domingo, 16 de agosto de 2015

Divina Pastora del Santuario del Valle de Santaella


En la eclosión de la devoción pastoreña, no solo se erigieron hermandades, altares e imágenes, sino que en aquellos lugares de honda devoción mariana desde antiguo, quisieron también tener presente la nueva advocación, tan cercana y tierna para los fieles.

Es el caso del Santuario de María Santísima del Valle, situado a escasos kilómetros del pueblo de Santaella, en la provincia de Córdoba. Este Santuario es uno de los focos de peregrinación más antiguos y populares de la campiña cordobesa, y su origen se remonta al siglo XV con la erección de una antigua ermita en la que se expuso a la veneración una antigua imagen de estilo gótico posteriormente mutilada para ser vestida con ricos ropajes, y obre la cual se creó la leyenda de su aparición milagrosa.

El actual Santuario fue fundado por Miguel Vicente Fernández Alcaide y Lorite, presbítero, siendo terminada su construcción en 1752. Un suntuoso templo, joya del barroco andaluz en el que destaca su magnífico retablo mayor y el camarín barroco de la Virgen, del estilo de los camarines antequeranos, ecijanos o estepeños. Sin duda uno de los Santuarios más sobresalientes de la provincia.
Retablo barroco del Altar Mayor con la imagen de
la Virgen del Valle


Su construcción coincide con los medios del siglo XVIII, el siglo en que nace en Sevilla la devoción pastoreña y se extiende por toda la geografía, llegando a los más inhóspitos rincones, sería décadas después cuando se coloca en el Santuario del Valle un lienzo representando a la Divina Pastora.

Estamos ante un cuadro de estilo popular, lejos de las magníficas creaciones de Miguel Alonso Tovar o de Germán Llorente, siendo de un autor desconocido de comienzos del siglo XIX, aparece tocada con sombrero y llama la atención la decoración de los ropajes buscando una suntuosa decoración pero de una forma muy popular, casi burda. El autor se tuvo que inspirar en alguno de los muchos grabados que en estos tiempos se difundían, seguramente el alguno de la Divina Pastora de Santa Marina de Sevilla, pues casi interpreta las formas de una imagen de vestir más que los famosos modelos tovarianos difundidos hasta la saciedad.

A pesar de su escaso valor artístico, esta pintura es un testimonio de como la devoción de la Divina Patora llega a todos los rincones, y como tiene su espacio dentro de un templo de devoción mariana dedicado a otra advocación como es la Virgen del Valle.


Exterior del Santuario del Valle de Santaella

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