Es una de las insignias más recientes y a
la vez de las más ricas y valiosas del conjunto patrimonial pastoreño. Es el
estandarte de gala, la insignia que representa corporativamente a la hermandad,
con toda su historia y características: un estandarte para la hermandad del
siglo XXI que recoge en su diseño y emblemas la trayectoria de nada menos que
tres siglos.
Las insignias históricas de la hermandad,
por ser su origen un Rosario Público, son el Simpecado, nombre que en Sevilla
reciben los estandartes marianos de esas características, y la Cruz alzada o de Guía, insignias de las que la
hermandad guarda en la parroquia, y utiliza en sus cultos, valiosos ejemplares del siglo XVIII y XIX,
como el Simpecado de gala de tisú de plata de 1807 y la
cruz de guía de plata de ley de 1816. Cuando la hermandad emite en 1951
el Voto de creer y defender la Realeza Universal de la Virgen, confecciona una bandera pequeña
conmemorativa del Voto y poco tiempo después el Redil Eucarístico de la Divina Pastora, que se
había establecido en la parroquia en 1946 como apéndice de la hermandad,
confecciona un estandarte o guion representativo que será el antecedente directo del que nos
ocupa.
Anagrama central del estandarte
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La nueva etapa histórica que inicia la
hermandad con la aprobación de
las nuevas reglas en 1997, herederas de las del antiguo rosario femenino, del Redil Eucarístico y
de toda la tradición pastoreña de Cantillana, tiene su digna enseña en esta
regia bandera que está llamada a convertirse en uno de los símbolos más
carismáticos de la institución. Este estandarte es la versión solemne y rica
del estandarte corporativo
estrenado en 1984, que ostenta el escudo de la hermandad dentro de la
emblemática cartela que diseñara en 1952 el orfebre sevillano Manuel Seco
Velasco para el frontal del Risco, y
del que se trata en su epígrafe correspondiente.
En 2008, quedó concluida totalmente esta
nueva insignia corporativa y representativa de la hermandad, gracias,
principalmente a la generosidad de sus donantes doña Rosario Sanz Sánchez y su
esposo Manuel Maqueda Pardo (Q. E. P. D.), destacados pastoreños, que lo
costearon íntegramente.
Cuatro años hicieron falta (2004-2008) para
la ejecución completa de una pieza que aúna un enorme valor artístico y
material y que es hoy la insignia que representa a la institución tanto en sus
cultos y actos principales, como en los organizados por otras entidades y a los
que asista invitada.
Riquísima cruz que
corona el estandarte corporativo.
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El complejo diseño es obra del escultor
local licenciado en bellas artes y que fuera miembro de la junta de gobierno de
la hermandad, Luis Manuel López Hernández. El magnífico trabajo de bordado ha
corrido a cargo de Manuel Solano, de Morón y la parte de orfebrería y joyería
de la cruz de remate y la vara o asta de plata son obra del prestigioso
modelista y joyero cordobés Manuel Valera. Los materiales son de lo más diverso, desde el
tisú de plata al cristal de roca, pasando por los miles de metros de hilo de
oro fino, los 2 Kg de plata de ley, el orbe de lapislázuli, las piedras
preciosas y semipreciosas, perlas y corales.
En la Cruz Pontificia, de tres brazos,
que lo remata van engastadas también reliquias de santos traídas desde Roma por
el sacerdote pastoreño Álvaro Román Villalón. Se trata de reliquias de San Francisco a cuya Orden
pertenecen los Capuchinos, fundadores de la hermandad, de San Pio V, Papa
dominico que propagó especialmente el Santo Rosario, del Beato Diego José de Cádiz,
capuchino apóstol de la Divina Pastora y continuador directo de la obra de Fray Isidoro de Sevilla,
fundador de la hermandad, y del Beato Marcelo Spínola, Cardenal y Arzobispo de Sevilla que fue Hermano Mayor
de la misma.
Su forma es la del estandarte clásico de
las cofradías sevillanas, popularmente conocido como bacalaos: una bandera de grandes dimensiones recogida o amarrada al
asta, en este caso para mayor comodidad a la hora de portarlo. Campean sobre su
tejido de tisú de plata, los emblemas y símbolos de la institución -Mariana y
Eucarística, Pontificia y Real, Franciscana y del Santo Rosario-, bordados en
oro y sedas sobre el gran festón blanco de tisú, flanqueado por otros dos
festones de muaré celeste, los colores marianos distintivos de la hermandad al menos desde el siglo XIX.
Esta bandera desplegada ostenta los colores
identificativos de la hermandad, el celeste y el blanco. |
Esta bandera-estandarte va ensartada en
un asta de plata en su color y sobredorada compuesta por dos antiguas cañoneras
del siglo XVIII, donadas por la familia Campos Rejos, separadas por fajas repujadas
de laurel. El remate, es una bellísima pieza de joyería que representa como, se
ha dicho, una Cruz Pontificia formada a su vez por la cruz flordelisada de los
Dominicos, por el rosario, y las cinco llagas simbólicas de los franciscanos.
La Cruz emerge de un orbe de lapislázuli, traído de Chile, y que se corona con una
gran corona real española cerrada, en referencia al título de Real.
En el rico simbolismo de la insignia,
podemos encontrar como emblema principal en el centro el anagrama de María, en
una original caligrafía minúscula, como guiño al diseño actual y en alusión a
la humildad de la Esclava del Señor y Pastora de las Almas. El anagrama se
muestra, surmontado por los emblemáticos cayado y sombrero alusivos a su
místico oficio y como se recoge en las Reglas de la Hermandad, siguiendo una
tradición que se remonta al siglo XIX.
El anagrama pastoreño se corona a su vez
con la diadema de doce estrellas de la Santísima Virgen, aludiendo a su Realeza Universal (creencia a
la que la Hermandad de la Divina Pastora se obligó con solemne Voto y juramento
en 1950) y se rodea por una guirnalda de rosas entrelazadas por las cuentas del
Rosario en referencia del origen rosariero de la corporación. Escoltando este emblema principal aparecen, tenantes,
dos ovejas, sosteniendo en sus bocas las cuentas del Rosario, que representan
al rebaño de Almas.
Acolados tras estos símbolos se
incorporaron, con gran originalidad de diseño, dos gallardetes con los escudos
de la Orden Franciscana
y de la Orden Dominica, ya que ambas espiritualidades están en el origen de
nuestra hermandad. Las astas de los gallardetes se rematan con las F y la D,
iniciales de Francisco y Domingo, fundadores de ambas órdenes. Hacen clara
alusión a los títulos de Franciscana y del Santo Rosario de la corporación. Timbrándolo todo se
muestran la Tiara y llaves pontificias en referencia al primero y principal
título honorifico que ostenta la institución pastoreña.
El riquísimo asta de la insignia contiene cañoneras del siglo
XVIII.
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En la parte superior de la Insignia se
representan las armas del Redil Eucarístico de la Divina Pastora, el Cáliz y Sagrada Forma de la Eucaristía,
rodeados de rayos y orlados de espigas, uvas y lazos con los colores marianos.
En la parte inferior, repitiendo el esquema compositivo superior, aparecen las
armas reales de S. M. Juan Carlos I, Rey de España, Hermano Mayor Honorario de
la Hermandad, a la que otorgó el título de Real.
Rodeando todo el perímetro romboidal de
la banda central del estandarte, se muestra una guirnalda de rosas
entrelazadas, volviendo a incidir en la simbología pastoreña de las rosas referentes a la oración del
Avemaría que ensartadas forman el santo ejercicio del Rosario o Corona, que
están en el origen, no sólo de nuestra hermandad, sino de la propia advocación
de la Divina Pastora.
Paralelo a este festón de rosas, se
muestra una segunda cenefa de remate compuesta por la leyenda, en caracteres de
minúsculas: “Pontificia, Real, Ilustre,
Franciscana y muy Antigua Hermandad del Santo Rosario de la Divina Pastora de
las Almas y Redil Eucarístico. Fundada en 1720”.
Como se puede comprobar, ningún elemento
del diseño de esta insignia, ni tan siquiera la ornamentación, están puestos al
azar. Todo, hasta el más mínimo detalle, está más que justificado desde el
punto de vista simbólico, iconológico y estético.
Este valioso estandarte fue ofrecido por
sus donantes en la Función Principal del 8 de septiembre de 2005, cuando aún no
estaban concluidas la vara y la cruz de remate. La primera vez que la Hermandad
de la Pastora acudió con él en representación fuera de sus cultos, fue el 18 de
diciembre de 2005, en la procesión extraordinaria que realizó la Santísima
Virgen de la Soledad, Patrona de Cantillana, con motivo de su nombramiento como
Alcaldesa Mayor Perpetua de la Villa, en la cual nuestra corporación ocupó el
lugar que le corresponde por su antigüedad como decana de las Hermandades de
Gloria de nuestro pueblo. Con esta insignia ha asistido la hermandad a
numerosas representaciones dentro y fuera de nuestro pueblo, recientemente a la
coronación canónica de la patrona de Camas.
Como las demás insignias de la
corporación, es custodiada dentro de nuestro templo parroquial, se muestra concretamente, por su
especial significación, en la vitrina-expositor
donde está expuesto al culto el Simpecado fundacional de la Pastora de Cantillana.
Otro detalle de la vara que sostiene el estandarte.
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Varios detalles del Estandarte corporativo de la Hermandad
Pastoreña, uno de los más ricos en su género de toda Andalucía.
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4 comentarios:
Así se hacen las cosas de la Pastora en Cantillana: "A LO GRANDE". Enhorabuena y felicidades. No le falta al guión ni un detalle. Recoge perfectamente los tres siglos de devoción pastoreña en Cantillana. ¡VIVA LA PASTORA DIVINA¡
Las insignias que tiene la Pastora no son cualquier cosa.
Impresionante el estandarte. Cuanto gusto tenéis en Cantillana.
Que lejos está estos logros y esta forma de hacer las cosas a lo grande como dicen en el comentario anterior, de la situación actual que vive la hermandad.
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