lunes, 8 de octubre de 2012

Un Favor de la Divina Pastora contado por fray Isidoro


Cuenta fray Isidoro de Sevilla que el 15 de abril de 1704 la Divina Pastora hizo el siguiente prodigio a una religiosa sevillana:

Servía Isabel Josefa de la Torre en la celda de doña Antonia de Arriola, religiosa profesa del muy venerable convento de santa María de las Dueñas de esta ciudad de Sevilla, cuando el día 16 de marzo del año de 1704, habiendo subido a un sitio de más de vara de alto, cayó de espaldas en el suelo dando con el cerebro un grave golpe en los filos de una tajea o caño, de suerte que se le abrió una grande herida en dicho cerebro. Vino el cirujano, registrole la herida y, dándole en ella tres puntos, dijo que aunque necesitaba de más la herida no se los daba porque no padeciese en dicho cerebro tormento mayor, y preguntado dicho cirujano de algunas religiosas qué sentía de la herida, respondió que era grave y de mucho cuidado. Volvió algo en su acuerdo Josefa y, clamando por una estampa de la Divina Pastora, se la aplicó a la herida diciendo con mucha ternura: «Bien sabéis, Madre y Señora de mi corazón, lo mucho que os amo y quiero con toda mi alma, y lo mucho que tengo que trabajar esta Semana Santa. Dadme salud que yo os ofrezco dar a vuestra Hermandad de la corona una guía de cera». ¡Raro prodigio! Al instante que se aplicó la imagen y dijo las palabras referidas, se halló libre de los dolores que padecía, de modo que cuando volvió el cirujano a registrar la herida, la halló buena y sin necesidad de aplicar remedio alguno. Con lo cual Isabel Josefa se levantó sana y buena de herida, caída y golpe, y sirvió a la comunidad como si no hubiese padecido accidente alguno. Y agradecida a María Santísima en su imagen de la Pastora cumplió la promesa, y todo lo dicho lo declaró debajo de juramento ante notario apostólico, siendo testigos muchas personas de dicho convento que experimentaron y vieron el prodigio.
Esta narración es un fragmento de La Pastora Coronada (1705)

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