miércoles, 23 de enero de 2013

Fernando Aguado Restaura la Divina Pastora de Utrera


En 1979, hace ahora 33 años, la edad en que murió nuestro Señor, nació un varón en el hospital Virgen del Rocío de Sevilla,  hijo de Fernando y Ángeles, de la calle Florencia, cercana a Santa Justa, San Roque y la Trinidad.

Prontamente, la familia se dio cuenta de las inclinaciones artísticas de Nani, diminutivo familiar con el que empezó a ser llamado Fernando José Aguado Hernández, que es su nombre de pila con los dos apellidos. 
Durante los estudios de sus primeras letras y bachillerato, cursados íntegramente en el  colegio hispalense San Francisco de Paula, se acrecentó su afición, mejor casi devoción religiosa, por las artes plásticas en general y por la escultura en particular.

La sevillana Facultad de Bellas Artes fue su destino natural y el ínclito profesor Juan Manuel Miñarro López, su maestro, como docente de dicho centro y después, como artista creador en su propio taller de la calle Viriato, hicieron que nuestro hombre terminara la carrera, se especializara en Conservación y Restauración, por lo que obtuvo la correspondiente titulación, y aprendiera bien el oficio, de manera que adquirió suficientes conocimientos para defenderse en la vida e instalarse de manera autónoma en la calle José Laguillo de su ciudad.

No es fácil abrirse camino en el mundo del arte, ni tan siquiera en la Sevilla cofradiera, que es centro mundial de buena parte de la producción y restauración de este importante mundillo.
Nos dicen los documentos que artistas señeros como La Roldada o su sobrino, Diego Roldán Villalonga, emigraron a otras ciudades buscando el trabajo del que carecían aquí, debido al gran número de colegas que había en aquella época.

Actualmente, no carece nuestra capital de artistas creadores en esta rama, más bien, al contrario. Uno de sus más destacados autores que brilla con luz propia, sin tener que moverse de su tierra, es Fernando Aguado, a pesar de ser joven, muy joven y con mucho camino por delante. Sin duda es un ejemplo de precocidad y de buen hacer. 
Su Blog lo delata al leerlo. Escueto es su perfil que dimana. No así, lo que se entrevé de su producción. Ya es larga, como lo atestiguan sus más de cincuenta obras, de diversa índole, con imágenes para poblaciones importantes.      

A modo de síntesis, podemos relacionar, como obras nuevas, las del Nazareno de la Caridad de San José Obrero de Sevilla, Niño Jesús de Praga del Santo Ángel de Sevilla, Cristo del Amor de Puerto Real, Descendimiento de Hellín, Cristo del Amor y Santos Varones de Cabra, N.P. Jesús del Amor de Chiclana, Nazareno de la Salud de Jerez de la F., Virgen de la Esperanza de Monóvar, etc. En el capítulo de restauraciones, se pueden citar a la Virgen del Rosario de la Hermandad de Montserrat, Misterio de la Sentencia de la Macarena (con el diseño de su orfebrería),  retablo del Rocío de la iglesia del Salvador de Sevilla, restauración y reconstrucción del San Juan de Huete (Cuenca), etc. De sus obras civiles destacan el busto del Rey del Círculo de Labradores sevillano, los diseños de los premios Manuel Clavero del grupo Joli y Antonio y Bernardo de Ulloa de la Junta de Andalucía, etc. Así como el diseño de algunos trajes de Morante de la Puebla y de enseres cofradieros (llamadores, cartelas, sayas, etc.), o diversas obras pictóricas, entre las que se encuentran los carteles de las glorias, eucarístico y universitario de Sevilla, Semana Santa de Morón, Rosario de la Macarena, etc. 

A principios de año, fue llevada a su taller la utrerana Divina Pastora de las Almas y desde ese momento, Fernando, entra a formar parte de la historia de nuestro pueblo. 
Vemos que existen motivos suficientes para profundizar en estos temas con la ayuda inestimable de Nani, para lo cual nos encontramos – con una tranquila tarde del estío por delante- en su taller, ubicado ahora en la calle Arjona, entre los puentes del Cachorro y de Triana, muy próximo al Guadalquivir.
La Pastora con Fernando Aguado

Hablando sin prisas tratamos de descubrir algunas de sus facetas más recónditas para que nos ayuden a ampliar su currículum y a conocer mejor al hombre. Sin dudas, su gran pasión es la escultura, aunque también le dedica buena parte de su tiempo a la pintura, dibujo, diseño, música (percusión), fotografía… sin olvidar –por supuesto- sus relaciones familiares con su mujer Marta, con la que vive en el pueblo de Camas, por comodidad y cercanía; su hermana Rocío, que es además aprendiz en el taller; sus padres y resto de familiares y amigos.
Además de lo anterior y dentro de su actividad cofrade, es costalero del Cristo de la Amargura y del Cautivo de Santa Genoveva, así como capataz del paso salesiano de don Bosco de la Trinidad, de modo que –probablemente- mandará las andas con las reliquias del santo fundador turinés, en su traslado a la catedral sevillana, a principios de otoño. Reliquias, por cierto, que seguidamente pasarán por el Carmen de Utrera.    

Fernando encuentra su antecedente artístico familiar en su tío Juan Luís Aguado, reconocido pintor y cartelista sevillano, al que –cariñosamente- denomina su “ojo clínico”, porque le da sabios y críticos consejos que le estimulan para no caer en la rutina y en el adocenamiento. En el fondo, trata de no olvidar que el halago –como humano- debilita y acomoda hasta caer en lo vulgar.  

Nos confiesa que una Piedad sería la obra que me gustaría realizar. En cuanto a su opinión sobre el mundo cofrade en general, cree que –hoy- se ha perdido la medida y está intoxicado por la ignorancia, y viciado por las modas y tendencias. Encontrándolo poco formado, por lo que las personas más preparadas deberían tener más poder de opinión e influencia.   

A la pregunta de si estaba agotado el estilo artístico cofradiero actual, respondió que más que agotado, diría acotado, en cuanto al estilo que puede desarrollar cada autor. En mi obra necesito buscar el naturalismo con un toque de sabor antiguo, pero sin llegar a la corriente hiperrealista, la cual  respeto mucho. Lo que sí  busco siempre es la unción en la imagen. Siento gran admiración por los grandes maestros de todas las épocas, y es mi mejor referencia para no caer en la autocomplacencia. Tras estas palabras, hagamos una parada para reflexionar, ya que se está refiriendo al meollo de la cuestión, nada menos, a que persigue la unción de la imagen para que trasmita fervor y  devoción. Para ello, pensamos que -en tan compleja realización- existen momentos en los que se unen lo espiritual con lo material, para que la imagen tenga alma. ¿No conocemos a algunas efigies sagradas que la poseen? Claro que sí.

Seguramente, ése debe ser la parte del proceso en la cual bullen las ideas y se encuentra en plena efervescencia la labor creadora del artista. Tal vez,  a aquellos maestros del XVII les fuera menos complicado captar esa espiritualidad que surgía de la propia sociedad más fácilmente. 
Tras el paréntesis, prosigamos, ya que manifiesta que me gusta el mundo de las atribuciones y conocer el veredicto de profesionales cualificados, aunque evidentemente, lo único seguro es el documento que lo acredita, en ocasiones dentro de la propia imagen.

Ahora mismo, su máxima aspiración artística es seguir progresando y mi inmediato futuro está en la ejecución de los apóstoles dormidos del Huerto de San Fernando, Cristo Coronado de Espinas de la Roda (Albacete), Prendimiento de Torre del Campo (Jaén), etc.
Así mismo, muestra un deseo: respecto al arte en la Semana Santa, hay que cuidar esto un poquito más, respetando y mejorando sin destruir. 
Para nuestro pueblo, hace hincapié en que siga fabricando muchos mostachones, cante bueno y muchas gracias por confiarme la restauración de la Divina Pastora.

Divina Pastora de las almas

Desde 2007, don Diego Pérez (párroco de Santa María) y un grupo de fieles, tratan de recuperar la devoción de la Divina Pastora de las Almas de Utrera, pero se han encontrado con unos problemas estructurales en tan peregrina imagen, que no se pudieron corregir en la breve y muy correcta intervención que le realizó Sebastián Martínez Zayas –en junio de dicho año-, para que pudiera ser trasladada a la capilla de San Bartolomé y desde allí, al santuario de Consolación con motivo de la VII Confraternidad de las hermandades de la Divina Pastora que se celebró en nuestro pueblo, coincidiendo con el V Centenario de la venida de nuestra Patrona.
Representantes de la asociación de la Divina Pastora de Utrera, como su
presidente, David Gutiérrez, junto a Fernando Aguado en su taller.

A inicios de otoño, la encontraremos en nuestro templo mayor, bellísima como siempre, pero consolidada por nuestro entrevistado, de manera que se le podrán celebrar los cultos en su honor.
La Pastora de Utrera es una imagen singular, por su historia y su arte, que le hace ser referencia obligada –al ser de las primeras- en el estudio de esta iconografía tan sevillana, que fue creada en la capital por fray Isidoro de Sevilla a comienzos del siglo XVIII.

Atribuida –en los últimos años- al prestigioso Montes de Oca (1715), fue titular de la segunda hermandad más antigua del universo con dicha advocación, como es la nuestra. No en vano, en toda esta génesis, intervino directamente el mismísimo fraile desde 1707,  quien fundó dicha corporación en la capilla de San Bartolomé,  apóstol de Caná de Galilea que da nombre –en la Vereda utrerana,- al templo construido expresamente para el Señor. Después, 1822, la representación mariana pasó a Santa María hasta hoy.
En el informe sobre el estado de conservación de nuestra imagen de Fernando Aguado, con fecha del 20-9-2010, contenido en un amplio dossier histórico-artístico preparado al efecto por una comisión,  ya se indicaban los daños graves que presentaba y la propuesta de intervención.
Tras todos los permisos reglamentarios y habiendo movido Roma con Santiago en busca del inevitable dinero para la restauración, la citada comisión la llevó a Sevilla, en la fría noche del 12-1-2012.
Después, don Diego Pérez Ojeda, cura de Santa María, David Gutiérrez García, que hace la misión de presidente delegado de esta asociación o grupo de fieles parroquial, junto con otros miembros de ella, han visitado el taller para hacer el oportuno seguimiento de la delicada labor.
No vamos a entrar en más detalles técnicos y otros pormenores por falta de espacio, aunque sí vamos a conocer la opinión del restaurador -in situ- de manera coloquial, una vez sorteados los peligros que amenazaban arruinar tan valiosa talla.

Referente al estado de la imagen antes del inicio de la restauración, señala que era muy deficiente, peor de lo que parecía en el primer informe, ya que tenía problemas estructurales muy graves que afectaban  además a la estabilidad de la policromía de las zonas del cuello.
Las patologías principales encontradas fueron problemas estructurales, xilófagos, grietas, roturas, erosiones, serrín, clavos y tachuelas, policromía sucia y con repintes, gruesa capa con tres policromías en algunas zonas a punto de desprenderse, etc.

Por otro lado, coincide con la época y posible autoría, que últimamente se vienen barajando. De principios del XVIII de José Montes de Oca, al presentar todas las características propias de este autor y su analogía con otras imágenes suyas. Como ejemplos, comparó las manos de la sevillana Virgen de los Dolores de los servitas y el bello rostro de la Pastora malagueña, que mostraban su ordenador, con los rasgos propios de la nuestra, allí presente.
Respecto a los medios utilizados para el diagnóstico son los típicos de estos casos: radiografías, rayos ultravioletas,  fotografías, etc.

La intervención que acabo de realizar es la consolidación de estructuras  y zonas afectadas del cuello (se refiere al busto completo), dejando en descubierto la policromía primitiva de esta última zona, que presenta un ligero matiz más rosáceo que las policromías posteriores.
Actualmente, se encuentra salvada, aunque me ha costado muchas más horas de las previstas, pero no importa porque la imagen se lo merece.
Seguidamente, empezaré con la reintegración de la policromía en las zonas afectadas,  continuaré con la talla de un risco nuevo, la incorporación del candelero y los zapatos nuevos, que le están haciendo. 
Detalle de las manos de la Pastora de Utrera

Otros detalles que debemos de conocer es que el cuerpo viejo no es artístico, ni de valor al estar destinado para ser vestido. Es funcional de madera y se encuentra en lamentable estado, con las piezas fisuradas y desensambladas, siendo foco de infecciones.  Por eso, la empresa Enrique Castillo e Hijos, S.L. realizará uno nuevo y proporcionará la madera para la peana de manera altruista, en cedro real. Lo mismo hará Andresito Jiménez con los zapatos. Las zonas más visibles (cara y manos) prácticamente quedarán igual, ya que la tercera policromía es antigua y de buena calidad, por lo que es aconsejable no correr con riesgos innecesarios de eliminar la superficie más inmediata sin la garantía de encontrar otra debajo en buen estado. También, le pondrá nuevas pestañas y nuevos elementos de sujeción del callado y la aureola.

Preguntado si habrá demora en la finalización de los trabajos, indica que no creo, estará para el otoño y además, al ser imagen sedente, no tiene ningún talón de Aquiles destacable, por lo que considero que no tendrá problemas en muchos años, tras esta intervención.


Breve examen al artista

Ojalá sea así y para que nos ayude a conocer mejor la personalidad del entrevistado, le hemos hecho un pequeño test o breve examen, que ha contestado amablemente y que transcribimos:
Retocando una de las manos de la Divina Pastora

Una ciudad. Sevilla.
Una fiesta. La Semana Santa.
Otra profesión. Músico. Y médico.
¿Escultura o Pintura? Cada una en su momento.
¿Creación o restauración? La misma respuesta.
Un movimiento artístico. Impresionismo.
Un escultor. Pedro Roldán. Bueno… y otros muchos.
Una escultura. Moisés de Miguel Ángel.
Un pintor. Rembrandt.
Una pintura. El Crucificado de Velázquez.
Un orfebre. Juan de Arfe.
Una obra de orfebrería. La custodia de Sevilla.
Un bordador. Hermanas Antúnez.
 Un bordado. La túnica de salida de N. P. Jesús del Silencio de Sevilla.
Un vestidor. Antonio Bejarano.
Un tocado. El de salida de la Amargura.
Un arquitecto. Gaudí.
Un monumento. El de Joselito el Gallo de Benlliure.
 Un músico. Juan Sebastián Bach.
Una pieza musical. Réquiem de Mozart.
Una marcha de Cristo. Cristo del Amor.
Una marcha de palio. Margot de Turina. Aparte de Amargura y Soleá dame la mano.
Un Cristo. Cachorro.
Una Virgen. Macarena.
Un Misterio. Mortaja.
Una hermandad. Silencio de Sevilla.
Un momento íntimo. Cuando termino una imagen y me quedo a solas con ella.
Un lugar mágico. El foro de Roma.
 Un acto cofrade. La mudá del paso del Cristo de la Amargura.
 Un cargo  cofrade. El que no tiene título. El anónimo. En esta pregunta, recomiendo las sevillanas de la Antología del alma sevillana, de compadre Enrique Casellas.

Como nos ocurrió con la restauración del Redentor Cautivo por Sebastián, la de la Divina Pastora por Fernando nos ha permitido profundizar en el sagrado simulacro y en la persona.
Vamos a terminar con nuestra enhorabuena a la Parroquia (en la que están incluidas las personas promotoras de este logro) que recupera la gran joya devocional, histórica y artística de nuestra Divina Pastora de las Almas, y a Nani como restaurador, al que – así mismo- agradecemos su gentileza con Vía Marciala. Y lo hacemos usando su sencillo apelativo cariñoso de Nani, al considerarnos dentro de sus allegados, porque no en vano, esta restauración, ya ha establecido un  fuerte vínculo sentimental entre él y Utrera. 

Antonio María Santiago
Publicado en Vía Marciala, en Octubre de 2012

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