TRIDUO AL BEATO
MARCELO, CARDENAL SPÍNOLA Y MAESTRE, ARZOBISPO DE SEVILLA Y HERMANO MAYOR
PERPETUO DE LA HDAD. DE LA DIVINA PASTORA DE CANTILLANA.
Corazón Divino de
Jesús, cuya gloria y devoción tanto propagó el beato Marcelo Spínola, obispo,
danos gracia para no pecar, para que con espíritu fervoroso realicemos este
devoto triduo, y podamos conseguir las gracias prometidas a los que se ocupan
en este santo ejercicio. Amén.
Oración.
Te damos gracias
omnipotente Dios porque, una vez más, has hecho brillar la santidad de tu
Iglesia en la vida ejemplar de tu hijo el beato Marcelo Spínola, obispo.
Concédenos a todos nosotros, que nos gozamos de su glorificación, imitarle en
sus virtudes, y envía al Santo Padre el Papa Francisco, los obispos y
sacerdotes, especiales gracias para que sean siempre los buenos pastores que tu
grey necesita.
Inmaculada Madre de
Dios, Divina Pastora de las almas, por la filial devoción que te profesó el
beato Marcelo Spínola, obispo, intercede ante Dios por nosotros. Amén.
DE LOS ESCRITOS DEL
BEATO MARCELO, CARDENAL SPÍNOLA Y MAESTRE, OBISPO.
DÍA PRIMERO
El Corazón de Jesús
redentor
Hay muchos santos en la Iglesia, cada uno brilla con
claridad distinta, pero ninguno posee luz propia, incluso la santísima Virgen,
sino que todos reciben su luz del Sol de los santos, que es el Corazón de
Jesús; de ese Corazón es de donde sale luz brillantísima que se comunica a
todos los justos; ¿Quién ha redimido a los hombre?, ¿Quién ha redimido a la
misma Virgen Inmaculada?, Cristo, el Corazón de Jesús. (…) Verdad que nosotros
no hemos sido redimidos como María, de modo preservativo, pero nosotros y a
todos los Santos y bienaventurados que se halla en la Jerusalén celestial, a
todos, ha redimido el corazón de Jesús, y todos, al Corazón de Jesús deben, no
solo la redención, sino la santificación, porque todos de Cristo han aprendido.
Recorred los ámbitos de la Jerusalén celestial, y preguntad
a todos los santos uno a uno, por qué están allí, y lo que hicieron. Preguntad
al Apóstol: ¿Qué hiciste tú? Y os responderá: imitar a Cristo. Preguntad al
mártir: ¿Qué hiciste tú? Imitad a Cristo. Y al generoso atleta confesor de la
fe preguntadle: ¿y tú, qué hiciste? Imitad a Cristo. Y a todos dirigís la misma
pregunta, todos a una voz os responderán: “imitad a Cristo; por eso estamos
allí, porque hemos imitado a Cristo.
(…)Del Corazón de Jesús han aprendido todos los santos, y
del Corazón de Jesús hemos de aprender también nosotros, porque Jesucristo es
nuestro Modelo y ejemplar.
P1 II págs. 684-686
DÍA SEGUNDO
Delante de nosotros
como Pastora
“No necesito, después de tantos días en que contempláis a
María como Pastora de las almas, demostraros que realmente merece este título,
para ella de mucha honra y para nosotros de suavísimo consuelo. Hay, en efecto,
entre todas las pruebas que de una verdad pueden aducirse, una irresistible: la
de los hechos. Cuando aquel insensato de que nos hablan las historias negaba el
movimiento, un sabio se puso a andar y lo confundió. Así después de haber visto
a María entre las ovejas del rebaño de Cristo, arrastrando la intemperie,
empuñando el cayado y manejando la honda, ¿cómo negaréis su Pastorado?
La voz del pueblo cristiano, que Pastora la proclama, mucho dice... La palabra de la Iglesia que le da ese nombre dice aún más... Pero añade magnífica confirmación a eso el testimonio de las obras. Y entre estas obras es de las que más llama la atención el ir delante de las ovejas, guiándolas. ¿A dónde las lleva?... ¿Cómo las guía?...¿De qué medios se vale para atraerlas y que no se le escapen?...
1- El país por donde los humanos caminamos es muy variado...montañas escarpadas, profundos precipicios, ásperos caminos y también valles y hasta deliciosas praderas; de todo se encuentra. Existe pradera poco frecuentada, porque está al otro lado de prolongado desierto, y no es posible llegar, sino atravesando arenales, vadeando ríos y torrentes, y luchando con fieras de toda especie... Es esa comarca la tierra de la santidad. Describirla es tarea superior a fuerza de hombre. Es la región extensa... Su cielo limpio y transparente... Las tempestades pasan a distancia. Caudales de cristalinas aguas corren en todas direcciones: las aguas puras de la gracia. En fin, el suelo es feraz, produciendo frutos en todo tiempo, y abundantes, y excelentes. Son las buenas obras. Todos sus habitantes son de prócer talla, de figura hermosa, vigorosos y fuertes... Y para colmo de ventajas disfrutan de cumplida dicha. La felicidad no se encuentra en parte alguna. Se ha refugiado en el país de la santidad.
Ved la pradera a donde intenta llevarnos la Santísima Virgen. ¡Qué buena es María! No quiere para nosotros cosas de poca valía..., ni oro, ni placeres..., ni honores..., sino la santidad, que es oro del cielo..., placeres divinos..., placeres divinos..., honor sin semejante.
2- Nos lleva poniéndose delante de nosotros y guiándonos por el camino de las virtudes, o sea dándonos ejemplo. Nada se nos exige, que ella no haya ejecutado antes... abnegación, cruz, marcha tras Cristo.
...Así va delante de nosotros como Pastora. Soberbios..., impuros..., sensuales..., egoístas..., hijos de la tierra y el polvo, a todos os da ejemplo.
La voz del pueblo cristiano, que Pastora la proclama, mucho dice... La palabra de la Iglesia que le da ese nombre dice aún más... Pero añade magnífica confirmación a eso el testimonio de las obras. Y entre estas obras es de las que más llama la atención el ir delante de las ovejas, guiándolas. ¿A dónde las lleva?... ¿Cómo las guía?...¿De qué medios se vale para atraerlas y que no se le escapen?...
1- El país por donde los humanos caminamos es muy variado...montañas escarpadas, profundos precipicios, ásperos caminos y también valles y hasta deliciosas praderas; de todo se encuentra. Existe pradera poco frecuentada, porque está al otro lado de prolongado desierto, y no es posible llegar, sino atravesando arenales, vadeando ríos y torrentes, y luchando con fieras de toda especie... Es esa comarca la tierra de la santidad. Describirla es tarea superior a fuerza de hombre. Es la región extensa... Su cielo limpio y transparente... Las tempestades pasan a distancia. Caudales de cristalinas aguas corren en todas direcciones: las aguas puras de la gracia. En fin, el suelo es feraz, produciendo frutos en todo tiempo, y abundantes, y excelentes. Son las buenas obras. Todos sus habitantes son de prócer talla, de figura hermosa, vigorosos y fuertes... Y para colmo de ventajas disfrutan de cumplida dicha. La felicidad no se encuentra en parte alguna. Se ha refugiado en el país de la santidad.
Ved la pradera a donde intenta llevarnos la Santísima Virgen. ¡Qué buena es María! No quiere para nosotros cosas de poca valía..., ni oro, ni placeres..., ni honores..., sino la santidad, que es oro del cielo..., placeres divinos..., placeres divinos..., honor sin semejante.
2- Nos lleva poniéndose delante de nosotros y guiándonos por el camino de las virtudes, o sea dándonos ejemplo. Nada se nos exige, que ella no haya ejecutado antes... abnegación, cruz, marcha tras Cristo.
...Así va delante de nosotros como Pastora. Soberbios..., impuros..., sensuales..., egoístas..., hijos de la tierra y el polvo, a todos os da ejemplo.
3-¿Cómo se las ha para atraernos? La virtud es siempre
bella; mas a veces se envuelve en negro manto; su sabor es exquisito... mas
suele cubrirse con áspera corteza; brilla como el sol, pero nubes ocultan sus
resplandores. En María tiene una suavidad de tonos, de colores y matices, que
enamora, y esto a todo el mundo...
Además del encanto de las virtudes, hay en María la atracción de su amor y bondad...¿Y quién, fuera de Cristo, ha tenido a los hombres un amor como el de María, tierno, constante, fuerte, generoso, espléndido? No es posible apartarse de María.
Y todavía para irnos sosteniendo emplea otro medio: la esperanza. Nolite timere. Es la divisa del escudo de María. ¿El camino es largo? No importa; es difícil? No importa; ¿sois flacos? No importa. Aquí estoy”.
DÍA TERCERO
Virtud de la Piedad
¿En qué consiste la piedad? ¿Qué es la piedad? La piedad es
Dios viviendo en el alma, de tal suerte que no puede el alma que posea la
verdadera, la sólida piedad, moverse sino dentro del círculo mismo de Dios. La
piedad es una virtud, o mejor dicho, el conjunto de todas las virtudes, que nos
hace vivir únicamente en Dios y para Dios. (…) He aquí en lo que consiste la
verdadera, la sólida piedad; no consiste como se figuran algunos en rezar
mucho, no; sino en hacerlo todo bajo la mirada de Dios, todo en Dios, por Dios
y para Dios.
P1 II pág. 332
La Piedad nos une al
Señor
La piedad no es meramente la devoción, como tomando la voz
en un sentido estricto nos la imaginamos, llamando piadoso al que frecuenta la
Iglesia, gusta de la oración y de las prácticas religiosas, y se acerca a
menudo a recibir los Sacramentos.
La piedad, en la acepción en la que la toma San Pablo, es
mucho más que eso, y significa, si no estamos engañados, la fuerza de
atracción, que Dios ejerce sobre ciertas almas, y que las cautiva, obligándolas
a hacer del Padre de las luces, dador de todo consuelo, y fuente de todos los
bienes, el centro de sus pensamientos, de su afectos y todos sus actos.
Como el sol encadena a los planetas con hilos invisibles,
pero fortísimos, así Dios nos ata a Sí propio con la cadena de la piedad, la
cual da unidad y cohesión a todas las partes de nuestro ser, a nuestras ideas y
a nuestros sentimientos, a nuestros deseos y a nuestras obras, porque todo lo
endereza a Dios mismo la piedad.
Past. 15-2-1898
ORACIÓN FINAL
Fidelísimo Beato
Marcelo Spínola, obispo, que gozas ya en el cielo el premio de tus virtudes,
alcánzanos del Corazón de Cristo nuestro Señor los favores que te pedimos en
este devoto triduo y la gracia de crecer en fe, en esperanza y en caridad, para
que a imitación tuya confesemos y bendigamos su nombre, le amemos como
principio y fin de todo y le ensalcemos aquí en la tierra y por toda la
eternidad, contigo en el cielo. Amén.
(Padre nuestro,
Avemaría y Gloria)
Beato Marcelo Spínola,
obispo, ruega por nosotros.
Sagrado Corazón de
Jesús, en Vos confío.
Sagrado Corazón de
Jesús, en Vos confío.
Sagrado Corazón de
Jesús, en Vos confío.
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