A lo largo de la historia, moda y arte
ejercen movimientos pendulares, oscilan en el devenir de las corrientes
estéticas, de tal modo que una influencia artística afecta a todos los campos
de la expresión cultural, como es el caso del estilo barroco en cualquiera de
sus disciplinas: la pintura, la escultura, la arquitectura, las artes
decorativas, la literatura y el vestir están sujetas a las modas del
momento.
Las piezas cumplen un objetivo
básico y funcional, y sobre esta simplicidad se adereza y adorna acorde con la
novedad imperante. En el caso de los sombreros, como pieza esencial de la
indumentaria, siempre han estado sometidos a las modas. Desde su uso más
extendido hasta su desuso, pasando de manera fluctuante entre las líneas puras
o los excesos más barrocos.
Desde la edad media, la mujer aparece
cubierta por pudor, ya sea con un velo, manto o con un sombrero si el espacio
era abierto. La costumbre fue de uso general en todas las clases sociales, si
bien, en las más distinguidas, el sombrero se convierte en un artículo de lujo
y un elemento indispensable en el vestuario femenino.
En el año 1551, Doña Francisca
Pizarro Yupanqui, hija de Francisco Pizarro, conquistador de Perú, y de la
princesa inca Inés Huayllas Yupanqui, sobrina del emperador Atahualpa es
obligada a venir a España y cuando llega al fastuoso puerto de Sevilla, se
queda deslumbrada por las telas, brocados, sedas y joyas, y por supuesto por
los sombreros que allí vio. Su retrato, tallado en piedra y con sombrero pasó a
la posteridad en la fachada de su palacio de Trujillo.
A principios del siglo XVII,
aparecen representaciones religiosas femeninas cubiertas por sombreros, así
vemos a Santa Margarita de Antioquía pintada por Zurbarán en el año 1631 que
curiosamente aparece con sombrero, pellica y cayado pero esta simbología no se
ajusta a referencias iconográficas concretas sino al simple criterio del
pintor, del igual atuendo pastoril representa Zurbarán a Santa Marina.
La primera vez que aparece la
Virgen María con sombrero y en un ámbito
rural, con un árbol a su espalda, cayado y zurrón es en el pasaje de Nuevo
Testamento del Descanso en la huida a Egipto.
En esta iconografía existen muchas variantes, donde la Virgen está sentada en
el suelo recogiendo flores que le acerca el Niño Jesús o bien montada en un
burro y guiada por San José. Es sin duda, la primera vez que la Virgen es
representada de manera tan sencilla y natural, y quizá un antecedente a la
iconografía pastoreña. Como ejemplos tenemos las pinturas de este género que
hicieron Patinir, Barocci, Giovanni Ansaldo o Pérez de Holguín entre otros
grandes maestros.
Pero sin duda alguna, donde el
sombrero se erige como elemento definitorio y simbólico de una iconografía
mariana es en la advocación de Pastora de las Almas y así lo estableció su
creador a inicios del siglo XVIII cuando anunció que la “nueva” imagen de la
Virgen estaba despojada de joyas y aderezos, sería una reina que por corona
tuviese un sombrero y por cetro un cayado. De tanto éxito fue la devoción
pastoreña de cuño sevillano que al poco tiempo cruzaba fronteras y se convertía
en una de las advocaciones marianas más universales.
Fray Isidoro de Sevilla dejó la
iconografía muy establecida pero a medida que evolucionaba de manera imparable,
los elementos definitorios se iban alterando y adaptando al gusto y devoción
del lugar o del propio artista.
En las primeras composiciones
pictóricas pastoreña, el sombrero se deja en un segundo plano, apoyado sobre la
espalda de la Virgen y asomando sobre su hombro derecho. Una vez bien entrado el 1700, la Pastora es
cubierta con su sombrero y la rígida composición creada por el mencionado
franciscano va dando paso a una representación más libre y fresca, surgiendo
multitud de interpretaciones en las que las modalidades y posturas del sombrero
son igual de caprichosas.
El sombrero, en ocasiones,
aparece muy ceñido y sin flores, en otras apoyado sobre la cabellera y cargado
de flores y lazos. También se pueden ver racimos de uvas y espigas de trigo
simbolizando la eucaristía, y a veces elementos tan exóticos como plumas de
colores y mariposas. Las proporciones,
formas y movimiento de las alas y copas de los sombreros pastoriles se adaptan
de manera libre al gusto de la época o por simple criterio del creador de la
imagen.
Esa variedad tan rica en la
tipología del sombrero la vemos en la imagen de nuestra Pastora Divina de
Cantillana, que a través de las fotografías y de la exquisita colección de
sombreros que en la actualidad conserva,
se aprecia el desarrollo de la moda en cada etapa.
La diversidad de formas y
materiales es muy amplia y va desde
sombreros de rafia de líneas sencillas hasta encajes bordados con pedrerías,
pasando por un verdadero muestrario de encajes en hilos de oro o plata. En algunos
casos, los encontramos bordados con flores
o con elementos alégoricos al Nuevo Testamento. En ellos, la carga
floral es variable, si los inicios del siglo XVIII era más equilibrados, el
final de este período y durante el siglo XIX, el exorno vegetal invade las
copas de los sombreros llegando a formar volúmenes exuberantes. Esta moda continúa
hasta bien entrado el siglo XX, siendo a mediados de éste cuando las formas se
depuran y el sombrero se libera de flores, limitándose en ocasiones a circundar
la copa.
Sea como fuere, la tradición de
tocar la cabeza se ha convertido en un arte en Cantillana, donde la sensiblidad
hacia él se transforma en maestría expresada en todos los
sombreros que coronan a nuestra Pastora con una gracia y elegancia sin par. El
sombrero la corona; el sombrero la convierte en pastora; el sombrero cubre su
cara dejando ver la ternura de su rostro misterioso, el más bello de
Cantillana. Como dice una sevillana: “sí con sombrero eres guapa, sin sombrero
eres más bella…” a tu pueblo pastoreño nos da igual, es tan grande tu belleza y
transmite tanta ternura, que con sombrero o sin él, tu rostro irradia una paz
tan inmensa como recíproco es el amor que recibes de tu pueblo pastoreño.
Jesús Morejón Pazos
Regreso de la Huida a Egipto. Real Colegiata de San Sebastían de Antequera (Málaga) |
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