En el año 1990, comienza en nuestra Iglesia Parroquial, las
obras de restauración de la misma, que se prolongaron hasta la Fiesta del
Corpus Christi de 1991 en que con la presencia del Arzobispo de Sevilla, Fray
Carlos Amigo Vallejo, se procedió a la apertura de la misma.
Durante este periodo la Divina Pastora, principal devoción de
la parroquia pastoreña y que fue la última imagen en abandonar su casa y la
primera en volver, recibió culto en el Santuario de Nuestra Señora de la
Soledad, Patrona de Cantillana. En la fotografía que traemos a la sección de
memoria gráfica, observamos aquel altar portátil situado en el crucero de la
Ermita de nuestra Patrona, junto al Altar de la Magdalena. Para ello se utilizó
el dosel con la canastilla del paso antiguo, la peana de plata y dos de los ángeles
del paso actual, así como jarras y candelabros de plata.
De esta forma se veneró la Divina Pastora en aquel año en
que las fiestas pastoreñas trasladaron su marco habitual de la Parroquia y el
casco histórico del pueblo hasta la zona de la Soledad y la Calzá.
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