jueves, 3 de septiembre de 2015

El Risco


  
Con la llegada de un nuevo septiembre la parroquia de Cantillana se prepara jubilosa para la colocación de su simpar Risco, que se alza en la nave central de nuestra iglesia. El Risco se hace trono cantillanero para que en él se siente la Madre de Dios y nuestra, Divina Pastora. La Iglesia luce sus mejores galas y se viste de verde romero y lentisco para anunciar al pastoreño que un nuevo septiembre está a la vuelta de la esquina. Y es que no se entiende a la Divina Pastora sin su Risco, ni el Risco sin su Divina Pastora. 

Ininterrumpidamente montado para la celebración de la novena  y la fiesta mayor de la Divina Pastora, hunde sus raíces en el siglo XVIII, y es un atractivo principal de la fiesta. La devoción a la Divina Pastora llegó a nuestro pueblo en 1720 de la mano de Fray Isidoro de Sevilla. Este fue quien trajera también consigo la idea del Risco, para mostrarnos a la Virgen cercana, sencilla y velando en todo momento por sus fieles ovejas. Desde allí hasta entonces en Cantillana se monta el mismo risco, cambiando algunos de sus elementos por el considerable daño que provocan los años y mejorando su sistema de montaje gracias a las nuevas tecnologías.
En muchos lugares donde llevó la devoción pastoreña Fray Isidoro de Sevilla, llevó también la idea de montar el risco, siendo el pueblo de Cantillana el único que lo ha mantenido hasta la actualidad. La admiración que este altar efímero provoca ha dado lugar a que otras hermandades pastoreñas deseen e intenten recuperar la tradición del risco y para ello se basen en el de Cantillana.

El Risco de la Divina Pastora a lo largo de la historia.

Siglo XVIII. No tenemos muchos datos sobre el risco en esta época, ya que no tenemos aún documentos fotográficos de este, que no llegarán hasta el siglo XX. Hay que decir que el risco nació cuando empezaba a aflorar el Romanticismo, acompañado por ese retorno a la naturaleza.
El único dato que tenemos de principios del risco es que es que como telón de fondo se utilizaba un lienzo que representaba un cielo azul oscuro repleto de estrellas, haciendo alusión a la copla a la Divina Pastora que dice: “Yo he visto a las estrellas del cielo azul, mas ninguna brillaba cual brillas tú”.
Siglo XIX. En este siglo empezamos a encontrar los primeros documentos que hacen alusión al Risco. En un inventario de 1807 se reseñan algunos componentes del risco: ocho borregos y 14 bichos. Estos bichos eran lobos y serpientes que se distribuían por todo el monte y acechaban a las ovejas.

También tenemos constancia de otros elementos en el risco, como por ejemplo el molino y la fuente. El agua es símbolo de vida y pureza, que se recupera a través del Bautismo. La fuente representa a María, la que trae al mundo la pureza, a Cristo. No podían faltar en el risco, lleno de simbolismo procedente de las letanías lauretanas, estos elementos. Se trataba de un pequeño molino de harina que movía las aguas del riachuelo hacia una fuente de surtidor con cuatro caños.
En una convocatoria de 1856 ya se sabe de la existencia de agua en el Risco. Se trataba de un riachuelo que corría por la parte derecha del risco según lo mira el espectador, por una especie de valle. Sobre el riachuelo se instaló un molino y una fuente que causó asombro a propios y extraños. En septiembre de este mismo año, el cura y ecónomo José Lozano, que oficiaba la novena de las fiestas de la Pastora, envió una carta al párroco titular, Antonio Rodríguez  Zapata, que se encontraba fuera del pueblo. En ella cuenta como la puesta en funcionamiento provocó tal asombro que se faltó el respeto al lugar santo en que se hallaban , teniendo el cura que levantar la voz y ser ayudado por otros clérigos. Esto fue aumentado porque las misas aún eran en latín y el cura daba la espalda a los fieles.
Con el paso de los días no se calmó el ambiente y por esa razón, tras pedir solución al Arzobispado, este dispuso que en el adorno de los altares no se podían poner figuras en movimiento u otros elementos que distrajeran a los fieles del principal objeto que los había llevado a la casa del señor. Así fue como desapareció el molino y la fuente, haciéndolo más tarde el rio.

Siglo XX. En este siglo ya tenemos los primeros documentos fotográficos que nos ayudan a ver cómo ha evolucionado el risco desde su creación hasta la actualidad.
La primera imagen que tenemos es la realizada en 1912. En ella podemos ver que se ha sustituido en lienzo de estrellas por un paisaje muy del gusto romántico, con plataneras, árboles y un arroyuelo. Este lienzo fue realizado por José Jiménez Aranda en 1900 utilizando la técnica al temple. En lo más alto del risco, sobre la imagen de la Virgen, podemos ver el Manifestador Eucarístico, cobijado bajo un dosel.
Otra foto que nos sirve para estudiar el risco es la realizada en 1930. En ella podemos ver que, muy acorde con el espíritu cantillanero, todo ha ido a más. El manifestador está más alto y hay mucha más ornamentación floral. Para acceder al Manifestador a colocar la Sagrada Forma antes de la novena, el cura tenía que subir acompañado de un monaguillo que portaba una vela por una empinada e inestable escalerilla de madera. Era tanta la preocupación que esto causaba que, el día después de finalizar la novena, la mayordoma de la Hermandad pagaba una misa de acción de gracias para agradecer que no hubiese ocurrido ninguna desgracia durante la misma.
La siguiente foto de la que tenemos constancia es la que fue realizada en 1935, donde podemos observar una pequeña capilla con su espadaña y con campanas.
En la foto que se realizó en 1944 podemos ver que desaparece el dosel y se potencia el árbol que cobija a la virgen. El manifestador ha pasado a estar sobre la mesa de altar. Han aumentado las “casitas” en el risco y aparece el Arcángel San Miguel, que en otras fotos no acertamos a ver con tanta nitidez.
En el año 1983 se tuvo que renovar el lienzo, porque el otro se había deteriorado. Fue realizado por dos vecinos de la localidad, Antonio Solís Sáenz de Tejada y Francisco Rodríguez Lobo, siguiendo la composición del anterior.

Siglo XXI. Una de las novedades principales del siglo actual es la realización del lienzo que se viene utilizando desde 2007, realizado por el sevillano Juan Palomo, con pinturas acrílicas de 13x9m y de forma semicircular en la parte superior.
Se ha querido recrear un escenario natural donde se integra el risco. Coronado el risco aparece una especie de mandorla de fuego donde se encuentra el Espíritu Santo en forma de paloma blanca. De Él surge un rayo de luz que atraviesa toda la escena y se posa sobre la Virgen. Por el cielo descienden seis ángeles que portan una corona de flores para coronar a la Pastora. Uno se ellos lleva una cinta en la que se lee: “¡ Oh, Tú, la más hermosa de las mujeres, pastorea a tus ovejas!”. Bajo estos se aprecia una vista de Cantillana desde el sur. También vemos el rio Guadalquivir.

Tres siglos en los que el Risco pastoreño ha permanecido igual que nuestra Pastora Divina, inalterable al paso del tiempo, y siendo para todos los pastoreños símbolo de su amor por la Madre de Dios y su hijo, el Buen Pastor.

Yedra López Ríos


1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy buen articulo, enorabuena Yedra.