jueves, 22 de septiembre de 2011

La carreta de plata pastoreña cumple medio siglo de romerías

El término ‘carreta’ procede del de ‘carro’ y, según el diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, se define como “carro largo, estrecho y más bajo que el ordinario, cuyo plano se prolonga en una lanza en que se sujeta el yugo. Comúnmente tiene sólo dos ruedas, sin herrar”. No hace falta decir que el significado que la carreta de plata tiene para los pastoreños no se resume ni contiene en una acepción tan fría, objetiva y aséptica. En el particular diccionario sentimental pastoreño-cantillanero, inédito en papel, pero grabado en el inconsciente colectivo de generación en generación, carreta significa otra cosa, algo más: es un altar portátil, un tabernáculo, en el que cada septiembre se traslada el simpecado o la imagen de la Divina Pastora desde el pueblo hasta su ermita de Los Pajares, rodeado siempre, llueva o ventee, por la devoción de sus gentes, asida con fuerza por las manos de las madres que piden por sus hijos y por los hijos que piden por sus padres, cuando unos u otros se encuentran atrapados y confusos en los mil sinsabores que tiene la vida.

Parece mentira, pero nuestra carreta de plata lleva ya medio siglo haciendo el camino, 50 años de romerías ininterrumpidas (bueno, con alguna excepción que ya veremos), unas bodas de oro que se cumplen este 2011 y que no hemos querido pasar por alto en esta sección titulada ‘De la Historia de la Hermandad’, que cada año se publica en la revista Cantillana y su Pastora.

Efectivamente, fue el 30 de septiembre, antaño el día de la romería cayera en lo que cayera, de 1961 cuando se inauguró y bendijo la carreta de plata. El rito de bendición corrió a cargo de don Enrique Morón Ruiz, entonces párroco de Cantillana, y tuvo lugar a las puertas de la iglesia antes de salir el simpecado e iniciarse el cortejo romero. El gran estreno de aquel año lo hizo realidad, como siempre, el pueblo pastoreño, que se volcó, como antes lo hiciera para la construcción de la ermita, en sufragar una carreta de plata propia digna de una romería a punto de cumplir una década y de un santuario bendecido el año anterior. Para ello, se organizó un pedido extraordinario puerta por puerta que duró un año y que se realizaba mensualmente, cuyas aportaciones quedaron reseñadas en un libro que se conserva en el archivo de la hermandad.

La carreta de plata es obra del orfebre sevillano Manuel Villarreal, y fue ejecutada en el taller que tenía en Triana. En más de una ocasión, el artesano comentó que la de Cantillana fue la primera carreta que ejecutó. Después vendrían otras. En este sentido, nuestro buen amigo, admirado artista y destacado pastoreño cantillanero Luis Manuel López Hernández sostiene la hipótesis de que la de la Pastora de Cantillana no sólo fue la primera que labró Villarreal, sino la quinta de cuantas existen labradas al modo rociero, detrás de las de Triana, Huelva, Sevilla (El Salvador) y Coria del Río.

Nos comenta que, según los datos que posee, la primera carreta repujada de estilo rociero la estrenó la Hermandad de Triana en el año 1868, gracias a una donación de los duques de Montpensier. Ésta se diferenciaba ya claramente de los antiguos carros, más rústicos y sencillos, dotados de un cajón donde se exponía el simpecado y se guardaban los enseres que la hermandad precisaba para el camino (varas, cáliz y copón para las misas, etc). La Hermandad de Umbrete conserva aún este estilo en su carreta como una de sus señas de identidad. En 1954, la Hermandad de Triana sustituyó su carreta primitiva, hecha de latón, por la actual de plata, más enriquecida, que lleva la firma de los talleres de García Armenta y es paradigma de las carretas de plata.


El 30 de Septiembre de 1961, fue bendecida la
carreta de plata a las puertas de la Parroquia
antes de iniciarse la romería.
Según las mismas fuentes, a la primera carreta de Triana les siguieron las de la Hermandad de Huelva (labrada también por García Armenta en 1946) y la de Sevilla (ejecutada en 1952 por Román Seco y donada por Doña María de las Mercedes y Borbón a la corporación del Salvador). Esta última fue la carreta que estuvo viniendo a Cantillana entre 1956 y 1960, y en la actualidad se encuentra en El Viso del Alcor, donde la Hermandad de Santa María del Alcor la utiliza para su romería anual. En 1953 se estrenaba también en Coria del Río la original carreta de plata rociera que labró Marmolejo, inspirada en el templete de la patrona de Almonte.

Como particularidad, y a diferencia del común de las carretas rocieras, hay que destacar que la carreta de Cantillana posee cuatro varales en lugar de seis, que es lo normal. Y tiene una fácil explicación. La imagen de la Divina Pastora ya había ido en romería a Los Pajares, precisamente el año anterior, en 1960, con motivo de la bendición de la ermita. Y se había obtenido de Palacio el permiso para que, en lugar del simpecado, la imagen acudiera en romería periódicamente (cada siete años, en principio). Así, se hacía necesario un diseño que permitiera la mayor visibilidad de la imagen cuando estuviera en la carreta, y se optó por prescindir de los dos varales centrales. Otra de las señas de identidad de la carreta de la Pastora es el peculiar diseño de la techumbre, en forma de bóveda trilobulada, inspirado en el sutil lobulado de la carreta de Triana, pero mucho más marcado y desarrollado en sus tres secciones, que hace inconfundible su silueta y que ha servido de modelo a otras carretas labradas posteriormente.


En el archivo se conserva el contrato de trabajo suscrito entre Manuel Villarreal y Rafael Sarmiento Espinosa, en representación de la hermandad. Está datado en Sevilla el 12 de abril de 1961, y en una sus cláusulas, el orfebre se compromete a entregar el trabajo el 30 de agosto, fijándose un precio de 81.000 pesetas pagaderas en el plazo de un año. Asimismo, en el libro de cuentas de 1961, aparece reflejada la “construcción de una carroza de plata cincelada y penachos para los bueyes, collares, fajines e instalación eléctrica”, todo ello por valor de 100.250 pesetas.


Sobre el gran estreno de la hermandad aquel lejano 1961, deja constancia también el libro de actas. Las mujeres que componían la junta de gobierno se reunieron en sesión extraordinaria a las cuatro de la tarde del primero de octubre para dar cuenta y hacer balance de las fiestas de ese año. En el documento podemos leer: “seguidamente, la señora mayordoma hace una descripción muy jubilosa del gran acontecimiento que ha tenido lugar este año con motivo del estreno de la carreta de plata estilo plateresco (sic) obra del insigne orfebre sevillano señor Villarreal y, como todos sabemos, fue inaugurada en la romería que se celebra el día 30 de septiembre, causando verdadero entusiasmo tan maravillosa obra”.


La carreta de plata es uno de los elementos más
personales que conforman el rico patrimonio de
nuestra Hermandad.

Al rememorar el origen de la carreta de plata, no podemos pasar por alto que, entre 1952 y 1960, otras carretas hicieron el camino de la romería. En los años incipientes de la fiesta (1952 y 1953), fue una carreta del tipo galera, adornada con papelillos de colores, la que sirvió de improvisado altar a un cuadro de la Pastora rodeado de un grupo de niñas vestidas de pastorcitas.


En 1954, el colaborador habitual de la hermandad en labores de priostía Gabriel Ríos Amores, que tanto hizo por la música en Cantillana y con quien el pueblo sigue en deuda, confeccionó una carreta de palos a base de maderas recortadas y adornada con una tela verde de damasco, algunos de cuyos elementos aún se conservan, que a la postre se convertiría en la primera carreta que paseó un simpecado por las calles de Cantillana. En concreto, el estandarte rojo bordado en oro en 1849 por María Josefa Arenas y Rivas, con la pintura primitiva atribuida a Germán Llorente (primera mitad del siglo XVIII) que, a la vuelta de los años, sería recuperado recientemente para la romería en el año 2001. La carreta lucía, en su parte delantera, el escudo de la hermandad bordado en oro sobre terciopelo rojo, y la nueva estampa romera inspiró la letrilla de la sevillana Echarse a un lado / que viene la carreta / del simpecado. Del techo colgaba la paloma de plata, símbolo del Espíritu Santo, que va en la carreta actual. En 1956, ya en la carreta del Salvador, fue por primera vez el simpecado blanco de tisú de plata (de 1805), hasta 1966, cuando se estrenó el simpecado de terciopelo verde bordado en oro y donado por Don José González Villarreal y su esposa, Dolores Gata Baño.


En la romería de 1956, con motivo de la colocación de la primera piedra de la ermita, el simpecado fue llevado a Los Pajares en la carreta de la Hermandad del Rocío de Sevilla, cedida hasta el año 1960 como ya hemos comentado. Al parecer, la vinculación de los rocieros del Salvador con los pastoreños de Cantillana vino por la estrecha amistad existente entre Manuel Espinosa Durán y José María Doménech, por entonces hermano mayor del Rocío de Sevilla.


La carreta de plata de la Divina Pastora, fue la
primera que realizó el taller de Villarreal.
Viene aquí a colación hablar de la excepción que antes apuntábamos. Porque hace 50 años que se estrenó la carreta de plata, pero no siempre ha ido a la romería. Ha ido siempre, menos un año: 2005. La epidemia de lengua azul que afectaba a los mamíferos rumiantes imposibilitó la presencia de bueyes, y fue de nuevo la Hermandad del Rocío del Salvador la que cedió, esta vez el templete de su imagen, para que la Divina Pastora fuera portada a hombros hasta Los Pajares en una romería única, inédita, que nos regaló imágenes y momentos llenos de emoción que aún permanecen en nuestra retina y que hoy añoramos.

Para finalizar, queremos añadir que la carreta de plata ha sido expuesta en varias ocasiones como parte de las obras que componen el rico patrimonio artístico de nuestra hermandad. Así, entre los días 17 y 22 de abril de 2001 se celebró la exposición titulada Pastora de Cantillana. 50 romerías en la Casa de la Provincia de la Diputación de Sevilla, donde uno de los elementos centrales fue la carreta de plata con simpecado blanco. En la misma muestra se expuso la antigua carreta de palos con el simpecado rojo y la pintura primitiva ya restaurada por el profesor don Francisco Arquillo.


Asimismo, entre el 10 y el 14 de octubre del mismo año, la carreta formó parte de la muestra Vamos de romería I, celebrada en el Casino de la Exposición de Sevilla, donde se pudieron ver, además, el templete de plata de Nuestra Señora de Setefilla, de Lora del Río, o la carreta y el simpecado del Rocío de Villamanrique de la Condesa.


Por último, no queremos dejar de reseñar que la carreta de plata formó parte del altar del triduo de mayo de 1970, albergando la imagen de la Divina Pastora sobre el presbiterio del altar mayor, en conmemoración del 250 aniversario fundacional de la hermandad. En cuanto a las restauraciones que ha sufrido en estos 50 años, hay que señalar que en los años 70 se le dio un baño de plata en los talleres de Manuel de los Ríos, y más recientemente, en el año 2000, fue sometida a un proceso de restauración y un baño de plata en los talleres de Villarreal, pues en la romería de 1999 sufrió un percance al romperse la lanza de los bueyes. Por lo demás, salta a la vista que luce como el primer día y esperamos que cumpla, por lo menos, otras cincuenta romerías. Aunque nosotros, ya no lo veremos.

José María de la Hera

2 comentarios:

Anónimo dijo...

La carreta con mas categoria del mundo!!

Anónimo dijo...

¿Se sabe cuales son los actos conmemorativos que va a organizar la hermandad para conmemorar dicha efemerides?
Un saludo desde Huelva
VIVA LA DIVINA PASTORA