Por ti suspira el alma,
dulce Pastora mía.
Ese amor que nos guía
a la grey de Sión.
A tu lado extasiado
y por ti socorrido,
todo en mí conmovido
te ofrezco mi corazón.
Tus hijos,
¡ay Madre!,
con un santo orgullo,
en dulces murmullos
se acercan a ti.
Y entusiastas dicen
ay Dios mi Pastora,
mi Madre y mi Aurora,
mi sol y mi fin,
sí, sí, mi sol y mi fin.
Anónimo ( siglo XIX)
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2 comentarios:
preciosísima copla, que sólo puede cantar gente como nuestro amigo José Antonio Ferrari, y Joaquín, por supuesto
Escuchar esta copla siempre nos evoca el 8 de Septiembre, una función principal sin escucharla no seria lo mismo. ¡VIVA LA PASTORA DIVINA!
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