sábado, 3 de octubre de 2015

Fallece el Padre Quevedo, gran devoto de la Pastora de Cantillana.


Ayer, viernes 2 de Octubre fallecía en Malaga, a los 89 años, D. José María González de Quevedo y Álvarez, sacerdote jesuita, célebre escritor y poeta y devoto de la Divina Pastora. Nació en Málaga en 1926, ingresó en la Compañía de Jesús y cursó sus estudios sacerdotales en El Puerto de Santa María y seminario de Comillas (Santander).

En 1960 se incorporó al Centro Misional de Montilla (Córdoba) y participó activamente en numerosas misiones en Buenos Aires, Lima, Vitoria, Murcia, Granada, Sevilla, Santiago de Compostela, etc. Recorrió toda España predicando pastoralmente y sus homilías tuvieron siempre un hondo contenido teológico, fruto de su gran formación religiosa.

Conocido por su gran devoción por la Virgen del Rocío, a la que dedico cientos de letras de sevillanas, y predicó cultos de varias hermandades rocieras, estando especialmente vinculado a las de Almonte, Sanlúcar de Barrameda y la Palma del Condado, en 2013 fue nombrado hermano honorario de la Hermandad Matriz de Almonte.

En 1996 se publicó su libro «Cosas de Ella», que recoge la mayor parte de sus poemas dedicados a Andalucía y a la Virgen, destacando sus célebres poemas rocieros inmortalizados por famosos intérpretes y conjuntos (Romeros de la Puebla, Requiebros y numerosos Coros rocieros). Es el autor de la letra de muchas sevillanas, de las más populares y cantadas como “tiempo detente”, “tengo en mi casa un tambor”, “si te hace daño el relente” o “la rocina está en silencio”.

Junto a su pasión rociera, fue gran devoto de la Divina Pastora y en la imagen bellísima que veneramos en Cantillana encontró la inspiración para alguna de sus letras, predicó la solemne novena de la Divina Pastora en el año 1994 y en 2011. A la Divina Pastora de Cantillana le dedicó unas sevillanas que posteriormente fue adaptada como plegaria, cantándose en los cultos por el coro de la Hermandad:

Desde la noche a la Aurora,
con amor cuida su aprisco,
y Cantillana, Señora,
levanta un trono en tu risco
pá que seas su Pastora.

A la Divina Pastora, “cantillanera”, como la llamó el Padre Quevedo, rogamos por su alma, que en el Risco del cielo, siga componiendo letras bellísimas para ensalzar a la Madre del Buen Pastor, Rocío vivificante del Espíritu Santo.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

descanse en paz

Manolo Vega dijo...

Descanse en paz.

Manolo Vega dijo...

Descanse en paz.

Anónimo dijo...

Amigo querido Padre Quevedo,recuerda que estoy en Valencia.Llévame contigo al Cielo,junto a la Blanca Paloma.