o al simple rechazo.
La finalidad del estudio pretendía pues una aproximación a los escritos de fray Isidoro para indagar su contenido y poder esbozar su mariología, estableciendo sus condicionamientos, principios, fuentes y sistema metodológico que la configura con el fin de preparar la reflexión y comprensión sobre la Divina Pastora. La estructura se desarrollaría en tres partes concatenadas que van desde aspectos generales de contextualización histórico-teológica a los más concretos referidos a la vida, escritos, metodología y mariología del autor que preceden al análisis de la génesis, contenido, iconografía y proyección pastoral de la temática propiamente dicha de la Divina Pastora. Esta última parte es la que se ha reservado para la tesis doctoral que sigue a la de licencia, completándose con una conclusión sintetizadora y de propuestas de nueva comprensión. Las dos primeras partes fueron organizadas mediante cinco capítulos que expongo brevemente a continuación.
Capítulo I. Contexto histórico. Analizamos aquí las relaciones Iglesia-Estado de la época, el regalismo español, la Guerra de Sucesión, el Lustro Real de Sevilla, la crisis socio-económica de la metrópolis y el intervencionismo cultural y religioso de la Iglesia.
Capítulo II. Contexto teológico y mariológico. Presentamos en este capítulo la decadencia del sistema epistemológico escolástico y las conflictivas controversias teológicas como el quietismo, el molinosismo, el jansenismo y los sistemas morales. Seguidamente se pasa al ámbito mariológico-mariano exponiendo la imagen barroca de María, la amplificación del culto mariano, la mariología de los privilegios y de las glorias, las controversias inmaculista y corredentorista, la incipiente influencia de la theologia mentis et cordis, las nuevas formas de espiritualidad como la esclavitud mariana, etc. Por el origen seráfico de nuestro autor se añade además un breve análisis de la mariología franciscana desde sus orígenes hasta el siglo XVIII y, finalmente, el modelo crítico-ilustrado que empezaba a interpelar a los autores de la época.
Capítulo III. Fray Isidoro y sus escritos. El análisis biográfico de nuestro capuchino nos revela a un hombre identificado con su cultura, tremendamente religioso, ascético, espiritual, misionero, aventurero, emprendedor y astuto. La clasificación de sus obras se establece por escritos editados e inéditos, así como por el género literario que los comprenden, indicando su estado y lugar de conservación.
Capítulo IV. Metodología de fray Isidoro. En este capítulo se analiza el sistema metodológico de nuestro capuchino, de carácter eminentemente apologético y de corte escolástico, sin olvidar el latente fervor mariano que transmite al lector piedad y veneración profunda hacia la Madre de Dios. Los recursos lingüísticos-estilísticos que utiliza se hallan enmarcados matizadamente por el código cultural conceptista, establecidos desde la amplificación barroca y el bucolismo de la época. Prefiguraciones bíblicas y temas mitológicos son utilizados en sus argumentos infinidad de veces, organizándolos preferentemente mediante símbolos y analogías. Su aproximación a las fuentes pasa por el método deductivo-demostrativo, destacándose las numerosas citas bíblicas, los comentarios de exegetas bíblicos, Santos Padres, escritores eclesiásticos, judíos y de la Antigüedad clásica. Por su influencia en la génesis de la devoción pastoreña son dignos de mención la interpretación alegórica del Apocalipsis y del Cantar de los Cantares, o el determinante extracto de la Summa Theologica de Antonino de Florencia, citado por fray Isidoro repetidamente.
Capítulo V. Algunos temas mariológicos. Este capítulo es de crucial trascendencia para comprender la temática de la Divina Pastora que será abordada en la tercera parte de la tesis. En él exponemos algunos de los temas mariológicos más importantes que emergen de sus escritos, como son los referidos a la inmaculada concepción, la maternidad real y virginal, la cooperación, la asunción y realeza universal. Para ello hemos seleccionado algunos textos que ejemplifican las líneas fundamentales de estos temas, contrastándolos con el organigrama de la mariología franciscana y algunos autores barrocos y contemporáneos, con el fin de detectar las conexiones y divergencias entre el sistema epistemológico-mariológico de entonces y el actual. A grandes rasgos podríamos definir la mariología de fray Isidoro como eminentemente amplificadora, cristotípica y franciscana.
§ La orientación cristotípica, sin olvidar su tendencia mariocéntrica, establece como hilo conductor de sus argumentos la inmensa dignidad de María por el vínculo singular con la persona y obra salvífica de su Hijo.
§ La argumentación es eminentemente de carácter franciscano:
- Para la inmaculada concepción sigue de cerca la doctrina escotista que desde la theologia Verbi reflexiona dicho misterio en función de la encarnación, amén del Sumo bien que abrasa con su amor la naturaleza humana de la que será la Madre del Redentor, preservándola por ello concebida sin mancha de pecado original.
- Aunque tamizado por la fuerte óptica reparadora de la escolástica moderna, evocando el pensamiento de Buenaventura y Bernardino de Siena, explica la maternidad divina desde la Theologia Verbi et Crucis conectando la encarnación y la cruz en un único misterio. En éste, María coopera como cándida Oveja: a) vistiendo del pellico de la humana naturaleza al Cordero de Dios que quita el pecado del mundo, b) dándole la sangre con la que el Crucificado adquiere para sí la Iglesia, c) aceptando mediante el fiat libre y reflexivo de la anunciación que volverá a acontecer en el Calvario para dilatar su maternidad espiritualmente. La maternidad real y virginal de María es signo de la unión hipostática del Verbo encarnado: misterio real plasmado en la imagen de Maria Lactans, paradoxal y admirable en la contemplación de la Platytéra: aquel Señor a quien los cielos de los cielos no pueden contener, tú lo apacientas en tu purísimo regazo, dándole el pasto de tu candísimo néctar. (Vid. fray Isidoro de Sevilla, Novena de la Divina Pastora, p. 7)
- La doctrina franciscana de la glorificación de la Virgen se aprecia claramente en dos de sus principales obras, La Mejor Pastora Assumpta y La Pastora Coronada; explicándola desde su muerte, resurrección, asunción y coronación como Reina de todo lo creado. Su argumentación se asemeja a la de los franciscanos Mateo de Aquasparta y Bernardino de Siena; o a la de capuchinos como Lorenzo de Brindis y Mateo de Añón. La causa de la asunción radica en la maternidad divina, mientras el fin se explica por el ejercicio de su mediación celeste. Su muerte, ex condicione naturae e índice de su humanidad, era necesaria para perfeccionar su ser caduco mediante la resurrección como si de un nuevo nacimiento se tratase. La realeza de María encaja con la tradición franciscana basada principalmente en la doctrina de Bernardino de Siena que explica dicho señorío sobre el mundo ultraterreno y terreno.
§ El epicentro de su mariología es la cooperación mariana en el misterio salvífico de Cristo que abarca toda su vida y destaca en tres momentos claves: la encarnación (Madre del Verbo Humanado), la crucifixión (Corredentora) y la mediación celeste (Abogada). Esta cooperación es de carácter inmediato, exclusivamente cristotípica y de carente perspectiva eclesiológica, manifestándose especialmente en la temática de la compassio Mariae tan del gusto de la piedad popular y de autores españoles como Bernardino de Laredo, Ambrosio Montesino, Juan de Ávila, Pérez de Valdivia, Juan de los Ángeles y Cristóbal de Vega entre otros. En el Calvario, fray Isidoro presenta a la Madre oferente que se configura con los dolores de su Hijo, fidelísima compañera, corredentora y firme columna de la militante Iglesia. Allí su maternidad se dilata espiritualmente a modo de pastorado que se prolonga en la gloria: a) contribuyendo a la conversión del pecador, b) imprecando y distribuyendo la gracia, c) encabezando solidaria y eminentemente la peregrinación de los justos al redil del Cordero celestial. A pesar de la cierta ambigüedad con la que expone la cooperación mariana, no puede eclipsarse la lúcida fundamentación de la misma en su ardiente y materna caridad de modo que ésta constituye el vector de su mariología y devoción mariana exaltando las glorias de la Divina Pastora.
Un mes después de haber sido entregada en secretaría, el 19 de febrero de 2007, fiesta de San Álvaro de Córdoba, la tesis fue defendida ante el presidente de la Facoltà Silvano Maggiani, mi director Salvatore Maria Perrella y los moderadores Ermanno Toniolo y Luigi Gambero, acompañándome un numeroso grupo de compañeros y amigos del Pontificio Colegio Español de Roma, de la Pontificia Facoltà “Marianum”, varios sacerdotes sevillanos, el arcipreste Tomás Montes Álvarez, un grupo de teatinas y una representación capuchina. A todos ellos agradezco su presencia así como la oración de aquellos que también me acompañaron desde España.
La investigación, que todavía no ha terminado, nos ha desvelado bastantes datos sobre el origen y significado de esta enigmática advocación mariana que surgió en Sevilla en 1703 y que aún hoy suscita gran devoción en numerosos rincones de la geografía española y latinoamericana. Espero seguir contando con la disposición de los que están posibilitando que este estudio vaya adelante. Cuenten con mi agradecida oración ante la Divina Pastora, Madre del Buen Pastor.
Álvaro Román Villalón, Pbro.
Publicado en la Revista Cantillana y su Pastora de 2007.
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