La alegría del
Evangelio
"Lo que trataré
de expresar en este documento tiene un sentido programático y consecuencias
importantes"
El Papa Francisco tiene «un sueño». El de una Iglesia
encaminada sin demora por el camino «de una conversión pastoral y misionera»:
una actitud personal y comunitaria «capaz de transformar» en lo profundo
costumbres, estilos, lenguajes, estructuras, orientándolos hacia la
evangelización más bien que hacia «la autopreservación».
Ese «sueño» está en el centro de la exhortación apostólica Evangelii
gaudium, presentada en la mañana de ayer, martes 26 de noviembre, en la Sala de
prensa de la Santa Sede. Un documento de 224 páginas, en cinco capítulos, que
recoge los frutos del Sínodo de los obispos sobre «La nueva evangelización para
la transmisión de la fe» que tuvo lugar en el Vaticano del 7 al 28 de octubre
de 2012. Pero es evidente que la intención del Pontífice va más allá de la
sencilla recepción de las indicaciones de los padres sinodales. Porque lo que
se ofrece a toda la comunidad cristiana es un texto denso y arduo, que
—subrayado de no poco valor— «tiene un sentido programático y consecuencias
importantes».
«Quiero dirigirme a los fieles cristianos —escribe el Papa
Francisco— para invitarlos a una nueva etapa evangelizadora marcada por esa
alegría, e indicar caminos para la marcha de la Iglesia en los próximos años».
Al Pontífice le interesa que cada bautizado lleve a los demás con nuevo
dinamismo el amor de Jesús, viviendo en «estado permanente de misión».
Esta invitación a «recuperar la frescura original del
Evangelio» implica a todo fiel, porque «el sueño misionero» del Obispo de Roma
es «llegar a todos». Y «dado que estoy llamado a vivir lo que pido a los demás
—puntualiza— también debo pensar en una conversión del papado», para que lo
haga «más fiel al sentido que Jesucristo quiso darle y a las necesidades
actuales de la evangelización». Es necesaria, en este sentido, «una saludable
descentralización», orientada también a un estatuto de las Conferencias
episcopales «que las conciba como sujetos de atribuciones concretas, incluyendo
también alguna auténtica autoridad doctrinal». En todo caso, no hay que tener
miedo de rever costumbres de la Iglesia «no directamente ligadas al núcleo del
Evangelio», incluso en el caso de que resultasen «muy arraigadas a lo largo de
la historia». El llamamiento es a ser siempre «libres y creativos», abandonando
una vez por todas «el cómodo criterio pastoral del “siempre se ha hecho así”».
A partir de este prefacio el documento propone las líneas de
un itinerario donde se encuentran muchos de los temas más apreciados por el
magisterio pastoral del Papa Bergoglio. Entre estos, la invitación a
redescubrir la misericordia como «la más grande de las virtudes», evitando que
en la predicación «algunos acentos doctrinales o morales» que oscurezcan
excesivamente el mensaje de amor del Evangelio. Y la necesidad de abrir las
puertas de la Iglesia para «salir hacia los demás» y llegar a «las periferias
humanas» de nuestro tiempo.
Fuerte es el juicio del Pontífice sobre los actuales órdenes
económico-financieros mundiales, que multiplican desigualdades y exclusión
social: «esa economía mata» denuncia, apuntando nuevamente el dedo contra «la
cultura del descarte» y «la idolatría del dinero». No por casualidad todo un
capítulo se detiene en la «dimensión social de la evangelización», con
penetrantes subrayados sobre la necesidad del desarrollo integral de los más
necesitados —«para la Iglesia la opción por los pobres es una categoría
teológica antes que cultural, sociológica, política o filosófica», recuerda— y
de la promoción del diálogo y de la paz.
El núcelo central del documento está dedicado expresamente a
quienes en la Iglesia trabajan al servicio del anuncio evangélico. Para
destacar en ello potencialidad e iniciativa, pero también alertar sobre las
«tentaciones» recurrentes de la «acedia egoísta», del «pesimismo estéril», de
la «mundanidad espiritual». En este sentido, gran importancia el Papa atribuye
a la «fuerza evangelizadora de la piedad popular» y a la atención de la
predicación por parte de los sacerdotes. A través del siguiente enlace pueden
realizar la descarga del documento con el texto completo de la exhortación
apostólica en formato pdf:
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