domingo, 24 de junio de 2012

San Juan Bautista


Este es el único santo del cual se celebra su fiesta en el día de su nacimiento. Vino al mundo en Judea, seis meses antes de que naciera Cristo. Su nacimiento fue milagroso, porque un ángel lo anunció a sus padres, ya ancianos.

Seguramente recibió una esmerada educación al estilo judío, puesto que su padre, Zacarías, era un sacerdote israelita. Este, inspirado por el Espíritu Santo, había vaticinado que Juan "sería profeta del Altísimo e iría delante del Señor para preparar sus caminos". Lc. 1,76

Siguiendo su vocación profética extraordinaria, Juan se retiró desde muy joven al desierto, en donde llevó una vida de gran austeridad: vestía pieles de camello, se alimentaba de langostas y miel silvestre y, sobre todo, vivía entregado a la oración.

Muy pronto, hacia el año 26 o 27 de nuestra era, comenzó a predicar la sincera conversión a Dios, no sólo a los pecadores declarados y públicos, sino también a los encubiertos, que se consideraban intachables, como los fariseos y doctores de la ley.

Las muchedumbres acudían en tropel a escuchar su predicación y en señal de sincera conversión se hacían bautizar, es decir, que recibían de manos de Juan un baño en las aguas del Jordán, para simbolizar el sincero deseo de purificarse de sus pecados. También Jesucristo fue a hacerse bautizar por Juan. Éste, iluminado por el Espíritu Santo, lo reconoció como quien era, el Mesías, el Hijo verdadero de Dios. Tembloroso, el Bautista se negaba a bautizarlo. Pero Jesús insistió por su profunda humildad y Juan se resignó a hacerlo. Cuando se abrieron los cielos y descendió el Divino Espíritu en forma de paloma sobre el Mesías, y se escuchó la voz del Padre: "Este es mi Hijo muy amado, en quien tengo todas mis complacencias". El Mesías, Hijo de Dios, se había manifestado esplendorosamente ante sus ojos y los de sus discípulos.

"Entre los nacidos de mujer, no surgió nadie mayor que Juan el Bautista"

Juan ha cumplido ya su misión. Pero ¿cómo es posible, Señor, que tus discípulos estén a merced de los impíos?

El misterio de la Cruz de Jesús está ya presente en este martirio. Su sangre no será inútil. "La cabeza de Juan Bautista predica mejor desde la bandeja que sobre sus hombros".



Ecce Agnus Dei qui tollis pecata mundi

A san Juan se le suele representar vestido con pieles de camello debido a la vida de austeridad y penitencia que llevó en el desierto. Aparece portando un cordero en simbología a Jesús cuya venida él anunció, y con la palabras que exclamó cuando Jesús llegó al río Jordán para ser bautizado:

"He ahí el Cordero de Dios que quita los pecados del mundo".

Juan Bautista es el Precursor, es decir, el enviado por Dios para prepararle el camino al Salvador. Por lo tanto, es el último profeta, con la misión de anunciar la llegada inmediata del Salvador. Él no era la luz: vino a ser testigo de la que ya habita claridad sin fin; él no era el Señor; vino a ser su amigo, su siervo, su apóstol y su paladín.

Coincidiendo con la fiesta de san Juan Bautista, en 1703, Fray Isidoro de Sevilla tiene la celestial visión de María con traje de Pastora, iniciándose así la devoción pastoreña. Nuestra Hermandad posee una Imagen del Bautista en talla así como un lienzo que cuelga de uno de los muros del Santuario.

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