miércoles, 18 de abril de 2012
Yo quiero ser pastoreño
Ahora, cuando la noche
calladamente se asoma,
con su cortejo de estrellas,
por barandales de sombra
y la luna se le acerca
como una niña curiosa
en medio de este silencio
que se siente y que se toca
y se clava en las entrañas
y las palabras ahoga.
Cuando sacrosantas manos
su leve sombrero tocan
y lo alzan reverentes,
como florida hostia,
mostrando en toda su gracia
la gracia de la Pastora.
Y Cantillana es un río
de pasión que se desborda
y se despierta en las voces
que los silencios perforan
y una ovación de campanas
rueda en la noche gloriosa.
Y los tambores aplauden
y los cohetes redoblan
y del suelo se levantan
ovaciones de palomas.
Y los gritos son aplausos
que el eco en sus ecos copia
y la tierra enardecida
parece que aplaude toda
y el Pastorcillo Divino
también las palmas le toca.
Anda, Cantillana, llévame
para que yo la conozca,
que quiero ser corderillo
de la más grande Pastora.
Manuel Garrido López, 1956
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