Como un sueño o visión…
(Juan
Bautista de Ardales)
Todo está cumplido.
Se cerró, otra vez, como siempre, el ciclo ancestral de los ritos heredados y
aprendidos, que atraviesan nuestro existir cotidiano como un huso afilado,
devanador de los hilos del tiempo y la memoria. El pueblo, sabio y abnegado, ha
agotado ya sus trabajos y sus horas para que todo brille con la pureza de lo
intacto. Frescor de álamos y agrestes corchos en el sagrado escollo de su
Pastorado. La palma de su triunfo adivinada en la curvatura de los efímeros
arcos. El añejo tisú izado como regio pendón en el escalofrío de la víspera. Cada
viva no gritado, cada llanto no estrenado, cada plegaria no musitada aún destilan
impaciencia en la sombra inquieta de la espera. Todo cumplido está para que
amanezca este día inefable del Gozo y la Gracia…
Este día en
que Cantillana percute sus pulsos con el latido metálico de las floridas
dianas. Este día en que Cantillana le presta su júbilo al travieso estallido de
la pólvora. Este día en que Cantillana serpentea el orgullo de su mejor dote en
el temblar de las banderas. Y se encarama a la torre mayor para desatar un grito
de bronce que estremezca a las fértiles riberas y las sementeras exhaustas. Y se
anuda a su nostalgia un cabujón de nardo y papel picado. Y mima jazmines para
que nieven su peña. Y aguza sus gargantas y sus pupilas. Y se consume en
fervores y arrebatos. Día fugaz y legendario. Día bendito e imperecedero. Día
en que Ana parió a María para que concibiera al Cordero victorioso. Día de la
Pastora.
Como el silbo
de un zagal que reúne a su ganado, el cohete y la campana esparcen las
primicias de la Virgen en el piadoso redil de Cantillana, que sube –como Ella
subió en pos de Isabel– hasta la pastoreñísima parroquia a renovar los votos de
la devoción de sus abuelas. Al pie de su bucólico escabel, tributará la villa a
la Pastora en su fiesta mayor y mejor la ofrenda del pasto místico. Es la
mañana de la Función. Mañana de moñitas y encajillos pintureros, de lágrimas y
jaculatorias escondidas, de fasto y tradición íntima. Mañana solemne y popular,
auténtica y asolerada, como ninguna otra en Cantillana.
Y trotará el
minutero desbarrancado hacia lo irremediable y anhelado. Acecharán en el crepúsculo
las negruras de la noche, que en vano intentará deslizar su plomizo crespón
sobre Cantillana: una Doncella ceñida de Sol alzará su augusta luminaria a eso
de las diez y no acamparán aquí las tinieblas de la madrugada. Océano luminoso
e infinito, Pastora refulgente y embelesadora. Veremos en el cayado una
aurífera antorcha y doce constelaciones tejerán una guirnalda de astros para
timbrar la hermosa cumbre de su rostro. Vereditas iluminadas hasta Martín Rey,
pradera de luz para la Virgen campesina. Cantillana y la Pastora, cara a cara
mirándose, cegada la una, irradiadora la Otra, misterioso crisol de fulgores y
ansias irrefrenables. Y en el enjambre de amor y miel de la calle más
pastoreña, de nuevo la liturgia que hipnotiza las voluntades. Los fuegos, la
salve, los vítores, el peregrino sombrero y su frente desvelada ante una grey encrespada
en un rapto de fe y delirio.
Preso de su
hechizo, esclavo de sus designios, el rebaño, en su pellica prendido, a su lado
caminará buscando la aurora, desgranando lloros y requiebros como las cuentas
de un rosario. Arañará Cantillana los últimos sorbos de la noche antes de que
la Pastora apure el mágico desfile de su procesión. El recuerdo de lo sentido
nublará el entendimiento por inexplicable y enigmático: no buscará Cantillana
respuestas a las incógnitas, sabe que no las hay. La noche del 8 de septiembre
es un jeroglífico indescifrable que se nos escapa de las manos con un eco
melancólico y subterráneo. De la mismísima entraña de la tierra que la Virgen
elegió para asentar su aprisco, esta Cantillana vieja y distinta, que sólo sabe
vivir reflejándose complacida en el espejo virginal de su Divina Pastora.
Juan Manuel Daza Somoano
12 comentarios:
Precioso artículo me ha emocionado mucho viva la Divina Pastora!
Bellisimas palabras Juanma. Enorabuena por este articulo tan emotivo ¡viva la Pastora Divina!
Que categoría de artículo, es imposible no emocionarse al leerlo, si eres pastoreño. Felicidades al autor.
Después de vivir un 8 de Septiembre lleno de jubilo y fervor junto a nuestra Madre, leer estas lineas nos hace recordar los momentos vividos, y emocionarnos mas si cabe. ¡VIVA LA PASTORA DIVINA! Enorabuena Juan Manuel. Tus bellisimas palabras, tu sabiduria puesta al servicio de la Pastora, es motivo de gratitud del pueblo pastoreño. Gracias.
Precioso, magnífico, elevado, brillante, rotundo, de otra esfera.... de lo mejor que se ha escrito para describir la gloria atemporal del Día de la Pastora.
Enhorabuena Juanma, amigo, definitivamente no nos equivocábamos contigo ni un ápice; otros si que se equivocaron escandalosamente al no elegirte.... Las cosas de los mediocres, que ya lo dice el Evangelio: no se le dan perlas a los cerdos...
Después de leer uno este embeleso pastoreño, ¡te cuesta tanto volver a la cruda realidad!
preciosas palabras, cuanto talento ha dejado de ir la hermandad, es una pena pero gracias a este blog podemos disfrutar de las cosas tan lindas que escribii. Saludos y viva la Pastora Divina!
unas palabras muy emocionantes, enorabuena.
MARAVILLOSO Enorabuena Juanma
Me ha dejado sin palabras... Me ha hecho llorar. Gracias Juan Manuel, que la Dvina Pastora te lo premie. ¡Viva la Pastora Divina!¡Viva el 8 de Septiembre!¡Viva la Madre de Dios!
que lastima lo que ha perdido la hermandad, quien no quiere personas de la categoria humana e intelectural de Juan Manuel somoano ou otros dentro de nuestra hermandad, ni quiere a la hermandad ni quiere a la Pastora.
Los pelos de punta con este texto, ahora que falta un mes y un día para volver a vivirlo es imposible que no se me herize la piel, que orgullo mas grande ser pastoreña.
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