I
Cada cinco romerías
cambia el color y el ambiente,
son distinta la alegría
y las ganas de mis gente,
hasta se gritan los vivas
de manera diferente.
Y es que cada cinco años,
al lienzo de Cantillana
lo enmarca la plata fina,
de la carreta que lleva
de mi Pastora Divina.
II
cambia el color y el ambiente,
son distinta la alegría
y las ganas de mis gente,
hasta se gritan los vivas
de manera diferente.
Y es que cada cinco años,
al lienzo de Cantillana
lo enmarca la plata fina,
de la carreta que lleva
de mi Pastora Divina.
II
Cada cinco romerías
vuelve nuestra Reina al campo,
es delirio en los cantares
de los que la quieren tanto,
hacen temblar Los Pajares
los tamboriles tocando.
Y es que cada cinco años,
al lienzo de Cantillana
lo enmarca la plata fina,
de la carreta que lleva
de mi Pastora Divina.
III
Cada cinco romerías
la Ermita espera que llegue,
como un joyero encalado
guardará entre sus paredes,
Dos días a mi Pastora
que es con la que nadie puede.
Y es que cada cinco años,
al lienzo de Cantillana
lo enmarca la plata fina,
de la carreta que lleva
de mi Pastora Divina.
IV
Cada cinco romerías
las campanas en su vuelo,
con sus repiques de gloria
pondrán en bronce su empeño,
para anunciar el orgullo
de sentirse pastoreño.
Y es que cada cinco años,
al lienzo de Cantillana
lo enmarca la plata fina,
de la carreta que lleva
de mi Pastora Divina.
Enrique Casellas
vuelve nuestra Reina al campo,
es delirio en los cantares
de los que la quieren tanto,
hacen temblar Los Pajares
los tamboriles tocando.
Y es que cada cinco años,
al lienzo de Cantillana
lo enmarca la plata fina,
de la carreta que lleva
de mi Pastora Divina.
III
Cada cinco romerías
la Ermita espera que llegue,
como un joyero encalado
guardará entre sus paredes,
Dos días a mi Pastora
que es con la que nadie puede.
Y es que cada cinco años,
al lienzo de Cantillana
lo enmarca la plata fina,
de la carreta que lleva
de mi Pastora Divina.
IV
Cada cinco romerías
las campanas en su vuelo,
con sus repiques de gloria
pondrán en bronce su empeño,
para anunciar el orgullo
de sentirse pastoreño.
Y es que cada cinco años,
al lienzo de Cantillana
lo enmarca la plata fina,
de la carreta que lleva
de mi Pastora Divina.
Enrique Casellas
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