Hoy traemos a nuestra sección de iconografía otro ejemplo de la inagotable fuente devocional y artística que es la Divina Pastora de Cantillana. Se trata de un grandioso azulejo de cerámica que fue realizado por el artista Luis M. López Hernández por encargo de una familia oriunda de Cantillana, los Rivas, se encuentra en el interior de su domicilio en el sevillano barrio de Nervión.
Este monumental retablo de 1´05 m x 1´35 m, está realizado en cerámica vidriada, de azulejos planos pincelados a mano con óxidos de colores sobre esmalte y en ella aparece la bellísima imagen de la Pastora cantillanera con un fondo campestre, tan habitual en sus representaciones, tocada con el sombrero y acompañada del Divino Pastorcito. El cayado de plata sobredorada, pendientes y la medalla de oro de la villa junto a las flores que porta en su mano, son de los escasos adornos que ostenta en esta representación la Virgen, el sombrero es el de Eduardo Moreno.
El Divino Cordero porta en su boca la alegórica rosa, y el Divino Pastorcito aparece vestido con sus calzas rojas de color grana bordadas en oro que suele lucir el 8 de Septiembre. En la parte inferior una cartela con la leyenda “la Divina Pastora de Cantillana” y la fecha de ejecución: 2003. Sin duda estamos ante uno de los más mejores azulejos actuales de la Divina Pastora que se localiza en una colección particular y una elocuente muestra de cómo con el corazón de cada cantillanero ausente de su tierra va la devoción, la imagen de su Pastora y el orgullo de ser pastoreño que se manifiesta en el deseo de tenerla tan presente como esta familia la tiene con este gran azulejo.
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