Hacia el año de 1950, Albarran realiza un estudio fotográfico a la Divina Pastora, del cual se obtiene interesantísimas instantáneas de nuestra titular, que se van a convertir en las más difundidas de la segunda mitad del siglo XX, la fotografía que le mostramos recoge el bellísimo rostro de la Pastora sin ninguna joyas que la adorne a excepción de la toca que la cubre.
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