jueves, 14 de octubre de 2010

De hermano a hermanos: ¡valorad lo que tenemos!


En estos días, además del padre Álvaro, estamos todos de enhorabuena en nuestra queridísima hermandad, cada vez menos hermanadad.
Evidentemente no estamos hablando de un cura cualquiera, ni de “Alvarillo” como lamentablemente lo llaman algunas mentes enfermas que no ven más allá de su propia miseria. ¿Habrá algo más miserable que rechazar a Jesús Sacramentado, negándose a comulgar por el hecho de que sea un determinado sacerdote el que lo administre? ¿o negarse a escuchar su palabra e incluso a privar a los fieles de besar la reliquia de un Santo, por evitar que unas determinadas manos consagradas la sostengan?

La soberbia y la prepotencia de algunos, la ignorancia y la mentira de otros y las lenguas encargadas de llevar a cabo el proceso de descalificación de una persona de esta talla, han hecho que pase de ser admirado e incluso “venerado” por todos a ser rechazado y desprestigiado por quienes anteponen otros intereses al bien de la hermandad, simplemente por la valentía y hombría de haber llamado a las cosas por su nombre.
Por suerte un inmenso número de pastoreños y pastoreñas seguimos constatando y admirando, cada día más, su ejemplar labor, su incondicional pastoreñismo, su categoría humana e intelectual, su humildad….
Debemos reconocer que su figura, por encima de todo, sólo puede aportar beneficio y reconocimiento a nuestra hermandad, que su servicio a la institución ha sido y seguirá siendo impagable, que su “apostolado pastoreño” es sólo digno de elogios y de la gratitud de todos... es de bien nacidos ¿no?
Su posición e influencia presentes y futuras no pueden sernos ajenas, hace tiempo que se viene poniendo de manifiesto y ahora, al ser nombrado por el Sr. Arzobispo, miembro de su consejo presbiteral de confianza, se vuelven a constatar, nos enorgullecen y hacen que tengamos que rendirnos, todos, antes la evidencia de sus méritos.

Desplazarlo es absurdo, no darle el lugar que le corresponde lo es más. Él nunca va a dejar de ser lo que es y Dios y nuestra Divina Pastora lo pondrán en su sitio. Entre otras muchas cosas, él está llamado a protagonizar la inevitable sucesión en la ceremonia del sombrero en Martin Rey...

¡Hermanos!: seamos inteligentes y sepamos valorarlo.

U.P.B.
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