domingo, 21 de marzo de 2010

El beato cardenal Marcelo Spínola y la Divina Pastora



En el año 1900 para dar mayor relieve a las primeras fiestas pastoreñas del siglo, aceptó la invitación de venir a participar en ellas, el entonces Arzobispo de Sevilla don Marcelo Spínola y Maestre. Los días 7, 8 y 9 de septiembre los pasó don Marcelo en Cantillana, hospedándose en el domicilio de don Francisco de Palazuelos y doña María del Patrocinio Morillas, componente de la Junta de la Hermandad.
El día 7, Spínola presenció el Santo Rosario y asistió a la Novena, y el 8, fiesta grande de la Divina Pastora, celebró Solemne Pontifical ante el Risco, que aquel año estrenó un nuevo «paño» pintado por el insigne artista sevillano don José Jiménez Aranda. Este año la procesión de la Divina Pastora varió su recorrido bajando por la calle Real, para que el Prelado pudiese contemplarla desde un balcón de su estancia. «Imposible es describir el entusiasmo con que fue recibido, las demostraciones de ferviente afecto de que fue objeto mientras permaneció, y la manera cordial con que se le despidió cuando el domingo 9 abandonó Cantillana. […] El Señor Arzobispo agradecía en el alma tanto amor; pero aún más que estas manifestaciones, le complació ver el Templo henchido literalmente de fieles tanto en la Función como en la Novena, y rodeada la imagen de la Pastora, cuando recorrió procesionalmente las calles, de muchedumbre incontable de personas de toda clase y condición, que vitoreaban a la Reina del cielo con fervor rayano en delirio».
Desde hacía años los devotos de la Divina Pastora deseaban construirle un nuevo Camarín y retablo más amplios, donde pudiera lucir mejor su hermosura. Expuesta la idea al Arzobispo Spínola, este bendijo el proyecto y dio las oportunas autorizaciones para el comienzo inmediato de las obras. En agradecimiento por todo, la Hermandad acuerda nombrarlo Hermano Mayor Perpetuo, cargo que acepta y ejerce efectivamente, firmando, como tal, incluso las cuentas de gastos e ingresos, y manteniendo correspondencia escrita con la Hermandad, a través de su Mayordoma doña Dolores Sarmiento, hasta el fin de sus días. La gran vinculación del Cardenal sevillano con la Congregación pastoreña, se pone de manifiesto en una de estas cartas, donde el Prelado, de su puño y letra dice literalmente:«Si de antes no estuviese ya obligado, y mucho, para con esa Congregación (de la Divina Pastora), quedaríalo ahora para siempre, y de tal modo, que ocuparme en su servicio y procurar su bien, será para mí gratísima tarea».

A petición de la Hermandad de la Divina Pastora, el Ayuntamiento de Cantillana rotuló la calle popularmente conocida como Cuesta del Reloj con el nombre de Cardenal Spínola.


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