domingo, 8 de agosto de 2010

Cena de despedida al Padre Joaquín Pacheco Galán, Franciscano hermano de nuestra Hermandad

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Se celebró con motivo de su traslado desde el convento de San Buenaventura de Sevilla al de Lucena (Córdoba) donde ha sido designado Guardián. Un grupo de hermanos pastoreños le despidió en un acto emotivo en el que se le hizo entrega de un cuadro de la Divina Pastora.

La noche del pasado miércoles 21 de julio, víspera de la fiesta de Santa María Magdalena, patrona de Arahal, tuvo lugar en esa población sevillana de la que es Párroco nuestro hermano don Álvaro Román, una cena-despedida que varios pastoreños de Cantillana le ofrecieron al franciscano y gran orador fray Joaquín Pacheco Galán, predicador de los cultos pastoreños en numerosas ocasiones y gran devoto de la Pastora de Cantillana, de cuya hermandad es miembro.
Fray Joaquín, que se encontraba en Arahal invitado por don Álvaro para predicar los cultos de la Magdalena, ha sido nombrado en el ultimo Capítulo de la Orden Franciscana Guardián del convento de Lucena, donde se traslada en los próximos días, dejando así la comunidad de San Buenaventura de Sevilla de la que ha formado parte estos últimos años.

El padre Pacheco ha recibido en Sevilla actos de despedida de dos hermandades con las que ha tenido un fuerte vínculo: Ntra. Sra. de el Valle, de la que era Capellán, y la Divina Pastora de Santa Marina.

Este emotivo acto fue celebrado en un restaurante después de la misa en la parroquia de la Magdalena. Estuvieron presentes, entre otros, el sacerdote pastoreño Álvaro Román Villalón, Antonio Castaño Villalón, Juan Antonio Núñez Lucena, Luis Manuel López Hernández, Francisco Manuel Durán Gallardo y otros pastoreños que sumaban una veintena de personas. El Franciscano, que tuvo sentidas palabras de elogio, recibió al terminar la cena un obsequio de los comensales, un cuadro con una bella fotografía de la Divina Pastora con marco de plata, que le fue entregado por el Padre Álvaro, después de unas emotivas palabras que pusieron en evidencia los vínculos mutuos de afecto y devoción pastoreña entre todos los presentes.
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