miércoles, 20 de noviembre de 2013

La nana


En horas de soledad,
en la paz del camarín,
le decía el Pastorcito:
Madre, que seria sin Ti,
y no sentir que tus brazos
me aprietan contra tu pecho,
y los perfiles de la cara
no me los llenas de besos.

Dormirme sin una nana,
ni despertarme en tus brazos
jugueteando con los lazos
que te adornan el sombrero.
Y sin decirme te quiero.
Madre que seria sin Ti,
Madre que seria sin Ti
y sin decirme te quiero.

Cuando declinó la tarde
y empezó a nacer la luna
qué suave la Pastora
meciendo estaba la cuna
y con voz fina y serena
una nana le cantaba
mientras los ojos del Niño
poco a poco se cerraban.

Dormirte con una nana,
despertándote en mis brazos,
jugueteando con los lazos
que me adornan mi sombrero.
...Y sin decirte te quiero.
Que seria yo sin ti,
que seria yo sin ti
y sin decirte te quiero.

Antonio Soriano Vilanova

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