El convento de capuchinos de Sevilla, cuna de la devoción pastoreña, guarda una interesantísima colección de esculturas, pinturas y otros objetos de culto con el tema iconográfico de la Madre del Buen Pastor como principal característica. La mayoría de ellos provienen de la extensa muestra que reunió el Padre Juan Bautista de Árdales, principal apóstol de la Divina Pastora en el siglo XIX, mentor del museo de la Divina Pastora que se ubicó en el mencionado convento.
El Padre Árdales tenia una estrecha amistad con el imaginero Sebastián Santos Rojas, quien realizó las ovejas de la Divina Pastora del convento y otros encargos del Padre Árdales para el museo que creó. En 1945, Santos realiza esta curiosa variante de la Divina Pastora como Inmaculada. Se trata de un busto realizado en terracota sobre peana de madera dorada en oro fino, la Virgen Inmaculada aparece con pellica y dos ovejas a los lados. Los ropajes de la Imagen aparecen dorados y estofados en oro fino con ornamentación neobarroca.
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