sábado, 2 de febrero de 2013

La Presentación de Jesús en el templo


Hoy celebramos la presentación del Niño Jesús en el templo, el relato de este hermoso hecho de la vida de Jesús lo recoge en su evangelio San Lucas, Capítulo 2, vs. 22-39.
La Ley de Moisés mandaba que a los 40 días de nacido un niño fuera presentado en el templo. En este dos de febrero se cumplen los 40 días, contando desde el 25 de diciembre, fecha en la que celebramos el nacimiento de Jesús.
Los católicos hemos tenido la hermosa costumbre de llevar los niños al templo para presentarlos ante Nuestro Señor y la Santísima Virgen. Esta es una costumbre que tiene sus raíces en la Santa Biblia. Cuando hacemos la presentación de nuestros niños en el templo, estamos recordando lo que José y María hicieron con el Niño Jesús.
Por mandato del Libro Sagrado, al presentar un niño en el templo había que llevar un cordero y una paloma y ofrecerlos en sacrificio al Señor.
La Ley decía que si los padres eran muy pobres podían reemplazar el cordero por unos pichones. María y José, que eran muy humildes, ofrecieron dos palomitas en sacrificio el día de la Presentación del Niño Jesús. En la puerta del templo estaba un sacerdote, el cual recibía a los padres y al niño y hacía la oración de presentación del pequeño infante al Señor. En aquel momento hizo su aparición un personaje muy especial. Su nombre era Simeón. Era un hombre inspirado en el Espíritu Santo. Es interesante constatar que en tres renglones, San Lucas nombra tres veces al Espíritu Santo al hablar de Simeón. Se nota que el Divino Espíritu guiaba a este hombre de Dios.
El Espíritu Santo había prometido a Simeón que no se moriría sin ver al Salvador del mundo, y ahora al llegar esta pareja de jóvenes esposos con su hijo al templo, el Espíritu Santo le hizo saber al profeta que aquel pequeño niño era el Salvador y Redentor.
Simeón emocionado pidió a la Stma. Virgen que le dejara tomar por unos momentos al Niño Jesús en sus brazos y levantándolo hacia el cielo proclamó que este Niño será iluminador de todas las naciones y que muchísimos se irán en favor de Él.
Hizo también otro augurio, que muchos rechazarían a Jesús y que por causa de Jesús la Virgen Santísima tendría que sufrir de tal manera como si una espada afilada le atravesara el corazón.
Ya pronto comenzarán esos sufrimientos con la huida a Egipto. Después vendrá el sufrimiento de la pérdida del niño a los 12 años, y más tarde en el Calvario la Virgen padecerá el atroz martirio de ver morir a su hijo, sacrificado ante sus propios ojos, sin poder ayudarlo ni lograr calmar sus crueles dolores.
Esta fiesta, que también se le llama "La Candelaria", es de origen oriental. La celebraban hasta el siglo VI a los cuarenta días de la Epifanía, el 15 de Febrero, después pasó a celebrarse el 2, por ser a los cuarenta días de la Navidad, 25 de diciembre.
A mediados del siglo V se celebra con luces y toma el nombre de "la fiesta de las luces".La ley de Moisés mandaba que toda mujer que diera a luz un varón, en el plazo de cuarenta días, acudiera al Templo para purificarse de la mancha legal y allí ofrecer su primogénito a Yahvé. Era lógico que los únicos exentos de esta ley eran Jesús y María: Él por ser superior a esa ley, y Ella por haber concebido milagrosamente por obra del Espíritu Santo. A pesar de ello María oculta este prodigio y acude humildemente como cualquier otra mujer a purificarse de lo que no estaba manchada.
En nuestro pueblo se celebra desde antiguo, encendiéndose grandes hogueras en las calles y plazas recibiendo el nombre de “día de las candelas”. Desde hace unos años, la Hermandad de la Divina Pastora se suma a dicha celebración instaurando la costumbre de presentar a la Virgen los niños que han nacido durante el año a los que se le impone la medalla. Junto a esta celebración que anualmente tiene lugar el primer sábado de febrero en la Ermita Pastoreña de los Pajares, un grupo de destacados pastoreños toman la iniciativa de realizar una peregrinación desde el pueblo a la Ermita la tarde de la fiesta saliendo de la plaza de la Alameda acompañados del tamborilero, caballistas y carruajes, con no pocas dificultades y gente opuesta a la idea, nació aquella peregrinación que actualmente cuenta con la participación de todos los hermanos teniendo un gran éxito.

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