viernes, 2 de marzo de 2012

Divina Pastora de San Andrés de Baeza

En la Iglesia de san Andrés de la ciudad jiennense de Baeza encontramos una hermosa pintura de la Divina Pastora, se encuentra situada en la capilla bautismal.


Es una pintura al óleo sobre lienzo. Está pintada sobre una tela cuya fibra es lino y tejida en tafetán muy fino de densidad y tamaño de la fibra. Cuenta con un estado de conservación Pésimo, presenta múltiples roturas del soporte, está desclavado del bastidor. Tiene pérdidas de la capa pictórica e imprimación, también abolsamientos y suciedades superficiales. Precisa una urgente intervención para conservar esta interesante pintura como legado a las futuras generaciones.

El cuadro es de dimensión mediana, midiendo aproximadamente 102 cm de alto y 71 cm de alto. De autor anónimo aunque de buena calidad, fue realizado posiblemente en el siglo XVII.

La pintura carece de marco puesto que perteneció a un retablo, y conserva un fragmento de este, policromado en oro y verde.

Se trata de una bella escena en la que aparece la Virgen sentada rodeada de un rebaño de ovejas del cual es su pastora, teniendo a modo de nimbo una serie de querubines que la rodean generando una especie de rompimiento de gloria.

El tema de la pintura es propiamente español y creado en el siglo XVII bajo el cobijo de la orden franciscana, que comenzó a difundirse rápidamente por Hispanoamérica y que alcanzó grandes niveles de devoción que han llegado hasta nuestros días.

La composición de esta hermosa pintura está muy cuidada, tomando como eje la figura de María la cual aparece, un tanto desplazada a la izquierda del eje del lienzo (siendo esto debido al espacio que ocupaba la pintura dentro del retablo al que perteneció). Aparece con la mirada ausente en dirección al suelo, en señal de humildad, sin el sombrero de paja que suele ser habitual en este tipo de composición denotando que esta pintura fue realizada antes de que la devoción estuviera realmente consolidada y “tipificada”. Pero sí aparece ataviada con una túnica de piel de oveja, y sobre su pecho, el escudo de la orden Trinitaria, el cual nos confirma la procedencia del convento trinitario desaparecido de Baeza tras la terrible desamortización de Mendizábal para la conservación del patrimonio artístico de la ciudad.

La Virgen porta en su mano izquierda una rosa en lugar del cayado habitual. Por último el rebaño de ovejas llevan en la frente una cruz griega en rojo para explicar el carácter simbólico del mismo rebaño, a modo de pueblo de Dios, llevando a María rosas como señal de adoración. Al fondo de la escena aparece un ángel volador que reúne el rebaño, que no es otro que el arcángel san Miguel, también con un marcado carácter simbólico de defender a la iglesia de los ataques del demonio.

El dibujo resulta minucioso y nos muestra con detalle toda la escena, demostrando el autor gran sensibilidad y conocimientos de la proporción humana y animal así como de los altos conocimientos artísticos de nuestro anónimo autor.

El colorido aparece vibrante, rico y saturado, (aun a pesar de la suciedad que presenta la pintura). Equilibrando los azules intensos con los cálidos del manto de la Virgen, siendo una pintura que goza de gran armonía cromática, que mejorará sensiblemente cuando la pintura sea convenientemente restaurada, algo que debe hacerle con la mayor celeridad posible para evitar daños irreparables de esta pintura que además de su valor artístico, tiene el valor de ser una de las primeras pinturas de la divina Pastora que se realizan y que dieron lugar a la creación mundial de la advocación de la Pastora.

Se trata de una pues de pintura de buena calidad, que se conserva dentro de esta Ciudad Patrimonio de la Humanidad.

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