Así hemos querido denominar esta nueva sección de nuestro blog. Con este título inauguramos una serie de artículos sobre la historia reciente de nuestra hermandad y especialmente de esos años, de la primera década del nuevo siglo, que por diversas circunstancias supusieron un auge y una etapa de esplendor de la corporación digna de conocerse en profundidad para continuarla. Estuvo marcada principalmente por la conmemoración de varias efemérides importantes de la hermandad, cuyas celebraciones extraordinarias caracterizaron la historia reciente de la institución, y por la feliz coincidencia en el tiempo de un grupo de pastoreños cohesionado, con formación, con ganas de trabajar y mucha ilusión y proyectos… Esos años nos deben servir de referente continuamente, máxime ante la situación actual de la hermandad, donde la cierta crisis de identidad que padece, contrasta abiertamente con aquella etapa.
Fueron años dorados de los que todos guardamos gratísimos recuerdos, significativamente aquellos que tuvimos la suerte de vivirlos muy de cerca y participar en estas conmemoraciones. Las celebraciones del año jubilar de 2000, el cincuentenario de la romería y el tercer centenario, fueron el inicio de una forma de concebir la hermandad, donde la participación de los hermanos en los cultos y actividades, la formación, la caridad, la solemnidad y organización en los cultos y el patrimonio crecieron notablemente y la hermandad se reforzó haciéndose más abierta, plural y con una mayor proyección exterior. Una hermandad, más del pueblo y para el pueblo, donde cada pastoreño supo integrarse en cada uno de los distintos ámbitos de la misma con la finalidad de colaborar y servirla. Así al menos debe ser. Fue una tendencia que empezaba a consolidarse.
Comenzaremos la sección con un prólogo de los antecedentes, analizando la etapa comprendida entre 1990 y 1998. Pasadas las próximas Fiestas Mayores, iremos completando la sección con entregas mensuales de cada uno de los años comprendidos entre 1999 y 2009. Pero, para iniciar esos años, daremos un salto en el tiempo recordando en primer lugar con crónicas, fotos, videos, etc. lo que supuso de excepcional aquel 2003 de tan grata memoria para los pastoreños. Año de júbilo tricentenario; de la conmemoración de los tres siglos de la advocación mariana de la Divina Pastora de las Almas, nacida en Sevilla en 1703 y promovida por Fray Isidoro de Sevilla, nuestro venerable fundador.
Se cumplen diez años de aquellas celebraciones: cayado de oro, exposiciones en Sevilla, procesiones y cultos extraordinarios, Rosario Magno, arco triunfal, Carta de Hermandad con la Orden Capuchina, declaración de interés turístico a las fiestas, asistencia de destacados oradores y cargos eclesiásticos… nada de esto nos debe pasar desapercibidos en el recuerdo, por su cercanía y grandeza, y porque de buenos pastoreños es aquello de la “buena memoria”, aunque parezca, a veces, que nos hemos olvidado de ella…
Por eso, lo tenemos muy claro, el blog de los pastoreños se encargará siempre de difundir las excelencias y esplendores de la Pastora cantillanera, para que teniéndolos como ejemplo, los fomentemos y superemos constantemente, que de ello dependerá, en buena medida, que se pueda seguir llevando a gala ese orgullo de ser pastoreños que nunca nos cansamos de pregonar.
“Ni un paso atrás en detrimento de la Fiesta - como le gustaba decir tanto a Antonio Castaño, hermano mayor y uno de los emblemas de esa época anhelada- siempre adelante” con esa actitud de superación que nos debe ser consustancial. El conocimiento de nuestra historia, además, nos ayuda a construir nuestra personalidad, principalmente a las nuevas generaciones. Con esos dos objetivos iniciamos esta interesante sección del blog que, damos por hecho, hará las delicias de los lectores pastoreños recordando aquellos instantes tan emotivos y cercanos; aquella década de oro, única; imposible de olvidar e imprescindible de conocer.
I- Antecedentes (1990-1999)
II- 2003: Aquel año irrepetible e inolvidable (1º parte)
III- 2003: Aquel año irrepetible e inolvidable (2º parte)
IV- 2003: Aquel año irrepetible e inolvidable (3º parte)
V-2008: El año de la visita del Conde y del 75º aniversario del besamanos
I- Antecedentes (1990-1999)
II- 2003: Aquel año irrepetible e inolvidable (1º parte)
III- 2003: Aquel año irrepetible e inolvidable (2º parte)
IV- 2003: Aquel año irrepetible e inolvidable (3º parte)
V-2008: El año de la visita del Conde y del 75º aniversario del besamanos
8 comentarios:
Interesante sección, de nuevo estaremos atentos a sus publicaciones para seguir aprendiendo y conociendo a fondo la historia de nuestra Pastora. Muchisimas gracias y ¡viva la Pastora Divina!
una idea fabulosa, sois únicos. Enorabuena.
Unos años inolvidables que vivimos unos aniversarios celebrados por todo lo alto y que nos dejaron momentos para el recuerdo.
Años inolvidables, parecía que esto no tenía fin, pero......, habrá que alegrarse con el recuerdo
Aquellos años no tienen comparación, la Pastora estaba como la espuma y eramos la admiración de la provincia. Como ha podido cambiar tanto todo Dios mio? Los pastoreños tenemos que luchar para que nuestra hermandad y nuestras fiestas esten al nivel que se merece Ella.
Eran años en los que serviamos de referente y modelo. la Hrmandad pastoreña tomaba la iniciativa que luego otros intentaban imitar. Pero claro habia mucha gente a las que no les interesaba que la Pastora subiera tanto....
Ahora nos conformamos con ir a remolque.
Pues si eran años en que el pueblo pastoreño tenia como referencia a su bendita madre Pastora, había gente que solo miraba eso y gustosamente abonaban lo necesario para llevar a cabo lo que fuese. Hoy en dia muchos faltan por desgracia pero otros que todavía están aquí han perdido esa percepcion, bien por la crisis o por propia voluntad. Y claro yo soy la que opina que siempre con ELLA, dirija el que dirija.
Es para reflexionar, el cambio drástico que ha dado la hermandad, cualquier pastoreño desearía vivir eternamente esos años de esplendor ¿Quién tiene la clave para ello?, deberíamos meditar y hacer lo posible para volver a ello, nuestra Pastora y su hermandad se lo merece.
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