sábado, 10 de noviembre de 2012

Pastoreño de Corazón (V)



Rosario Durán Espinosa

Rosario Durán Espinosa, conocida como “Rosario la de las niñas” es hoy  nuestra pastoreña de corazón. El apodo le viene de casta, debido al predominio del sexo femenino en su  familia, como Joaquina y Carmen, dos de sus tías con quienes convivió durante gran parte de su vida en la casa número 4 de la calle Iglesia, y que a buen seguro fueron junto a su madre, las personas encargadas de inculcarle la devoción pastoreña.

El hecho de haber nacido en el año 1916, le propició conocer y vivir  en primera persona gran cantidad de acontecimientos históricos y multitud de vivencias. Entre ellas la acaecida en casa de sus tías durante los trágicos sucesos de 1936, donde por su cercanía a la Parroquia,  fue escondido el Santísimo Sacramento que previamente había sido sacado del Sagrario para evitar su profanación por el movimiento anticlerical.
Persona de gran convicción religiosa, siempre estuvo unida a la vida parroquial, de ahí que mantuviese  muy buenas relaciones con los distintos párrocos del pueblo.  Fiel devota del Santísimo Sacramento, y camarera de la imagen de San José y de su niño Jesús,  de cuyos trajes siempre fue la encargada de custodiar al igual que de tener adecentado su altar, cargo que en la actualidad desempeña su hija Pastora.

Debido a la sencillez y a la seriedad de su carácter, fue siempre muy discreta a la hora de mostrar su pastoreñismo. Pero sólo bastaba escucharla para percatarse de que su devoción era profunda y auténtica, basada siempre en el amor a la Virgen y en el respeto. En su forma de hablar sobre la Pastora y sus cosas, se veía reflejada la identidad de una Pastoreña rancia de antiguo abolengo, portadora de cientos de vivencias que transportaban  al oyente a tiempos pasados. Nunca faltó a un culto de su hermandad, como a la Romería en la que desfrutaba intensamente en aquella caseta que instalaba junto a otras familias. Por entonces la romería era de un solo día y como en no pocas ocasiones,  el mal tiempo le hacía tener el corazón en vilo durante la noche previa, era otra gran sufridora del tiempo como tantos pastoreños.

No sabía expresar lo que sentía por dentro cuando la Virgen se acercaba a su puerta, esa que siempre fue y sigue siendo un punto de encuentro para muchos de sus familiares y allegados pastoreños, que se congregan en ese lugar estratégico para ver salir a la Virgen en la noche del 8 de septiembre. Junto a ella se vivieron  momentos muy especiales cuando la Pastora pasaba ante sus ojos entre los efusivos clamores de las pastoreñas allí congregadas.  Y es que como Rosario, ningún pastoreño se atrevería a describir “lo que le entra por el cuerpo” cuando la ve  aparecer entre la oscuridad de la calle Iglesia.

Murío en el año 1999, con 83 años de edad, dejando la semilla pastoreña y los valores cristianos sobre sus dos hijos y entre sus 5 nietas, sí… nietas en femenino,  merece la pena resaltar el dato,  pues llama la atención como el destino no ha querido que se perdiera  el cariñoso apelativo “de las niñas” que desde hace varias generaciones viene identificando a esta querida familia.
Que la Divina Pastora de las almas la tenga en su gloria. Se ruega al lector una oración por su eterno descanso. D.E.P

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy bien habeis descrito a Rosarito la de las niñas, tan cristiana, tan humilde y tan pastoreña. Guardo un gratísimo recuerdo de ella, pues tuve la suerte e conocerla muy de cerca, al igual que de su vecina Pilar, pastoreñísima igualmente.

Nati Rosa Sanz

Anónimo dijo...

Una pastoreña ejeplar siempre con los valores cristianos por delante, como curiosidad tus tías fueron camareras de la Virgen de la Granada que se veneraba en la parroquia hasta 1936 en que fue destruida.

porelbuencamino dijo...

Mis felicitaciones a los autores de estos artículos y de esta sección de "Pastoreños de corazón".
preciosos artículos y muy buena idea, por que ya era ora de revindicar a tantos y tantos pastoreños, que lo eran incluso más que otros, cuyos nombres nunca han salido, ni se les ha reconocido su aportación que es mucha: su pastoreñismo ejemplar que trasmitieron a sus hijos, descendientes y personas cercanas.

Ellos, anónimamente, y sin deseo alguno de protagonismos, a diferencia de otros, han hecho realidad y engrandecido con los siglos a la Hermandad de la Pastora que no es de unos apellidos ni de unas familias concretas, sino de infinidad de ellos... o es del pueblo y de los hermanos o no es hermandad...

A ellos y a vosotros: gracias por la lección. Cuanto estamos aprendiendo con este blog, eh???