Nombre: Divino Pastorcito
Fecha: último cuarto del siglo XVII.
Autor: Anónimo, escuela sevillana.
Materiales: Talla en madera de cedro policromada.
Propiedad/ubicación: Pontificia y Real Hermandad de la
Divina Pastora. Se venera en el camarín de la Virgen. Iglesia Parroquial de
Cantillana.
Otros datos:
Esta obra de notable calidad artística armoniza a la
perfección con la Imagen de la Virgen, representa al Niño Jesús en actitud
triunfante y se incorpora al grupo escultórico de la Divina Pastora en el siglo
XIX. En un principio fue de propiedad particular de la familia Artal, cediéndolo
a la Hermandad para los cultos, procesiones y otras ocasiones hasta que
definitivamente pasó a venerarse siempre junto a la Virgen. La donación a
Hermandad se produce en la década de 1990 por Magdalena Artal Palomo, sus
descendientes ostentan el cargo vitalicio de camareras de la Imagen.
En origen tenía una peana de madera tallada y dorada que en
1978 fue sustituida por la actual peña de madera para así lograr una mayor
integración en el conjunto de la Virgen. Se atavia desde el siglo XIX como
Pastor acompañando a la Divina Pastora, posee un rico ajuar de calzas bordadas
en oro de diferentes tonalidades, numerosas pellicas de piel de cordero, varios
sombreros de encajes de oro, pasadores y numerosas joyas de oro, plata y otros
metales preciosos donados por hermanos y devotos, destacando la curiosa flauta
que en el 2012 le ha regalado la escuela de tamborileros y que ha ejecutado
Lucio Rodríguez.
Tiene varios cayados de entre los cuales, destaca como pieza
excepcional dentro del ajuar del Pastorcito, el cayado de oro donado en el 2004
por el pueblo de Cantillana con el excedente de oro del cayado que el año
anterior ofrendó a la Santísima Virgen. Su diseño se inspira en un tallo de vid
en alusión a las palabras de Cristo en el evangelio: Yo soy la vid y vosotros los sarmientos (Juan 15, 1-8), rematado por una espiral de
la que cuelga un racimo y que se enrosca en un cabujón de ámbar que simboliza
la eternidad; está asimismo coronado por tres espigas entrelazadas que forman
una Cruz, símbolo y estandarte de Cristo, de manera que este símbolo de la
redención se convierte en sí en el propio báculo del Buen Pastor. Esta magnífica
obra diseñada por Luis M. López Hernández fue ejecutada por el prestigioso
joyero cordobés, Manuel Valera.
Desde el año 2000 es la Imagen del Niño Jesús que el 25 de
diciembre, se expone en Cantillana a la veneración de los fieles en devoto
besapie tras la Misa de Navidad, prolongándose hasta el atarceder.
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