miércoles, 16 de noviembre de 2011

Madre y Pastora desde el Calvario


“María nos socorre como Madre nos ampara como Pastora, nos defiende como Reina, nos alumbra como Sol y nos salva como intercesora poderosísima" Fray Manuel María de Sanlúcar Obispo Capuchino

Con las palabras del Cantar de los Cantares, el capuchino fray Isidoro de Sevilla presentaba por primera vez al mundo a la Virgen como celestial Pastora de las Almas. Era el 8 de septiembre de 1703 en la Alameda de Hércules. Cuenta la tradición, que estando fray Isidoro orando en el coro bajo del legendario convento de la ciudad de la Giralda, vio a la Virgen vestida de Pastora con un granado en flor y un sombrero a la espalda, rodeada de ovejas, encontrándose junto a Ella el Cordero Inmaculado, enviándolo a que la diese a conocer tal como la había visto y a que propagase esa nueva imagen suya por todos los rincones. Con tal digno fin, mandó pintar a don Miguel Alonso de Tovar (natural de Higuera de la Sierra), discípulo de Murillo, un cuadro que se conserva en el Convento de la Divina Pastora de Sevilla. Desde ese momento, no tuvo otro empeño que dar cumplimiento a la voluntad del cielo, extendiendo rápidamente la nueva advocación y creando hermandades que perpetuasen la devoción a la Madre de Dios bajo tan dulcísimo nombre, tanto en la capital como en distintos pueblos de la archidiócesis y siendo luego llevada por la Orden Capuchina al resto de España y a América.

Como capuchino y seguidor de San Francisco de Asís, le profesó gran devoción a la Virgen María, desde ese momento bajo su advocación de Divina Pastora de las Almas, título pues que vino al mundo en la tierra de María Santísima, en nuestra Andalucía y en el seno de nuestra orden capuchina.

Para mí es un honor dirigirme a los devotos y enamorados de la preciosa imagen de la Divina Pastora de Cantillana. Sin embargo, ¿Qué puede aportar este sencillo fraile a la historia y grandiosidad con que Cantillana celebra cada año, cada día e, incluso, cada instante, a la Divina Zagala?

Permitidme que haga mías también las siguientes palabras, y que éstas nos sirvan de reflexión: "La Bienaventurada Virgen, por el don y la función de ser Madre de Dios, por la que está unida al Hijo Redentor, y por sus singulares gracias y funciones, está también íntimamente unida a la Iglesia. La Madre de Dios es figura de la Iglesia, como ya enseñaba San Ambrosio: en el orden de la fe, del amor y de la unión perfecta con Cristo". (LG63)

"El pueblo sencillo acoge la advocación de la Divina Pastora con gozo. Nunca entendió que al llamar así a la Virgen, se la estuviera elevando a una categoría de diosa. Lo que es divino no es la persona de María, sino su estilo y manera pastoral; su estar al servicio de Dios y el hombre, porque eso es fruto del Espíritu Santo, que la cubrió con su sombra" (Le 1, 14). Es la explicación que el Magníficat pone en boca de María: "Porque ha hecho en mí maravillas el Poderoso, Santo es su nombre" (Le l, 49).

"El Amor no es una estrategia humana, el Amor es Dios que pone su tienda entre nosotros" (Jn 1, 14).

Así lo entendió también el pueblo de Cantillana y de la mano de fray Isidoro de Sevilla se impregnó de la devoción a la madre del Buen Pastor desde el primer momento de nacer la nueva advocación. Fray Isidoro extendió el amor a la Divina Pastora, fundando hermandades o rosarios públicos con ese título, siendo la primera de ellas, la establecida en 1703 en la Iglesia de Santa Marina, en Sevilla. A esta seguirán otras en distintos pueblos de la Archidiócesis, como Carmona, Utrera, Jerez de la Frontera...

Hablando de estas fundaciones de Padre Isidoro, Alonso Morgado (bibliotecario de la Dignidad Arzobispal de Sevilla) dice que no menos célebre fue la de la Villa de Cantillana, por los años de 1720, señalándose desde su instalación hasta nuestros días, por su fervor y entusiasmo religioso, hacia la Divina Pastora, entre todas las demás que hay noticia.

Fray Isidoro de Sevilla, el gran artífice del origen de la Divina Pastora, pertenecía a la ilustre casa de los Medina y Vicentelo de Leca, de la más rancia nobleza sevillana, en la que se encontraba el Marquesado de Esquivel y el título de Condes de Cantillana. Puede ser esta la explicación por la que el célebre Capuchino fundara, en la villa y Parroquia de la que eran principales benefactores sus propios parientes, la Congregación del Rosario de la Divina Pastora, en el tiempo anteriormente citado, siendo así una de las primeras asociaciones pastoreñas instituidas por él.

Me gustaría acabar estas leves pinceladas sobre el origen y devoción de la Divina Pastora, recordando el último gran acontecimiento producido el pasado 26 de abril de 2011 y que viene a constatar el inmenso amor que en toda España se le profesa a la Madre del Buen Pastor. Los capuchinos, unidos ya en una sola Provincia, han elegido como Protectora y Titular a María, la Madre del Buen Pastor, la que el mismo Jesucristo nos dio como Madre y Pastora desde el Calvario.

Las distintas provincias capuchinas tenían cada una de ellas sus propios titulares: Andalucía, la Inmaculada Concepción; Castilla, el Sagrado Corazón de Jesús; Valencia, la Preciosísima Sangre; Navarra, Cantabria y Aragón a la Virgen del Pilar. Pues bien, la nueva y unificada Provincia Capuchina de España, en votación secreta de todos sus miembros, eligió por unanimidad a la Divina Pastora como única titular. Esta advocación atractiva y evangélica, tan arraigada en todos los capuchinos de Andalucía, lugar donde tuvo su origen, desde ahora abarcará a toda la familia capuchina de España, que se acoge bajo el manto protector de la celestial Pastora.

Fray José de Sanlúcar OFM cap.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Precioso articulo. Enhorabuena al Padre Capuchino y a toda su Orden, seguid difundiendo la devoción a la Divina Pastora como desde hace trescientos años.

Que Ella proteja a la Orden y al pueblo de Cantillana.